No te engañes, los políticos no son los únicos que engañan o
incumplen sus promesas. Tú también lo haces, de hecho te prometiste dejar de
fumar, comenzar la dieta, apuntarte al gimnasio o llevar los estudios al día y
no pudiste. Todo un clásico.
¿Y aquella vez que dijiste que no volverías a tropezar con
las mismas piedras? Prometiste también sonreír pasara lo que pasara, y por cada
defecto que encontraras en el prójimo destacar
diez virtudes. Y no, no lo hiciste. Jamás le dijiste a quienes querías
lo importante que eran y son para ti.
Tampoco pudiste alejarte de tus manías y vicios, sin ir más
lejos, seguiste mordiéndote las uñas y comiendo más dulces de la cuenta.
Tu fuerza de voluntad no era tan fuerte y volviste a coger
el teléfono y llamar a quien dijiste que no llamarías nunca más y miraste atrás
tras una despedida para ver si se arrepentía y le daba por seguirte para
quedarse a tu vera.
También dejaste cosas por hacer, como quien pide fiado en un
bar, dejaste conversaciones a medias, abrazos por dar y no pusiste todo de tu
parte para que aquel encuentro con aquel amigo tuviera lugar.
Tras aquella resaca tan terrible juraste no volver a beber,
y no pudiste, por disfrutar de una gran noche hipotecaste un despertar y en tus
adentros sabes que valió la pena no hacerte caso a ti mismo.
Llegaste a reír también de aquella absurda moda que estaba
empezando a aflorar y finalmente acabaste cayendo y evitando que ahora alguien
recuerde tus palabras.
“Estoy bien así”, “no me pasa nada”,”no necesito ayuda”
forman parte también de la lista de cosas que dijiste y no eran ciertas, jamás
las pronunciaste con convicción y quien de verdad te quería sabía que ni
estabas bien así, que te pasaba algo y que necesitabas ayuda, su ayuda.
Deseaste que todo siguiera igual, aún sabiendo que ni tú
eras el mismo, ¿acaso no es esto engañarse?
Renunciaste a algunas personas alegando que no querías saber
nada más de ella, pero sin embargo seguiste buscándola dentro de otra gente.
Otra forma de “engaño” tiene lugar casi a diario frente al
espejo, cuando como si no quisieras afrontar tu naturalidad usas maquillajes,
extensiones, cremas, ceras y hasta perfume que tape tu olor y te haga sentir
otra persona. Realmente no sé si lo haces por los demás o por ti misma.
Sin embargo el más preocupante de los fraudes viene cuando
optas por usar la palabra imposible y rehúsas intentar lograr lo que realmente
quieres.
Y así podría seguir llenando líneas de engaños que ocurren
casi a diario…
Quizás ahora el subconsciente te esté engañando y diciéndote
que escribo todo esto para defender a la clase política. No es mi intención,
ellos ya tienen medios para ser defendidos. Tampoco quiero tachar de mentiroso
al ser humano, solamente quiero demostrar que el engaño está más extendido de
lo que creemos, porque ¿cómo pretendemos que los demás no nos engañen si hasta
nosotros mismos nos engañamos y engañamos a quien queremos?