He vuelto a caer en los mismos errores y he dejado pasar otro mes sin escribir, otra vez casi sobre la campana me enfrento a la pantalla de mi ordenador con la intención de escribir algo medianamente coherente. No quiero ser reincidente y volver a culpar a los dichosos exámenes de mi ausencia, así que esta vez me voy a limitar a culpar al mes de junio en sí. Mes con el que nunca he terminado de aclararme.
Junio me sabe a final, a notas, a exámenes, a despedidas,( grandes despedidas), a planes que desde un principio están abocados a no ser llevados a cabo, me sabe también a graduaciones y sus pertinentes tópicos, tiene también cierto sabor a cambio de chip, a tener que aclimatarse a otros horarios, a arreglar papeles… Por otra parte, junio me lleva a quemar viejos propósitos, a quitarme el reloj, a planificar el tiempo libre, aEurocopa o Mundial en años pares, a acordarse de toda esa gente a la que uno quiere ver…
También fue en junio cuando tomé la decisión de cambiar de aires, algo meditado pero con aires de improvisación, al fin y al cabo es improvisando la única forma de vivir que conozco.
En un par de días se cumple un año de ese momento en el que decidí (decidimos) el piso donde pasaría gran parte de este año, sin embargo aún no me siento capacitado para hacer balance sobre ello, básicamente porque creo que las buenas y malas obras de arte hay que verlas desde lejos, a la distancia correcta, o en otras palabras, para ver bien una foto en el ordenador no hay que ampliarla hasta que se pixele ni alejarla tanto como para que no se diferencie nada.
Un poeta diría que la vida son píxeles, algunos negros, otros con más color, otros vacíos, algunos camuflados y otros tantos dándole sentido a la imagen. Metáforas aparte, mi intención es poder escribir algún día sobre este año/curso pero todavía ando buscando la distancia temporal correcta para hacerlo, aún no es el momento porque quedan píxeles por descubrir y tendré que estar atento para no alejarme tanto como para que se difuminen mis recuerdos y corra igual suerte la imagen que quiero dibujar. Lo que sí puedo afirmar con total seguridad, a modo de lienzo sobre el que pintar es que estos días no resultarán ser unos días discretos, y seguramente se dejarán ver con algún fotograma el día que toda mi vida se me pase por delante. Y sabré que todo comenzó en junio…
Y así termina esta pequeña reseña a junio, saliendo del paso, y esperando no volver a tropezarme con meses tan traicioneros como este. Sin embargo creo que pido mucho.
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