viernes, 25 de septiembre de 2015

Rojo

He de reconocer que estoy rebelde, reivindicativo, revolucionario, radical y quizás alguna que otra palabra que empiece por r, por r de rojo. Y no, los tiros no van por temas políticos, nada más lejos de la realidad. Además, esta reflexión sí es apta para daltónicos.

El caso es que por algún extraño convenio siento que hemos decidido otorgarle al rojo el valor de lo malo, quizás por ser el color de la sangre, es decir, el color de la vida.

Azul son los príncipes ideales, el amor de aquel cantante, Christian Castro (si mi memoria no me falla). Azul fue el verano de El Piraña y sus amigos, pero ¿Y por qué no un verano rojo?

Una marca de cerveza te pide que pienses en verde mientras tu alcalde sueña con que tu municipio sea más de este color. Y el poeta García Lorca verde que te quería verde. Pues yo quizás te quiera roja, roja de no poder parar de reír, roja de estar exhausta, roja avergonzada, sonrojada porque te sorprendieron en tu nube, nuestra nube pensando en nosotros. Roja que te quiero roja.

Podrías pensar ahora que peor parado sale el color negro, pero no, si quieres haz la prueba, acude a tu bar más cercano y pide un güisqui etiqueta roja y otro etiqueta negra, pide la cuenta y niégame que el rojo sea peor.

El caso es que rojos son los números que no quieres ver en tu cuenta bancaria, los semáforos que te frenan, las señales de Stop que no ves o la tarjeta que aquel árbitro mostró y estropeó aquel partido.Rojo es también el color con el que aquel profesor corregía tus errores.

Mejor suerte corrieron los domingos y los días festivos, siempre coloreados en rojo en el calendario, recordándote que es fiesta. A veces hasta te recuerda de qué color debes vestir tu ropa interior.

Soñabas, y quizás aún sueñes con un Ferrari rojo con el que hacer el viaje de tu vida, en el que tal vez acabes llegando a Londres, con sus rojas guaguas y sus rojos buzones, buzones que tal vez sean contenedores de las más bellas historias de amor, o de las más dolorosas facturas de la luz. Y hablando de luces, los burdeles también se han adueñado de este color para avisarnos de su presencia.

Pues bien, todo eso no dejan de ser meros simbolismos. Cierto es que la vida está llena de símbolos y que estos nacen de una cosa que cada vez escasea más, el consenso. Pero no, yo hoy hablo del rojo natural que convive con nosotros sin ser juzgado, O esperando a que TÚ le des sentido. Ya entenderás de lo que hablo.

Rojo era el carmín que adornaba aquellos labios que anhelabas, o el creyón con el que de pequeño dibujabas las bocas, y donde digo creyón también puede ser aquella cera Plastidecor o aquel rotulador Carioca.

Roja puede ser aquella flor, que a falta de margaritas usaste para ver si te quería o no, y todo porque no te atreviste a preguntárselo a la cara, o porque no le creíste. Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere...

No puedo olvidarme de las fresas, esas que formaron aquel inolvidable batido que una vez pediste, o aquellas que acompañaste con nata, o con un poco de imaginación, tú sabrás. O aquella mancha de ketchup que cayó sobre tu camisa mientras devorabas aquel perrito que compensaba tanto alcohol y tanta fiesta.

Aquel arañazo que te hiciste se hizo rojo, apenas te dolió y hasta dirías que volverías a sufrirlo por vivir lo que viviste. En mi mente ahora mismo está aquella vez que jugando a fútbol me tiré como si no hubiera un mañana a por un balón y me llevé un enorme raspón de recuerdo, si en tu mente está aquel arañazo en la espalda en aquel momento de pasión no te preocupes, no tienes que esconderlo, de hecho el rojo puede ser el color de la pasión, de este tipo de pasión y de toda la que te imagines.

Los días de playa o de excursión suelen terminar con tu cara de este color, para la próxima no olvides la crema. Hazme caso.

Antes comentaba que también hay cosas rojas que no han sufrido campañas de descrédito, sino que quedan en manos del azar. Por ejemplo, las casillas rojas de un casino pueden ser para ti las más bonitas si te traen la gloria o las más horrorosas jamás presenciadas si lo que traen es un disgusto.

Igualmente, rojo puede ser aquel lado que elegiste en un pico-pico* y creíste cambiaría para siempre tu suerte. Nunca se sabe.


*Para mí siempre fue un pico pico, pero para Google, esto es un comecocos de papel, la Fuente de la foto la tienen en la propia foto.

Y aquí lo dejo ya, no quiero que esta entrada se ponga al rojo vivo, prefiero que recuerdes que hay más allá del blanco y el negro.



Pd: quería hacer alusión a los ojos rojos, ya sea por el flash de la cámara de fotos, por no dormir, por llorar o por haber fumado, pero quizás mi "tesis" hubiera cojeado con semejante ejemplo. También obvié hacer referencias deportivas pero podría haberlo hecho.