En el origen de este blog, allá por enero de 2010, a la hora de presentarme escribí que había elegido mi carrera a raíz de lo mucho que me costaba decidirme, ese problema persiste, pero tras darle muchas vueltas por fin me he decidido a manifestarlo públicamente.
No soy médico ni nada parecido, así que no sé bien cómo se redacta un informe médico, aunque supongo que habrá que empezar hablando de los síntomas:
El caso es que si en un bar pido un Aquarius y me preguntan ¿naranja o limón? Acabo diciendo eso de “el que tú quieras”, por una parte es entendible esa respuesta, pero igual respuesta se ha llevado más de una vez mi peluquero. Por otra parte, jamás tuve un mejor amigo por no tener que mojarme, carezco también de color favorito, comida preferida o cualquiera de esas cosas, salvo número de la “suerte”, que fue él el que me eligió a mí.
Tampoco tengo libro favorito, ni actor, ni actriz… de hecho por no tener no tengo ni prototipo de mujer ideal, ni idea alguna de donde vivir dentro de unos años ¿Chalet? ¿Piso? ¿Ático? ¿Casa con jardín en medio de la nada? También he tenido que explicar en más de una ocasión que no soy ni del Barcelona ni del Real Madrid.
Y en lo que a mis finanzas respecta, todavía no sé cuánto tengo que ahorrar para comprarme mi primer coche, ¿Será un deportivo? ¿Un todoterreno quizás? ¿O un coche familiar? No lo sé.
Además no sé qué prefiero si los retos fáciles o los complicados, pero me consuela ver como hay mucha gente en mi misma situación, aunque por otra parte también pienso que hay gente que tiene como afición principal quejarse, bien sea por tener que afrontar una situación compleja o porque todo es demasiado fácil.
Otra situación tensa tiene lugar cuando quiero quedar con alguien, así surgen mil preguntas ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué hacemos? … En este caso, la mejor solución es optar por la improvisación como alternativa, aunque conociéndome a la más mínima acabo dejando el bastón de mando a la otra persona.
Este problema también tiene repercusiones en mi apariencia física, más allá de los “mañana empiezo en serio con el gimnasio” o los "¿me afeito?" , a veces quiero asumir mis entradas en la cabeza y raparme, y por el contrario, otras veces me gustaría dejarme el pelo largo.
Sin embargo, en los próximos dos meses creo que llegaré al cenit de mi problema, al tener que afrontar las segundas elecciones de este año. Volverán los mismos discursos, las mismas promesas, y yo, sin una ideología clara. No sé si sobreviviré o acabaré optando por fugarme a una cueva y acabar totalmente incomunicado.
Y ahora surge la pregunta, ¿A qué se debe esta entrada tan atípica? No lo sé, para variar, no pretendo ni dar pena ni me creo gracioso, simplemente creo es una forma más para justificar mi pereza a la hora de escribir, y es que tenía en mente escribir bastante este mes de septiembre, aprovechando todo mi tiempo libre pero mi indecisión no me ha dejado, hasta tal punto que ya no sé qué prefiero, si tener demasiado tiempo libre o andar siempre ocupado entre exámenes, trabajos, clases y demás menesteres.
Y sé que ahora debería terminar esta entrada diciendo algo asi como “no dejes que otros decidan por ti” pero es que todavía no me decido a ponerlo.
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