Hoy ha muerto José Saramago, y como es costumbre en este país (y no sé si en los demás) rendimos culto ahora, y un sentimiento de arrepentimiento ronda nuestra piel. Arrepentimiento por no haber valorado su existencia. Los diarios llenan sus páginas web con retales de su vida, y así llego a su blog (o el de su fundación, no sé bien), casualmente la última entrada data de hoy, y me sirve para presentar la siguiente entrada que tenía pensado publicar.
Fue escrita en mi teléfono un día de biblioteca, y habla sobre la necesidad de pensar. Dicho esto copio y pego lo que dice el ya difunto Saramago sobre este tema "Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte". Y ahora viene lo que yo mismo había escrito (fue hace unos días y lo copiaré tal cual).
En el fondo soy previsible y una vez más tras un período de ausencia vengo a justificarme. Los exámenes me han absorbidoy me he visto inmerso en una gran paradoja, cuando se supone que más tienes que pensar, es cuando uno menos piensa. Y sí, creo que tras los exámenes llegará el momento de pensar, no sé bien si adoptaré alguna postura oriental o si simplemente con tratar de pensar aún menos me servirá.
Sea lo que sea, creo que requiero de un lugar de silencio (metafóricamente hablando) en el que haya tan poco ruido que pueda escucharme a mí mismo (¡qué paradójico también que el ruido lo imprero que impide escuchar sea nuestro propio interior!)
Luego llegará el momento de recapacitar sobre lo aprendido y quizás comprobar así que lo primero que aprendí fue realmente lo más importante.
Y tras este balance interno, volveré, cumpliendo el deber intrínseco de tener que reinventarme día a día, manteniendo lo que me hace ser yo inalterable... Entradas sobre Madrid, sobre la vida, la lingüística, caminos, la universidad o incluso sobre cosas que aún no han sido inventadas me esperan... Solamente es cuestión de ir a por ellas, y seguro que llegarán.
Ahora me marcho a pensar, volveré en breve
Nota: el fragmento de Saramago lo saqué de http://cuaderno.josesaramago.org/
viernes, 18 de junio de 2010
domingo, 13 de junio de 2010
Empatía
Aprendí en clases de Ética uno de sus principios más importantes, decía algo así como “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”, cierto es que no a todos nos gustan las mismas cosas ni nos gusta que nos traten de la misma forma, pero aún así creo que la frase habla por sí sola sin dejar muchas dudas tras de sí y el mensaje es casi universal.
El caso es que a raíz de esta máxima llego a dar con el término empatía, no sé qué pasa con la palabra, puede ser su similitud con la palabra simpatía que le hace mucho daño, quizás sea que no queremos aplicarla o tal vez su desconocimiento, pero creo que apenas nos acordamos de practicarla a diario y su significado necesita más difusión.
Sin embargo la vida pese a ser relativamente corta nos pone en (casi) todo tipo de situaciones, puede que en su momento no entendieras por qué tu padre no quiso comprarte aquella bici, o por qué tu mejor amigo estaba algo callado, o creías que tu pareja ya no te quería simplemente porque no podía acompañarte al cine u otras situaciones así de cotidianas.
Te enfadaste, no comprendiste, renegaste, lloraste o incluso llegaste a enfadarte, pero luego el tiempo te enseñó (y si no, tiempo al tiempo) que tu padre quería que valoraras la bici que ya tenías, tu amigo tenía problemas en su casa o que tu pareja tenía que hacer algo importante…
Y ahora me veo en tu situación, han pasado los años y estoy en tu lugar, ya no soy el niño que quiere la bici sino el padre que intenta que su hijo sea mejor persona (metafóricamente por supuesto). Hoy me encuentro en tu situación, la empatía y el tiempo me han traído hasta aquí y como rectificar es de sabios debo pedirte perdón por desconfiar de ti y lo único que se me ocurre decirte es que TE ENTIENDO.
El caso es que a raíz de esta máxima llego a dar con el término empatía, no sé qué pasa con la palabra, puede ser su similitud con la palabra simpatía que le hace mucho daño, quizás sea que no queremos aplicarla o tal vez su desconocimiento, pero creo que apenas nos acordamos de practicarla a diario y su significado necesita más difusión.
Sin embargo la vida pese a ser relativamente corta nos pone en (casi) todo tipo de situaciones, puede que en su momento no entendieras por qué tu padre no quiso comprarte aquella bici, o por qué tu mejor amigo estaba algo callado, o creías que tu pareja ya no te quería simplemente porque no podía acompañarte al cine u otras situaciones así de cotidianas.
Te enfadaste, no comprendiste, renegaste, lloraste o incluso llegaste a enfadarte, pero luego el tiempo te enseñó (y si no, tiempo al tiempo) que tu padre quería que valoraras la bici que ya tenías, tu amigo tenía problemas en su casa o que tu pareja tenía que hacer algo importante…
Y ahora me veo en tu situación, han pasado los años y estoy en tu lugar, ya no soy el niño que quiere la bici sino el padre que intenta que su hijo sea mejor persona (metafóricamente por supuesto). Hoy me encuentro en tu situación, la empatía y el tiempo me han traído hasta aquí y como rectificar es de sabios debo pedirte perdón por desconfiar de ti y lo único que se me ocurre decirte es que TE ENTIENDO.
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