martes, 28 de febrero de 2017

Galletas

Hoy voy a escribir sobre galletas. No de aquellas físicas que he podido llevarme (no son tantas como algunos piensan) ni de aquellas galletas morales que también recibí.

Injustamente, tampoco dedicaré mi tiempo a escribir sobre todas las galletas que he podido comer en mi vida: con nombre de mujer, con forma de animales extintos, o de animales en peligro de extinción, procedentes de otros países, con supuestos poderes digestivos...

Escribiré sobre una en concreto, no por su sabor ni tan siquiera por el momento en que llegó a mí. El caso es que hace unas semanas me invitaron a comer una galleta de la suerte. Sí, esas galletas, por lo general de restaurante chino, que en su interior incluyen una nota con alguna abrumadora predicción. Podría hacer un monólogo sobre estas galletas, imaginando posibles mensajes y sobretodo sobre la noble y olvidada profesión de redactor de notitas de galletas de la suerte. ¡Qué injustos hemos sido con quienes han tomado su tiempo en pensar alguna frase que nos pueda cambiar la vida!

Y a ellos les dedico mi entrada, por su labor. Y en especial al redactor de la notita que vino en mi galleta.

Juzguen ustedes mismos:




"Explica tus deseos"

Son solamente tres palabras y prometo que le he dado muchas vueltas pero no entiendo a qué se refería la galleta exactamente. ¿Explicar? ¿A quién? El único contexto en el que podría ser válida la sentencia es en un restaurante/bar a la hora de ser atendido. 

Así que entendiendo que todos tenemos malos días y que la inspiración no siempre llega, decidí corregir a quien escribió el pronóstico de mi galleta y adaptarlo.

"Define tus deseos"

Y así, a mi juicio, ya tiene más sentido. Porque de nada sirve tener las mejores herramientas sino se sabe qué hacer con ellas y mucho menos, si no hay plan para llegar al objetivo.

De la misma forma, y como experto en nada, me atrevo a añadir que no hay que obsesionarse con la consecución de los deseos. Deseos que por otra parte, diría que tienen que ser flexibles y hablo en condicional porque no tengo claro si son los deseos o somos las personas quienes hemos de ser flexibles.

Por seguir matizando, también diría que hay que dosificar los deseos. Hay que tener los justos, para no desviarse mucho del objetivo.

Y seguí pensando, ¿y si en vez de "explicar" el verbo correcto fuera "expresar"? Muchas veces por extraños motivos ni somos tan claros como para comunicar lo que queremos y mucho menos tenemos valor para pedir ayuda. Aún así, me gusta imaginar que he ayudado a alguien a conseguir sus deseos, sean del tamaño que sean. Así, sin más, tampoco necesito que nadie me diga que sin mí no lo hubiera logrado, tampoco me creo tan importante.

Por lo tanto, mi propuesta de texto sería algo así com "Define, dosifica  y expresa tus deseos, pero que sean flexibles. No te obsesiones". 

Vale, con mensajes así, las galletas tendrían que aumentar su tamaño, ¿y qué?

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