jueves, 29 de noviembre de 2012

Consejos



Hablemos de consejos. ¿Cuándo recibiste el último? ¿Fue realmente útil? ¿Dónde fue? ¿Quién te lo dio? ¿Qué decía?

En mi caso, y perdón por hablar de mí, la caja de un reloj acaba de darme la última sugerencia. Había visto consejos en camisetas, sobres de azúcar, en redes sociales, en libros, en revistas, en televisión, en vallas publicitarias, en carátulas de CDs, en la boca de un amigo y también en la boca de a la postre no tan amigos… pero nunca antes en la caja de un reloj. 

Esto me inquieta, no sé si es un triunfo del Marketing por lograr que una simple caja me haga reaccionar o simplemente el mérito es mío, y perdón otra vez por dedicarme a hablar de mí.

Trato de desconfiar de los consejos, básicamente porque muchas veces lo que parece un gesto altruista hace que el aconsejado tenga que pagar el peaje de verse obligado a seguir sí o sí las directrices del consejero (Matizo: consejero en sentido literal, no consejero en términos políticos). No sé si seguimos consejos por la pereza de no pensar otra cosa mejor, por vergüenza, por convicción o simplemente por odiar un violento “Te lo advertí” (y demás variantes) en caso de no seguir el consejo y haber fracasado. De hecho, puede que a veces duela más el dichoso comentario que la derrota en sí.

Sucede también que hay consejos que no son interpretados como tal, y por el contrario, otras veces simples palabras  se vuelven valientes y se convierten en consejos. 

Sin embargo tras pensar sobre el tema, creo que tengo una teoría y es que quizás quien realmente hace que el consejo sea consejo es el receptor. De nada vale tener delante al más grande de los profetas si no estás dispuesto a escuchar o si no entiendes sus palabras. Pero no te culpes, el consejo llegará cuando tenga que llegar, tanto que estoy empezando a pensar que quizás en otro momento de mi vida la simple caja de un reloj no llegaría a ser mi consejera. Simplemente tocaba. 

Derivando mi estúpida teoría cual fórmula matemática se podría extraer que solamente habría una persona capaz de darnos consejos. Consejero y aconsejado en el mismo cuerpo. Suena muy raro la verdad, y ni siquiera sé si realmente comparto este final, de hecho voy a aconsejarme dejar de escribir por hoy.

Sé que ahora debería poner un consejo a modo de conclusión , pero tratando de ser coherente con lo anteriormente escrito no lo haré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario