Me gusta hacer juegos de palabras, aunque siendo más preciso creo que el término que debería utilizar sería encontrarme. Así pues, matizando la afirmación quedaría en algo así como “me gusta encontrarme con juegos de palabras” y acabar reflexionando sobre ellos luego.
Así llegué hace unos días a emparejar dos verbos muy comunes, “creer” y “crear” o “crear” y “creer”; el orden no importa, dado que sirve tanto creer en que podemos crear y también podemos crear y luego creer que se ha hecho lo correcto. Es tanta la similitud entre estos dos términos que se conjugan de igual forma en primera persona del presente (o eso CREO).
Me encontraba en esta disyuntiva, dándole vueltas y vueltas a la dichosa idea de fusionar palabras cuando encontré un nuevo término. Realmente ignoro si fue una casualidad o que el subconsciente le dio más importancia a lo sucedido, pero me pasa cuando me acuerdo de gente o cosas de las que hace tiempo que no sé nada y casualmente al par de días recibo noticias, ya se trate de simples “famosillos olvidados”, amigos desaparecidos, viejos programas de televisión o cualquier cosa que se precie. Una eternidad sin saber nada de ellos, pero basta acordarse de su existencia para volver a saber de ellos en un corto espacio de tiempo.
Esta vez fue un lapsus el que me iluminó, la intención era decir rediseñar, pero de la boca de quien me iluminó lo que salió fue el término “redisoñar”. Era el término perfecto para la idea que estaba brotando en mí, y me sorprende que el mágnifico Google solamente encuentre 13 resultados con esta palabra y aproximadamente 158.000.000 de resultados a la palabra crisis, ¡cuántas referencias a la enfermedad! ¡qué pocas referencias a la cura!. Así que invadido por una especie de demagogia oportunista pero positiva (aunque en parte dudo de su aplicabilidad inmediata) creo que lo que tenemos que hacer es redisoñar, esto es, creer que podemos crear formas de salir adelante y creer en ellas. Soñar que podemos cambiar y además llevar a cabo lo soñado.
Dicho esto creo que esta vez el mensaje que hay que sacar de mis palabras es bastante claro: ¡redisoñemos!