miércoles, 23 de abril de 2014

Palabras en la pared

Todas los días (laborables), camino del trabajo me encuentro con esta pintada en la pared:



 Reconozco que la primera vez que la vi la leí y seguí de largo, sin tan siquiera tratar de responder a lo que la pared me preguntaba. En otra ocasión comencé a delirar al creer que era la palabra 'andamios' la que aparecía escrita. Se me ocurrió que  "Andamios Pensando" y "Cómo Andamios" eran buenos nombres para una empresa de andamios, de hecho, no me extrañaría que ya existieran, y si no, cedo gratuitamente el uso de mis propuestas para un ejercicio de naming.

Por norma general seguí de largo, sin darle importancia a lo leído, camino de la oficina, inundado en la rutina. Incluso otras veces, como es normal, pasé al lado de la pared sin darme cuenta de la presencia de la pintada en cuestión.

Pero creo que ya es hora de que alguien responda a esta pared, de hecho, espero que ya alguien le haya respondido y no sea yo el primero en reflexionar al respecto.

Querida pared:
Tú,que mañana tras mañana me has visto camino de la oficina, tú que has visto borrachos apoyados en ti, gente orinarte, pintarte o pegarte carteles, o incluso vomitar en ti y no te has quejado y te has mantenido inmóvil, ¿Realmente me preguntas en qué andamos pensando?. Déjame que te responda.

Pensamos en todo y en nada, me explico, pensamos en todo tipo de cosas imaginarias y virtuales y a la vez en nada real. Lo deberías saber bien ya.

¿Recuerdas aquel hombre trajeado que pasó haces unos días por delante tuya? Pues pensaba en facturas, en cómo camelar a un poderoso cliente y en si su corbata iría a juego con la camisa tal vez.
Por su parte, aquella señora del bolso y generoso escote pensaba en cuántas horas haciendo cosas que no quería tendría que hacer para poder volver a casa.
Aquel joven tan normal por su parte pensaba en cómo seguir adelante con aquella mentira en la que anda metido y si realmente le compensa.
Aquellos jóvenes más normales aún que iban en grupo pensaban en qué sustancia usar para abstraerse, en si habría triunfo aquella noche y en fútbol.
Por tu lado pasó también una mujer pensando en la lista de la compra.
Otro niño pensaba mientras tanto en juguetes, y en regalos.
En llegar a fin de mes pensaba también una señora.

Dicen también que a tu lado pasó un enfermo terminal, yo no lo vi pero iba pensando en el tiempo que le quedaba de vida, arrepintiéndose tal vez de todo lo que hizo, o peor aún, lamentando todo lo que no llevó a cabo. Sin embargo, no deberías sentir pena por este último señor sino por todos los demás, y es que fue la única persona realmente consciente de las reglas de este juego que llaman vida.

Sin más me despido, deseándote que más personas te respondan, y recordando que nada es eterno, y quizás en poco tiempo una capa de pintura te tape y borre las palabras que portas.


PD: puede que ahora te estés preguntando en qué ando pensando yo, pero eso puede que te lo responda más adelante.

domingo, 20 de abril de 2014

20/4/14

Otra vez me toca enfrentar el 20 de abril. Frente a mis recuerdos y el ordenador, como ya es costumbre trato de escribir mi particular homenaje a la mítica canción de los Celtas Cortos. A veces pienso que ya he escrito demasiado en esta fecha y que hacerlo por enésima vez no es más que repetirme, en cambio, en otras ocasiones pienso que es ahora con tanto amigo lejos cuando más sentido tiene hacerle un guiño a toda esa gente con la que perdí el contacto o de la que me alejé (en sentido literal o figurado).

Claro que es duro ver como quienes compartieron grandes años/momentos contigo ahora son meros desconocidos, no saber siquiera como están, enterarte por otros de que esa persona vive ahora a decenas de miles de kilómetros de ti.... ¿A quién no le ha pasado? Esa chica que se moría por ti, quizás ahora agache la cabeza al ver a alguien como tú, aquella amistad de la que pensaste "nada puede separamos" se separó por eso mismo, por nada.

A mi edad ya estoy casi acostumbrado a las despedidas, a ver a amigos emigrar, a que haya cafés o cañas que no llegan nunca y a sentirme que el camino que recorro no tiene los mismos compañeros que en su momento lo recorrían conmigo. Una vez dicho esto, comienzo mi peculiar sucedáneo de carta.


Querido/a amigo/a:

‘A mí también me pasa’ debería llamarse esta carta, y es que yo también me acuerdo de ti en el momento menos esperado, yo también pienso que debería llamarte (o escribirte) ,yo también me pregunto qué será de ti, y también pienso que quizás podríamos haber hecho un poco más por no convertirnos en auténticos desconocidos íntimos.

Por una vez tengo cosas que contarte, yo que siempre te dije que mi vida no era muy interesante y que no tenía novedades.  Además, por una vez tengo la suficiente paciencia y madurez como para escucharte y celebrar éxitos juntos, o para buscar la mejor solución a tus problemas. No me deja indiferente pensar que ya no compartiremos ni alegrías ni mucho menos penas, esas penas tuyas que me hacían sentir útil al rebajarlas con diálogos y alguna copa. Y es que en un momento en el que la cooperación es más que necesaria, quizás la solución a nuestros problemas esté en compartirlos.

No quiero ser duro, pero lo peor está por llegar a esta edad. De repente un día sin querer quizás te enteres de que quien fue tu amigo tiene ya tres niños, cuando tú ni pareja le conocías, y quizás pienses eso de "¿que parte de la historia me perdí?". Tal vez te enteres de lo mal que lo está pasando quien fue tu amigo, o quizás duela más saber que hay quien celebra alegrías y no te invita.

Sería de iluso pensar que yo me quedé inmóvil llorando tu ausencia, de la misma forma que yo no me atrevo a pensar que tú hiciste eso por mí, lo que no deberías pensar en ningún momento es que otra persona ocupa ahora tu lugar, básicamente porque tu lugar es solamente tuyo. Y me atrevería a decir que lo sigue siendo.

Una vez escrito todo esto, te deseo lo mejor, y en parte te agradezco el haberme inspirado a escribir esta ya tradicional carta de 20 de abril.



Toda persona, por muy irrelevante que haya sido su presencia en tu vida ha contribuido a ser la persona que hoy eres. Aún así, solamente tú puedes elegir qué tipo de persona eres.


-Daniel “El Místico”-  (Quizás lo escribió otra persona antes, pero esto se me ocurrió a mí ahora mismo)

viernes, 4 de abril de 2014

Breve reflexión improvisada de camino

Decía Machado eso de 'caminante no hay camino, se hace camino al andar'. Pero ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?

Primero nos dijeron que con estar en el camino era bastante.

Pero resultó que no era suficiente, había que estar en el camino, no valía estarse quieto.

Y ahora nos dicen que resulta que no hay camino, solamente hay movimiento.

Señor poeta, permítame que añada una coletilla a su frase... Se hace camino al andar, y hay que andar.



Sí, casi que el título fue más grande que el contenido en sí, pero tenía que ponerlo.