lunes, 31 de mayo de 2021

Mejor

 Un joven se sube a una patera.


Dos políticos, de ideología opuesta debaten sobre su modelo de país.

Un matrimonio que firma su primera hipoteca.

Una mujer entrega una carta de renuncia en su puesto de trabajo.

Un niño, ya no tan niño, elige carrera para estudiar.

Una pareja que deja de serlo y se despide tal vez para siempre.

Una señora que, como todos los jueves, confía en los mismos números para la Primitiva.

La joven, que se despide de su coche heredado para recibir uno más nuevo.

Todas, todos, buscamos lo mejor. Lástima que todavía no hayamos sabido definir qué es lo mejor.


martes, 20 de abril de 2021

20 de abril (suma y sigue)

 20 de abril de 2021

Cuéntame, ¿cómo estás?. Y no, no es un cómo estás de compromiso, de esos que nacen sin esperar respuesta. Es una pregunta sincera, cuéntame. 

Debo decirte que aunque hace tiempo que dejaste de doler, y aunque ya asumí que hay planes que nacieron para nunca cumplirse, de vez en cuando te recuerdo. Y si te sirve de consuelo, al final siempre queda un dulce regusto. Por ello, no me queda más que ser agradecido contigo.

Nos hacemos mayores, y seguro que nos hemos convertido en todo aquello que dijimos que nunca seríamos. Solo pido que el brillo de tus ojos nunca cambie, que nadie te haya expoliado tu alegría. 

Pero cuéntame, qué es de ti. ¿Has podido mantener tu fidelidad hacia el yo que hace tiempo conocí? ¿Los pájaros de tu cabeza que te hacían tan tú han logrado escapar? 

No sé si a tu vida ha llegado alguna cigüeña cargada, si tus noches ahora suenan a llantos y no a aquellas canciones que bailábamos de aquella manera. Si es así, espero que algún día le cuentes a tus herederos que hubo un tiempo en que soñabas con los ojos abiertos un futuro mejor a este presente, y a tu lado estaba yo.

Por mi parte, todo sigue bien, llego tarde a casi todo, pero sigo en pie.

Seguro ya no sabes dónde encontrarme, es algo que ni yo mismo sé, así que no me enfadaré si no respondes. 





miércoles, 31 de marzo de 2021

¿Qué nos está pasando?

 Por edad, o quizás por otros motivos, debería ser de la generación paperless. Pero no, no lo soy, no sé si es el olor, mi memoria fotográfica para recordar por qué página voy o simplemente que tener algo tangible me da la sensación de no olvidar nunca el libro en cuestión. No lo sé.


Algo parecido me pasa con los discos de música. Me gusta comprarlos, para luego digitalizarlos y escucharlos desde mi teléfono. Con suerte, el disco más afortunado sonará en el coche, pero cada vez menos, al fin y al cabo sigo viéndole la gracia a la incertidumbre de escuchar radios musicales. Tal es este sucedáneo de TOC que he llegado a comprar vinilos sin saber si el viejo tocadiscos de casa funcionaba (como era de esperar, no, no funcionaba).


Sin embargo, esta manía mía no me impide ver las ventajas de los juegos soportes. Al fin y al cabo, gracias a ellos he podido hacer nuevos descubrimientos culturales o saciar la sed de alguna canción concreta.


Y sí, todo esto lo cuento para justificar que a mí haya llegado una vieja canción, una de esas que si todavía no ha pasado a los anales de la historia, no creo que lo haga. Con todos los respetos a sus autores.





¿Qué me está pasando? ¿Qué nos está pasando?


Que con cualquier cosa nos conformamos y aceptamos un mensaje antes que una llamada, que entregamos 5 días a la semana a no sé quién para poder tener dos para nosotros. Que seguimos haciendo caso a nuestro orgullo antes que a nuestro corazón, o cabeza. Seguimos usando el plural solo para culpar y conjugamos solo la primera persona del singular para vivir.


Y sí, creo que lo que me pasa es que me hago mayor, ya lo he comentado antes.

domingo, 21 de febrero de 2021

Domingo de piñata


Tú ibas vestida igual que tus amigas, yo, a saber de qué. Me lo preguntaste y yo traté de explicarte. No sé si lo conseguí. Nada nuevo, hay cosas que nunca te pude explicar.

Antes, sin darme cuenta te había estado buscando, siempre alerta. Y apareciste, cuando yo buscaba hielo, haciendo que de repente cualquier búsqueda que no llevara a tu saludo dejara de tener sentido.

Yo, lo suficientemente borracho como para sentir vergüenza al día siguiente, tú lo suficientemente sobria como para poder recordar lo hablado. 

No recuerdo qué canción sonaba, solo que hablamos del pasado, te conté de las veces que pensé en ti, y deseé, como deseo, que alguien te haya dado todo el amor que mereces y que yo no llegué a tiempo a darte. Seguiste sin entender mi disfraz, pero las heridas se disfrazaron de cicatrices por un momento, y no por la magia del alcohol.

Luego marchaste, prometiendo dar señales de vida, y de repente, por cada metro, se hizo un muro. 

Buscando tu llamada perdida, acabé encontrando un mensaje tuyo "me alegro de haberte visto, ya estoy en casa" y yo supe que quizás no fuera allí donde querías estar.

Y a ese día, quizás quieras llamarlo "algún día", yo prefiero llamarlo, "el carnaval que nunca fue".

domingo, 31 de enero de 2021

Ruido

 Me hago mayor. Podría notarse en las arrugas, en mi deplorable estado físico o en el indicador que desees, y probablemente estés en lo cierto. Sin embargo, creo que lo que más denota esta vejez quizás precoz es mi obsesión por el silencio. 

He decidido votar a quien me asegure en su programa electoral que perseguirá y sancionará a quienes insolidariamente deciden compartir su música con quien no lo hemos pedido, ya sea en la calle, en el transporte público o en la playa. Y sí, se me hace raro hablar de insolidaridad y hablar de compartir en la misma frase. 

Puede que en algún momento lo hiciera, principalmente en aquellos años y aquellas edades en las que llamar la atención era casi una prioridad, pero tampoco soporto a quienes ríen en voz alta, con su respectiva palmada cualquier tontería, solo por el mero hecho de hacerse notar.

“Son jóvenes, por mucho que se lo expliques, no lo van a entender” dice un señor a su señora mientras unos jóvenes recrean la escena mencionada en el párrafo anterior. Y yo, asiento para mis adentros, confirmando que me hago mayor. Luego marchan, y yo respiro aliviado, como cuando alguien apaga el extractor de la cocina, mientras me digo que el placer está en pequeñas cosas, y el silencio es una de ellas cuando es elegido.

No sé si ya lo he escrito anteriormente, diría que sí, pero en su momento aprendí en clase de Música que un tal John Cage había descubierto que el silencio absoluto no existe, y quizás por eso a veces me dé por pensar que la felicidad absoluta tampoco existe.