Todos, tendemos a olvidar cómo
pensábamos con 13 años. Incluso quien aún actúa como si estuviera
en plena edad del pavo probablemente haya olvidado la forma de ver el
mundo que tenía con tan nombrada edad. Personalmente, creo que si
pudiera volver al pasado debería darme un par de bofetones, aunque
sé que candidatas y candidatos no faltarían en esta o aquella
época.
Hacer limpia es algo que aunque no me
gusta nada, me inspira. Les pongo en situación, el otro día
mientras revisaba viejos recuerdos, recordé (para eso están los
recuerdos) una vieja redacción en la que tenía que hablar sobre el
agua. Tenía 13 años, y para mí el agua quizás no fuera más que
eso que sale del grifo cada vez que uno quiere. Puede que también en
mi cabeza rondara el dato que dice que somos agua al 80%. El caso es
que en mi cabeza no cabía que aún viviendo en una isla, rodeado de
mar, mi padre me dijera que el agua era (y es) un bien escaso.
Después llegó la Expo de Zaragoza,
dedicada al agua y fui comprendiendo poco a poco la importancia del
agua.
Y de repente, no sé bien cuándo, caí
en la cuenta de que la importancia del agua era tanta que traspasaba
la literalidad para establecerse en más de las expresiones de las
que a priori pensamos.
Hay gente a la que le falta un agua y
están como una regadera.
También hay gente que va a la deriva,
hundida. Muchos de ellos, cual náufrago buscan forma de ahogar sus
penas.
Otros no hacen más que aguar las
fiestas, allá donde van mientras ven como los demás esperan como
agua de mayo que cambien su actitud.
A las personas también se nos puede
regar, no con agua, sino con cariño. De hecho, me atrevería a decir
que el cariño y el afecto, en muchas ocasiones puede llegar a ser
casi tan importante como el agua para sobrevivir. Además, hay que
saber darlo en la cantidad apropiada, para así ni secar ni pudrir a
quien queremos.
Y sí, tras más de una década
ratifico que el agua es más que dos partículas de Hidrógeno con
una de Oxígeno.
Esta entrada va dedicada a quienes me
riegan, a quienes no me regaron, y sobretodo a quienes aún
necesitando mi cariño no regué demasiado por estarme dedicando a
regar cactus que no me necesitaban. A todas esas grandes ramas sequitas les mando un poco de agüita.
(No, la canción de los chicos de OT no contribuyó a mi comprensión de la importancia del agua)
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