Viajo en Metro y oigo que un niño, de no más de 3 años le recuerda a su madre una historia de "hace mucho mucho mucho", y matiza que era de cuando él era pequeño, como si ahora estuviera preparado para sobrevivir en este mundo de gigantes. Vale, quizás lo esté.
No puedo evitar sonreír para mis adentros y pensar que su "hace mucho mucho mucho" seguro fue mi ayer.
Y me pongo a pensar, algo raro en mí, y me parece curioso que cuanta más edad tienes más cercano te parece todo y cuando más joven eres más lejano queda todo.
Siempre recuerdo como cuando yo tenía 15 años alguien me dijo eso de "si yo tuviera tu edad con lo que ahora sé,..." y para mis adentros pensé que era imposible que hubiera algo que yo no supiera. Y mírame ahora, casi duplicando edad, toda la vida estudiando y ahora sí que reconozco que nada sé. Sí, Descartes estaría orgulloso de mí.
El caso es que llego a mi parada y decido que quiero seguir viviendo. Pensar no debe ser tan bueno.
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