jueves, 31 de enero de 2019

Romper

Hace unas semanas, me contaban que en la cultura japonesa la palabra “romper” tiene muchas connotaciones negativas, y que por ello, los nipones suelen preferir el uso de la palabra “abrir”.

Sinceramente, no he hecho el más mínimo esfuerzo por confirmar que eso sea cierto, en parte por pereza y también por miedo a que no fuera cierto y me quedara sin reflexión. No olvidemos eso de “no dejes que la verdad te estropee un buen titular”. 

Desde que oí la reflexión, supe que ahí había una entrada en potencia en este cada vez más abandonado blog. No supe ni cómo, ni cuándo, pero no podía (ni puedo) guardarme para mí solo tal reflexión.

De esta forma, los habitantes del país del sol naciente, me han hecho pensar que ciertamente es lo mismo romper prejuicios que abrir la mente, abrir la boca casi siempre es romper con el silencio y romper muros es abrirse a la libertad.

Porque sí, como casi todo en la vida, muchas cosas dependen del prisma con el que miremos, o de los matices con que nos lo cuentan. Así hay quien sufre con una ruptura amorosa, y quién ve una apertura al mundo, cuando el amor termina.

Pero ahí no terminó mi reflexión, porque seguí dándole vueltas al asunto (algo no tan rato en mí) y me puse a pensar si por consiguiente, cerrar se puede cambiar por arreglar. Y sí, a veces hay que cerrar la puerta, para que todo se arregle, cerrar la boca para que vuelva el silencio. Tal es la historia, que encerramos en cárceles a quien se ha portado mal, para que se recomponga, o él o la sociedad (y no siempre funciona).

Todo esto me recuerda a un simulacro de maestro que tuve que de vez en cuando me recordaba que todo "pero" se puede cambiar por un "y". 

Jamás le hice caso, así que con permiso de los japoneses, es muy probable que siga usando el verbo romper. Siempre me gustó romper con todo.