Hoy voy a escribir sobre ella. Seguro que la conoces, porque ella eres tú.
A ella nadie le ha regalado nada, solamente la vida alguien como ella, a cambio se comprometió a otorgar vida a otros.
Ella conoce lo que es el desvelo, por problemas propios y por problemas ajenos que quiso asumir como suyos. Ella ha vestido ojeras mil y una veces. En ocasiones trató de cubrirlas, pero casi siempre las afrontó, tal y como hizo siempre que las cosas no venían como deseaba .
Ella ha caminado con los ojos tristes, y no ha necesitado pañuelos, sus propios puños le han valido para secar lágrimas o simplemente para aclararse la vista.
Ella entiende de sacrificio, y por si algún día se le olvidara luchar, lleva en su cuerpo tatuadas arrugas, cicatrices y manchas que le recuerden cómo pese a todo supo salir adelante.
Madrugar es rutina para ella, y no hay mejor café para seguir despierta que saber que todo cuanto ha trabajado ha servido para algo, o que al menos algún día servirá, y todo tendrá sentido.
Ella, como yo, ríe, abraza, ama, llora... Mas no lo hace como yo, lo hace con mayor responsabilidad, sabiendo que de lo que ella haga nacerá un ejemplo para otros.
Ella saca tiempo de donde no lo hay para que al llegar a su cama por la noche pueda afirmar que no ha dejado nada importante pendiente. Pero antes de dormir, puede permitirse pasar media hora secando su pelo con todo el mimo que requiere.
Podría decir tantas cosas de ella, pero sé que no le gustan los reconocimientos, solamente quiere que se le trate como una más.
Hoy 8 de marzo, Día de la Mujer (trabajadora) tengo que felicitarte, porque como ya dije antes, ella eres tú. Feliz día, pero sé feliz siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario