Aprendí en clases de Ética uno de sus principios más importantes, decía algo así como “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”, cierto es que no a todos nos gustan las mismas cosas ni nos gusta que nos traten de la misma forma, pero aún así creo que la frase habla por sí sola sin dejar muchas dudas tras de sí y el mensaje es casi universal.
El caso es que a raíz de esta máxima llego a dar con el término empatía, no sé qué pasa con la palabra, puede ser su similitud con la palabra simpatía que le hace mucho daño, quizás sea que no queremos aplicarla o tal vez su desconocimiento, pero creo que apenas nos acordamos de practicarla a diario y su significado necesita más difusión.
Sin embargo la vida pese a ser relativamente corta nos pone en (casi) todo tipo de situaciones, puede que en su momento no entendieras por qué tu padre no quiso comprarte aquella bici, o por qué tu mejor amigo estaba algo callado, o creías que tu pareja ya no te quería simplemente porque no podía acompañarte al cine u otras situaciones así de cotidianas.
Te enfadaste, no comprendiste, renegaste, lloraste o incluso llegaste a enfadarte, pero luego el tiempo te enseñó (y si no, tiempo al tiempo) que tu padre quería que valoraras la bici que ya tenías, tu amigo tenía problemas en su casa o que tu pareja tenía que hacer algo importante…
Y ahora me veo en tu situación, han pasado los años y estoy en tu lugar, ya no soy el niño que quiere la bici sino el padre que intenta que su hijo sea mejor persona (metafóricamente por supuesto). Hoy me encuentro en tu situación, la empatía y el tiempo me han traído hasta aquí y como rectificar es de sabios debo pedirte perdón por desconfiar de ti y lo único que se me ocurre decirte es que TE ENTIENDO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario