Se me hará muy raro tras tanto tiempo pero este año hay cosas que no
experimentaré y necesito plasmar en palabras.
No, este año no pasaré frío en La Laguna esperando a la
gente para coger el tranvía. Tranvía que sin haber bebido se convierte en doble
y se llena de surrealismo. No tendré que reírme a escondidas de otros disfraces
mientras gente con peluca trata de animar la noche con alguna canción.
Este año habrá frases que no saldrán de mi boca como esa de “estos
carnavales no quiero gastarme ni un euro en disfraces”. Igual que no tendré que
explicar mis disfraces a quien no los entiende. Y es que este año no tendré que
tirar de improvisación, no habrá por lo tanto disfraz de socorrista, ni de
médico amante, ni de pastora, ni tampoco habrá jaima en medio de la plaza.
Mucho menos habrá disfraz de King África o aquel simulacro de disfraz de
bohemio. Tampoco se me verá de profesor de Educación Física ni todo vestido de
negro diciendo que voy disfrazado del futuro (cada vez que lo pienso se me
erizan los pelos y me creo pitoniso).
Tampoco habrá encuentros fortuitos, por lo que tampoco
tendré que entablar conversaciones con gente que supuestamente me caía mal.
Este año no sacaré mi móvil para intentar contactar contigo, igual que tampoco
haré amigos al ir a orinar. Ningún canarión me reconocerá tampoco que sus
carnavales no son nada al lado de los de Tenerife.
No tendré el dilema de si bajar a las carrozas a ver a
viejos amigos o quedarme en La Weyler donde estoy más que bien mientras de
fondo suena eso de “no hay que llorar que la vida es un carnaval” en la voz de
Celia Cruz o quizás el “Sigan Bailando” de La Billos.
No habrá que turnarse para pedir hielo, ni discusiones por
cuántas botellas comprar, ni cálculos en medio de la calle para saldar las
deudas del botellón.
Aunque no lo creas este año no tendré esa extraña ansiedad
al saber que voy sin DNI.
Alégrate, este año no pasarás vergüenza al verme cantar
alguna burrada a la gente que baja del tranvía, ni tendrás que esperar a que me
coloque las llaves en el zapato. Llave que duele pero no molesta si estoy
contigo. Tampoco tendrás que interrumpirme para que deje a medias alguna
conversación. Muy a mi pesar no
pronunciaré tampoco eso de “me alegro de verte, a ver si quedamos”.
Tampoco te pondré a parir al saber que es Lunes de Carnaval
y tú estás en Santa Cruz, pero no de Tenerife sino de La Palma disfrutando de
Los Indianos.
Puedes estar tranquilo, este año no mendigaré ningún euro
para volver a casa y tampoco habrá llamadas al día siguiente para hacer
feedback sobre la noche, no seré yo la caja negra este año. Tampoco podrás
decirme eso de “ibas bonito anoche” igual que yo tampoco te lo diré. No seré
etiquetado en extrañas fotos en redes sociales lo cual por una parte me alegra.
Este año no estará ese deseo de cruzarme contigo, bueno
quizás sí, pero este año no me busques porque no me verás.
Feliz Carnaval a todos.