El 20 de abril un año más sigue siendo un día especial para mí, este año he seguido fiel a mi tradición y son estas las palabras que he decidido "arrejuntar". Feliz 20 de abril
Creo que uno de los errores que más veces he repetidos ha
sido el esperar que los demás actuaran como yo suponía que harían. Creyéndome
un gran estratega no puedo negar que alguna que otra vez me dije a mí mismo eso
de “primero digo yo esto, y seguro que luego él/ella dice aquello y luego yo
añado aquello y todo arreglado”. No nos engañemos, eso rara vez pasa, al
contrario que las decepciones que siempre se dejan ver en situaciones así. Pasó
así aquella vez que te dije aquello para que hicieras tal cosa, o cuando no
hiciste lo que yo hubiera hecho en tu más que hipotético lugar, o bien aquel
día que…
Un simple hecho hipotecó nuestra amistad, un simple segundo
pudo enturbiar tantos buenos momentos o incluso cambiar las impresiones que
teníamos el uno del otro. Yo, máquina de excusas más bien poco hice por
arreglar las cosas, lo dejé en manos del tiempo, sin saber que el tiempo más
que médico es curandero.
El caso es que hoy es 20 de abril de 2013, y recordando a
Celtas Cortos (una vez más), me acuerdo de ti; para ser sinceros no lo hago
solamente hoy puesto que pienso en ti más de lo que tú piensas y no sé si más
de lo que debiera. Quizás tú ya te hayas olvidado de mí, mientras yo sigo
anclado en el pasado, pero entiéndelo, es de ahí de donde vengo, donde se halla
mi única certeza.
Una vez dicho esto, déjame romper el hielo y contarte un
poco de mi vida para ver si así te animas tú y te abres como hacías antaño.
Tengo noticias de mí que te alegraría conocer, o solían alegrarte, noticias que
guardo junto a preguntas que quiero hacerte. Debes saber también que sigo teniendo presente la lista
de promesas que en su día hicimos. De resto, sigo igual, sin saber hacer el
pino o escupir y con mi manía de hablar más de la cuenta, aunque también sigo
callando a ratos.
No recuerdo bien si siempre lo fui pero el caso es que
ahora, cual pluriempleado soy valiente y cobarde a tiempo parcial. Y quizás sea
mi lado cobarde el que me hace no preguntarte qué pasó entre nosotros, si nos
regamos tan poco y nos secamos o si tanta agua ahogó nuestra relación.
Me voy despidiendo ya con un último mensaje. Supongo que
habrás cambiado y tratarás de asumirlo a momentos y de esconderlo otras tantas
veces y ya que sé que al menos me lees voy a confesar que no solo te pasa a ti.
Por favor que el cambio no te acompleje porque en él vivimos, y no me hagas
ponerme de pesado y repetirte aquello de Heráclito y Parménides que tanto me
gustaba, porque vas a descubrir que hay cosas en mí que no cambian