miércoles, 31 de diciembre de 2014

El 2014 que termina

Finaliza 2014, siento un ‘déjà vu’, entre trajes traídos de la tintorería, bolsas con uvas, ropa interior roja y sobretodo con la extraña sensación de siempre. Otro año que termina, otro 31 de diciembre frente a la pantalla del ordenador, tratando de no olvidar ningún hecho relevante que haya traído este año. Otra vez sin saber por dónde empezar.

Así que para que nada cambie, empezaré por quienes nos abandonaron este año.

Se nos fue el tío Phil (James Avery), el abuelo de Médico de Familia (Mariano Peña), el padre de la rumba catalana (Peret), el abuelo y padre de la selección española (Luis Aragonés). La democracia también quedó un poco huérfana, al ver desaparecer a Adolfo Suárez, provocando que todo un clásico como el aeropuerto Madrid-Barajas cambiara/ampliara su nombre.

Se nos fue mucho talento, como el de Gabriel García Márquez, Joe Cocker, (don) Alfredo Di Stefano, Paco de Lucía o Robin Williams.

Sin quizás tanto talento, pero con bastante dinero, vimos desaparecer personajes como Emilio Botín o la duquesa de Alba (por motivos prácticos, no pondré su nombre completo).

El Chavo del Ocho o el joven cocinero Darío Barrio también tienen su lugar en este humilde homenaje, al igual que Tito Vilanova, a quien su vida se le esfumó como aquel extraño avión de Malaysia Airlines al que se le perdió la pista.

Se fueron también miles de vidas anónimas, víctimas del dichoso ébola, de atentados, por violencia doméstica o por alguna de las estúpidas guerras que aún en pleno siglo XXI siguen teniendo lugar.

Y entre tanta mordaza, tanta separación y tanto distanciamiento por fin nos unimos para algo, y no hablo de la mejora de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, hablo de aquel día de abril en el que todos reconocimos ser macacos tras ver a Dani Alves comer un plátano que le habían lanzado.

No fue el año del cambio, pero hubo cambios: Crimea dejó de pertenecer a Ucrania, según Rusia. Y también cambió nuestra monarquía, con una abdicación y la llegada de un Rey y una Reina que por fin saben hablar inglés y que no tienen hijas corruptas (de momento) (presuntamente todo esto). Cambió el panorama político con la llegada de un tal Pablo Iglesias, liderando Podemos, haciendo que en Moncloa, en Ferraz y en Génova más de uno se echara a temblar.

Este año quedamos al desnudo, ya fuera para aceptar el Reto del Tibu, o para mojarnos contra la ELA. Se desnudaron también los concursantes de Adán y Eva y el CNI con la llegada de un tal Francisco Nicolás, al que aún no sé si creer o no.

Magaluf llenó telediarios en verano, y Dani Rovira apareció a todas horas en todos los canales a raíz del éxito de Ocho Apellidos Vascos. Volvió Torrente a los cines, y volvimos a sentirnos perdedores al ver a la selección española regresar de Brasil en la primera fase. No sirvió de consuelo ver a Brasil llevarse 7 goles por parte de Alemania, merecida campeona.

Y mientras, Artur Mas continuó con su consulta catalana, que acabó convertida en un sucedáneo de referéndum. Elección que no tuvo Teresa Romero para decidir si sacrificaban a Excalibur o no.

En lo personal, este fue el año de llegar al cuarto de siglo, de volver a lugares a los que no me canso de volver (para 2015 trataré de escribir sobre esto), y de conocer nuevos lugares. Visité la CN Tower de Toronto pero la niebla no me dejó ver Toronto Entero, me dejé salpicar por las Cataratas del Niágara, me desperté viendo el Big Ben y me emocioné al ver a peregrinos llegar a Santiago. Y bueno, también me sentí raro al ver a la Unión Deportiva Las Palmas perder el ascenso en el último minuto. Escondí mis colores, al visitar el 7 Palmas en un derbi que no pudimos ganar. Me reencontré con viejos amigos, “corrí” mi primera carrera y me fui de boda.

