20 de abril de 2021
Cuéntame, ¿cómo estás?. Y no, no es un cómo estás de compromiso, de esos que nacen sin esperar respuesta. Es una pregunta sincera, cuéntame.
Debo decirte que aunque hace tiempo que dejaste de doler, y aunque ya asumí que hay planes que nacieron para nunca cumplirse, de vez en cuando te recuerdo. Y si te sirve de consuelo, al final siempre queda un dulce regusto. Por ello, no me queda más que ser agradecido contigo.
Nos hacemos mayores, y seguro que nos hemos convertido en todo aquello que dijimos que nunca seríamos. Solo pido que el brillo de tus ojos nunca cambie, que nadie te haya expoliado tu alegría.
Pero cuéntame, qué es de ti. ¿Has podido mantener tu fidelidad hacia el yo que hace tiempo conocí? ¿Los pájaros de tu cabeza que te hacían tan tú han logrado escapar?
No sé si a tu vida ha llegado alguna cigüeña cargada, si tus noches ahora suenan a llantos y no a aquellas canciones que bailábamos de aquella manera. Si es así, espero que algún día le cuentes a tus herederos que hubo un tiempo en que soñabas con los ojos abiertos un futuro mejor a este presente, y a tu lado estaba yo.
Por mi parte, todo sigue bien, llego tarde a casi todo, pero sigo en pie.
Seguro ya no sabes dónde encontrarme, es algo que ni yo mismo sé, así que no me enfadaré si no respondes.