martes, 4 de diciembre de 2012

Emprende



Más de una vez se me ha acercado algún amigo a decirme eso de “tú que estudiaste lo que estudiaste, ¿de qué montarías una empresa? ¿Cómo lo harías?”. No soy ni gurú, ni empresario, ni nada de eso, soy un simple atrevido. Un atrevido que esperando no arrepentirse dentro de unos años de lo que voy a escribir a continuación se lanza a nombrar una serie de pautas para emprender, allá voy.

Busca un sueño, dirigir tus esfuerzos a algo que no quieres no es para nada la mejor forma de empezar.
Busca un lugar en el mundo, físico o no, pero que sea un lugar. Será tu punto de partida.

Decide también a quién quieres llegar y a quién no. Yo evitaría caer en la trampa de querer caer bien a todo el mundo. Los enemigos llegarán, que no te quepa duda, pero será mejor que vengan, no vayas tú a por ellos.

Busca un compañero de viaje, hacerlo no significa que seas débil ni nada por el estilo, simplemente otra persona puede aportarte mucho más de lo que crees. ¿Te suena el término sinergia?

Lucha por lo que quieres, luchar por lo que no quieres es un absurdo en el que hay que evitar caer. Si el problema es que no sabes lo que realmente quieres párate un segundo a pensar.

Sé fuerte, cree en ti, y si no puedes hacerlo, al menos haz que lo parezca. La imagen que proyectes será muy importante.

No te encariñes mucho de nada, comprende que habrá veces en las que será mejor desprenderse de lo que has logrado para poder avanzar. Existe una única excepción, nunca dejes de encariñarte de seguir cumpliendo tus sueños. Sueños que cambiarán con el paso del tiempo.

Recuerda lo que has hecho bien pero sobretodo memoriza las cosas que has hecho mal. No dejes que sean una carga, más bien debe ser como aquella anotación que haces en la mano cuando no quieres olvidarte de algo. No pesa, no te estorba a todas horas y encima te recuerda lo que has de hacer (o no hacer).

Te equivocarás, a veces no tomarás la mejor de las decisiones y aún así el sol seguirá saliendo.

Y tras leer todo esto, te aconsejo que cambies el chip y vuelvas a leer lo escrito, pero esta vez no pienses en empresas ni nada por el estilo. Piensa en tu propia vida ¿A que el mundo de la empresa no dista tanto del mundo de las personas?

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