Otra vez me toca enfrentar el 20 de abril. Frente a mis
recuerdos y el ordenador, como ya es costumbre trato de escribir mi particular
homenaje a la mítica canción de los Celtas Cortos. A veces pienso que ya he
escrito demasiado en esta fecha y que hacerlo por enésima vez no es más que
repetirme, en cambio, en otras ocasiones pienso que es ahora con tanto amigo
lejos cuando más sentido tiene hacerle un guiño a toda esa gente con la que
perdí el contacto o de la que me alejé (en sentido literal o figurado).
Claro que es duro ver como quienes compartieron grandes años/momentos
contigo ahora son meros desconocidos, no saber siquiera como están, enterarte
por otros de que esa persona vive ahora a decenas de miles de kilómetros de ti....
¿A quién no le ha pasado? Esa chica que se moría por ti, quizás ahora agache la
cabeza al ver a alguien como tú, aquella amistad de la que
pensaste "nada puede separamos" se separó por eso mismo, por nada.
A mi edad ya estoy casi acostumbrado a las despedidas, a ver
a amigos emigrar, a que haya cafés o cañas que no llegan nunca y a sentirme que
el camino que recorro no tiene los mismos compañeros que en su momento lo
recorrían conmigo. Una vez dicho esto, comienzo mi peculiar sucedáneo de carta.
Querido/a amigo/a:
‘A mí también me pasa’ debería llamarse esta carta, y es que yo también me acuerdo de ti en el momento menos esperado, yo también pienso que debería llamarte (o escribirte) ,yo también me pregunto qué será de ti, y también pienso que quizás podríamos haber hecho un poco más por no convertirnos en auténticos desconocidos íntimos.
Por una vez tengo cosas que contarte, yo que siempre te dije que mi vida no era muy interesante y que no tenía novedades. Además, por una vez tengo la suficiente paciencia y madurez como para escucharte y celebrar éxitos juntos, o para buscar la mejor solución a tus problemas. No me deja indiferente pensar que ya no compartiremos ni alegrías ni mucho menos penas, esas penas tuyas que me hacían sentir útil al rebajarlas con diálogos y alguna copa. Y es que en un momento en el que la cooperación es más que necesaria, quizás la solución a nuestros problemas esté en compartirlos.
No quiero ser duro, pero lo peor está por llegar a esta edad. De repente un día sin querer quizás te enteres de que quien fue tu amigo tiene ya tres niños, cuando tú ni pareja le conocías, y quizás pienses eso de "¿que parte de la historia me perdí?". Tal vez te enteres de lo mal que lo está pasando quien fue tu amigo, o quizás duela más saber que hay quien celebra alegrías y no te invita.
‘A mí también me pasa’ debería llamarse esta carta, y es que yo también me acuerdo de ti en el momento menos esperado, yo también pienso que debería llamarte (o escribirte) ,yo también me pregunto qué será de ti, y también pienso que quizás podríamos haber hecho un poco más por no convertirnos en auténticos desconocidos íntimos.
Por una vez tengo cosas que contarte, yo que siempre te dije que mi vida no era muy interesante y que no tenía novedades. Además, por una vez tengo la suficiente paciencia y madurez como para escucharte y celebrar éxitos juntos, o para buscar la mejor solución a tus problemas. No me deja indiferente pensar que ya no compartiremos ni alegrías ni mucho menos penas, esas penas tuyas que me hacían sentir útil al rebajarlas con diálogos y alguna copa. Y es que en un momento en el que la cooperación es más que necesaria, quizás la solución a nuestros problemas esté en compartirlos.
No quiero ser duro, pero lo peor está por llegar a esta edad. De repente un día sin querer quizás te enteres de que quien fue tu amigo tiene ya tres niños, cuando tú ni pareja le conocías, y quizás pienses eso de "¿que parte de la historia me perdí?". Tal vez te enteres de lo mal que lo está pasando quien fue tu amigo, o quizás duela más saber que hay quien celebra alegrías y no te invita.
Sería de iluso pensar que yo me quedé inmóvil llorando tu
ausencia, de la misma forma que yo no me atrevo a pensar que tú hiciste eso por
mí, lo que no deberías pensar en ningún momento es que otra persona ocupa ahora
tu lugar, básicamente porque tu lugar es solamente tuyo. Y me atrevería a decir
que lo sigue siendo.
Una vez escrito todo esto, te deseo lo mejor, y en parte te
agradezco el haberme inspirado a escribir esta ya tradicional carta de 20 de
abril.
Toda
persona, por muy irrelevante que haya sido su presencia en tu vida ha
contribuido a ser la persona que hoy eres. Aún así, solamente tú puedes elegir
qué tipo de persona eres.
-Daniel “El Místico”-
(Quizás lo escribió otra persona antes, pero esto se me ocurrió a mí
ahora mismo)
Hola Daniel
ResponderEliminarDespués de leer tu entrada en el blog, donde se respira cierto aire de nostalgia y recuerdos a los amigos. me recordó este cantar:
Tengo a mis amigos
en mi soledad;
Cuando estoy con ellos
! Que lejos están !
LXXXVI Proverbios y Cantares
Antonio Machado