Y sobretodo, puedo decir que este año no sufrí ninguna baja. Algo que le pido al 2015.

En definitiva, este fue mi año, ahora toca pensar en el 2015 que según algunos se presenta opaco, como las tarjetas de Bankia, por mi parte, prefiero pensar que siempre habrá hueco para un rayo de luz y esperanza.


Feliz 2015 a todos, y espero que este año les trate como de verdad se merecen.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Hace un año

Era verano, los maniquíes vestían de corto, mujeres y hombres aprovechaban las rebajas para cargar con bolsas. Y entonces me detuve ante un escaparate, y decidí que algún día escribiría sobre él. Ese día es hoy.

¿Qué habrá visto Daniel para decidir escribirle a un escaparate? Pues aquí va mi respuesta de lo que se podía presenciar en aquel escaparate de la marca norteamericana de ropa 'Aéropostale':


¿Somos las mismas personas que éramos hace un año? Que comience el debate.

Mi valoración capitalista del anuncio en sí casi que me la guardo, está claro que el anunciante lo que pretende es recordarnos que ha pasado un año y aún no hemos renovado nuestro armario, y que las modas han cambiado. Aunque quizás debería decir que nos las han cambiado.(Según el extenso refranero español, el hábito no hace al monje, por lo que nuestra colección de ropa no ha de ser relevante para responder a la pregunta de este anuncio).

Aclarado esto, voy a seguir los pasos de todo "buen político" y voy a responder a la pregunta de este cartel con una batería de preguntas:

  • ¿Son tus objetivos los mismos que hace un año?
  • ¿Ha nacido alguna ilusión desde hace un año?
  • ¿Es tu rutina la misma que hace un año?
  • ¿Escuchas la misma música?
  • ¿Terminaste ya aquel libro que empezaste y dejaste para cuando tuvieras más tiempo?
  • ¿Tus palabras de hace un año siguen teniendo validez hoy?
  • ¿Has viajado en los últimos 12 meses?
  • ¿Te ha pasado algo interesante en el último año?
  • ¿Sigues rodeándote de exactamente las mismas personas de hace un año?
  • ¿Cuántas veces has reído y/o llorado en estos últimos 365 días?
  • ¿Has renovado tus problemas o sigues preocupado por lo mismo que hace un año?
  • ¿Tienes la misma pareja que hace un año? ¿Ya encontraste a alguien por quien sacrificar tu condición de libre?
  • ¿Acaso no has cosechado ningún éxito o ningún sacrificio en este tiempo?
  • ¿Cambiaste de película favorita? ¿Y de canción inspiradora?


Las respuestas son solamente tuyas, al igual que las conclusiones.Eso sí, seas o no seas la misma persona que hace un año, procura dar lo mejor de ti siempre.

 Por mi parte, no puedo evitar acordarme de mi profesora de Filosofía de Bachiller (a quien dedico esta entrada), quien nos hablaba de Heráclito y Parménides y sus "discusiones" sobre el cambio. "Discusiones" que un día resumí en esta humilde carta que en su momento envié a El País Semanal de forma desinteresada, y ellos decidieron publicar:




                       Carta publicada en diciembre de 2007, hace casi 7 años

Debo admitir que ya no leo El País Semanal, ya no sueño con el suplemento de los domingos, ahora sueño con correos con ofertas de empleo, con Whatsapps amigos, con 140 caracteres y con cobertura 4G infinita. Pero sigo soñando, eso no ha cambiado. Por eso mismo, sí creo que una parte de mí sigue siendo la misma que hace siete años, o hace un año o hace  un rato mientras que otra parte se asustaría si se cruzara con mi viejo ser. Soy el mismo Daniel, pero en distinta versión, y lucho cada día por sacar al mercado mi mejor actualización, y si Google, Apple o Windows también se equivocan en ocasiones, ¿por qué no iba a hacerlo yo?


PD: Sé que alguno pensará eso de "¿Desde verano esperando para escribir y escribe esta entrada tan caótica?". Tienes razón, pero tenía que escribirla ya, porque como podrás comprobar, cuanto más tiempo pasaba más conceptos pasaban por mi cabeza.