miércoles, 27 de octubre de 2010

Balance de situación a los 21 años

Tras tantos años estudiando contabilidad debo confesar que algo se me ha pegado, me explico, cuando termina el ejercicio toda empresa debe presentar el balance de situación de la empresa al cierre, detallando tanto lo que “tiene” como lo que “debe”. Y me ha dado por hacer lo propio.
No es que considere que se acabe una etapa de mi vida aquí, ni nada parecido pero considero que el alcanzar la mayoría de edad “mundial” puede ser un buen momento para hacer repaso y sacar conclusiones de lo vivido, a continuación paso a enumerar las más importantes.
En primer lugar debo reconocer que soy un afortunado, me importa más bien poco que otros tengan más que yo, básicamente porque no tengo necesidad de nada, y mientras algunos mueren sin conocer gente noble yo he tenido la suerte de crecer junto a ellos, tomarlos como referentes y escuchar sus consejos de forma más que gratuita. Mientras algunos hablaban y dudaban de la existencia de tesoros yo los tenía en casa, y no, no quiero pecar de vanidoso pero me he sonrojado en más de una ocasión al ver como se hablaba de familiares míos sin que nadie supiera siquiera que compartíamos apellido y sangre, y mejor aún, nunca oí palabras negativas sobre ninguno de ellos. Podría seguir con una larga (casi infinita) lista de cosas que jamás me han faltado pero quizás acabaría sintiéndome peor por no estar tan agradecido por ellas.
Otro de mis grandes descubrimientos durante estas dos décadas y un año es que a todo se acaba acostumbrando uno, he tenido que acostumbrarme a coger aviones solo, a dormir en camas que no son la mía (espero que no se malinterprete), a grandes ausencias o a pensar que hay cosas como la niñez que no van a volver jamás, por ejemplo.
Aún así debo reconocer que hay miedos que permanecen, y lógicamente he tenido que acostumbrarme a vivir con ellos, me seguirá asustando escuchar el teléfono a medianoche, o la misma soledad seguirá estremeciéndome. De la misma forma reconozco que otros miedos han ido menguando, y ya no me asusta tanto el riesgo de quedarme mudo de forma permanente.
He logrado esbozar un pequeño fragmente de mi filosofía de vida, y lo único claro que he sacado se resume en una frase “pá las risas”, lo sé, puede parecer pasota, infantil o incluso irrespetuoso, pero la vida me ha llevado a caer en que lo material no importa y son los momentos lo que realmente interesa, así que por el mismo precio mejor poner una sonrisa y ver los problemas de otra forma, he ahí la explicación a mis momentos de locura,(puede que no se comprendan si no se entiende que casi siempre me satisface más una sonrisa como respuesta que cualquier otra recompensa y por ello permito a veces que me invada el espíritu de un bufón)
Sin embargo debo reconocer que todavía no me queda muy claro quién soy ni quién quiero ser, vivo rodeado de incongruencias, dudando de la identidad del verdadero Daniel, si está compuesto por mi visión o simplemente por la visión que otros tienen de mí, o qué faceta es la más válida, la que a veces regala eternos diálogos o la que en otras ocasiones (no tan abundantes) se limita a usar el silencio como forma de expresión. No lo sé, aunque si lo pienso bien creo que prefiero no saberlo, y así poder tener alguna incógnita que invite a llevar una vida enfocada al desciframiento de la misma. Pensándolo mejor, creo que actúo así más veces de las que creía, de hecho lo hago cuando pospongo la lectura de algunos mensajes a mejores momentos, o cuando dejo interesantes lecturas para otros instantes, disfrutando de la mezcla entre intriga y certeza de que algo bueno me está esperando o al conservar el postre en la comida para el final por ejemplo (lógicamente no son prácticas aisladas, y me agrada saber que no soy el único que las lleva a cabo).
http://www.youtube.com/watch?v=sNDYTBSC0Kk
El caso es que una vez más he escrito y he caído en que he sufrido interferencias, me explico, a la hora de releer mis palabras caigo en que puedo haberme inspirado en la siguiente canción, y empiezo a dudar de qué hubiera pasado si la canción no hubiera existido.

1 comentario:

  1. Estimado, apreciado y por ello no menos querido Daniel. He leído tu última epístola, como las anteriores también, pero deseo comunicarte que esta, sin desmerecer mucho menos a las otras, ha sido y es “BRILLANTE”…!!!!

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