Me preguntan por mi blog y respondo que lo tengo descuidado, tanto que le han salido telarañas, a la vez que me reconozco a mí mismo que hay cierta belleza en los lugares abandonados, o al menos en los poco transitados.
Hay telarañas, pero no se ven arañas cerca. ¡Qué más quisiera yo que hubiera vida en él! Porque el único resto de vida que hay son unas huellas de zapato del 41 y la marca de algo que parece un tacón. He sido afortunado y he mantenido alejadas a ratas y cucarachas, o al menos no hay heces de roedores ni negros cadáveres a la vista.
Hay polvo, mucho polvo, demasiado polvo, escondido y sin esconder. Tanto que da para escribir palabras, frases, tu nombre o según tu nivel de madurez alguna figura fálica.
Todavía llega la luz, lo hace colándose, pero llega. Y está bien que así sea, porque no hay sombra sin luz, y a veces parece que lo que no se ve, no es. Y de momento, este blog sigue siendo. Tampoco hay ruido, ni eco, aunque con suerte, los días de tiempo sur se oye al viento soplar.
Junto a aquello que compré con intención de no usar nunca,hay ropa en cajas, alguna desnudez fortuita y miedos caricaturizados. Mas la ropa ya no me vale, no solo por cambio de tallaje, sino porque quizás ya no sea el que antaño fui. Quizás te valga como disfraz o como trapo y ese no sea su lugar. Porque también hay disfraces, esperando su momento, igual que una sombrilla de playa que respira aliviada porque pasó ya el invierno.
Con suerte, alguna etiqueta ayudará a encontrar eso que buscas, pero aun así, reina el desorden. Y gracias a eso, todavía quedan restos de eso que en su momento fue importante y ahora no es nada, restos que luchan por no ser vistos la próxima vez que toque hacer limpia como muestra de que definitivamente, no todo es para siempre.
Una bicicleta con las ruedas en el suelo, secretos y algo que no debiera estar, pero está, completan este paisaje.Hay cuadros sin firmar y palabras escritas que ya no volverán a ser leídas, condenadas al olvido hasta que como en Jumanji, la curiosidad de la adolescencia eviten su fin.
Hay recuerdos como razón de ser, y ahora estás tú. Perdona el desorden, pero tienes permiso para rebuscar.