miércoles, 30 de mayo de 2018

El Mar

Primer acto:

Hace más de diez años pude escuchar cómo uno de los escritores canarios contemporáneos más importantes razonaba sobre la idiosincrasia canaria y formulaba una sentencia reveladora, de esas que de vez en cuando llegan a mi cabeza y hasta el momento no he querido compartir con nadie, como quien esconde una vieja receta familiar y no quiere regalarla. A veces los mensajes más reveladores vienen vestidos en frases cortas y simples, sin adornos que minoren su intensidad, y ese fue el caso. La reflexión en cuestión, decía algo así como que el gran dilema isleño, y canario en general, es si el mar nos une o nos separa; y había que buscar solución a esta pregunta lo antes posible.

Hace unos meses, volví a encontrarme con el escritor en cuestión, y al recordarle su pregunta le pedí que me actualizara sus descubrimientos en el camino hacia la resolución del misterio, el misterio canario. Desafortunadamente, poco había podido avanzar en su tesis.


Segundo acto:

Hace cuatro meses y con algún año de retraso, llega a mis manos el libro "Hurgando en la caja negra" (Frida Ediciones) del también canario Pedro Guerra y en su página 73 me encuentro con otra reflexión que consigue su objetivo, hacerme reflexionar:

El mar es un destino,
para quien es de tierra adentro.
Para el que nace en una isla,
el mar es un comienzo.

Tercer acto:

Hace menos meses, y a miles de kilometros de casa, se cruza mi camino con el de un señor de edad media (¿o se dice mediana edad?) que al indicarle mi origen canario, y tras reconocer no haber estado nunca en estas afortunadas islas me regala un "no me gusta Canarias, mucho mar para mí, yo soy más de tierra adentro y paisajes". Fue ahí cuando decidí que este 30 de mayo, mi entrada hablaría del mar.

Tranquilos, no decidí hacer uso de mi carácter a veces reactivo, y quizás por causa de mi edad o por optimizar fuerzas decidí no responderle en el momento y desearle suerte. 

Sobre su frase, y antes de comenzar mi reflexión sobre el significado del mar, solamente puedo responderle por aquí con dos preguntas:

- ¿Ser la Comunidad Autónoma con más Parques Nacionales (4 de 15) y tener reservas de la biosfera en todas las islas es ser solo mar?

- ¿Acaso el mar no supone un bello paisaje en sí mismo? ¿Es que no hay belleza en ver las olas romper en los acantilados que habitan nuestras islas? ¿Y en la paz con la que llega el mar a paradisiacas y extensas playas majoreras?

Acto final: El/La Mar

Esta vez, no quiero detenerme en hablar de nuestras singularidades, me reservo el alisio, el seseo, nuestro acento, el mar de nubes y la hospitalidad como comodín para próximos años. Quiero celebrar el Día de Canarias, homenajeando al mar (o la mar, para poetas y marinos) por estar de una forma u otra en la vida de todos los canarios. En tiempos en los que quizás urja escribir un relato común, el mar es el único elemento que me atrevo a decir que esté presente en todos y cada uno de quienes hacemos esta tierra tan diversa.

El mar, es tan especial, que puede ser masculino y femenino a la vez, que nos regala horizontes cambiantes con islas que aparecen y desaparecen o incluso instrumentos y su música en forma de bucio, porque no sólo de timples y chácaras vive el canario.

Mientras algunos luchan por crear fronteras, con líneas imaginarias y tal vez aleatorias, a nosotros nos ha llegado el mar y nos ha fijado hasta dónde llega cada territorio. Porque sí, muchas de las grandes respuestas isleñas han sido dadas por el mar. Y si no, que se lo pregunten a quienes hace ya unas décadas subieron a un barco con el único equipaje de la incertidumbre y la ilusión, en busca de un destino mejor, un destino emigrante.


En nuestro mar, tan grande que es océano, desde Orchilla hasta Alegranza, se bañan cetáceos, sebadales o incluso tortugas que no quieren conocer otro lugar para estar ya. También esconde tesoros, en forma de manjares, pero quienes me conocen saben que la gastronomía marina no es precisamente mi especialidad. ¡Incluso dicen que hay petróleo! Y un ministro paisano, así lo quiso comprobar, sin caer quizás en que el auténtico petróleo no está ahí.

En tiempos de banderas, de juntar colores, de inventar identidades, llega el mar y junto al cielo y la arena forma la nuestra. ¡Si es que no hace falta complicarse tanto! 

Salitre y olas, paseos por la orilla, un atardecer con el día que termina, anhelos de regresos y aires de despedida. ¿Quién no monta el más bello paisaje, la más rica receta, el más bello poema con esos ingredientes?


Y por encima de todo, saber que eres la cura, para todos los males. Ya lo dice el dicho:

Para todo mal, el mar.
Para todo bien, también.


¡Feliz Día de Canarias a todos!



La patria es una peña,
la patria es una roca,
la patria es una fuente,
la patria es una senda y una choza.

Mi patria no es el mundo;
mi patria no es Europa;
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra.

A veces por el mundo
con mi dolor a solas
recuerdo de mi patria
las rosadas, espléndidas auroras.

A veces con delicia
mi corazón evoca,
mi almendro de la infancia,
de mi patria las peñas y las rocas.

Y olvido muchas veces
del mundo las zozobras,
pensando de las islas
en los montes, las playas y las olas.

A mí no me entusiasman
ridículas utópias,
ni hazañas infecundas
de la razón afrenta, y de la Historia.

Ni en los Estados pienso
que duran breves horas,
cual duran en la vida
de los mortales las mezquinas obras.

A mí no me conmueven
inútiles memorias,
de pueblos que pasaron
en épocas sangrientas y remotas.

La sangre de mis venas,
a mí no se me importa
que venga del Egipto
o de la razas célticas y godas.

Mi espíritu es isleño
como las patrias rocas,
y vivirá cual ellas
hasta que el mar inunde aquellas costas.

La patria es una fuente,
la patria es una roca,
la patria es una cumbre,
la patria es una senda y una choza.

La patria es el espíritu,
la patria es la memoria,
la patria es una cuna,
la patria es una ermita y una fosa.

Mi espíritu es isleño
como las patrias costas,
donde la mar se estrella
en espumas rompiéndose y en notas.

Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.

Nicolás Estévanez