Conocí este verano a Jimmy en una acogedora plaza europea. Seguramente tú también conocerás a un Jimmy, es más, tú también tienes un poco de Jimmy. Por eso, lo importante no es su género, aspecto físico, edad o nacionalidad. Lo que hace de Jimmy alguien "especial" es su actitud. En realidad, es la actitud lo que hace que cada uno sea especial a su manera.
Dicho esto, debo reconocer que no medié palabra alguna con Jimmy, y no me arrepiento de ello. De haber hablado, seguramente esta entrada no existiría y su paso por mi vida hubiera quedado en una mera anécdota, junto con todas esas personas que alguna vez me crucé y no dejaron huella.
Así que he decidido jugar a imaginar su vida, tirando de clichés y asumiendo que una vez más la realidad superará a la ficción.
Jimmy no es el mejor en nada pero se niega a resignarse, a aceptar eso de que jamás llegará lejos solo y por eso desnuda a diario sus miedos y se viste con ropa cómoda para afrontar los retos que la calle quiera traerle a diario. Porque venga lo que venga, le hará frente y pondrá su mejor sonrisa, aunque no haya gana alguna de hacerlo. Podría quedarse en su casa, por el simple motivo de saber que hay gente que hace mucho mejor lo mismo que él. Pero no, nadie hace lo mismo que él.
Mi imaginación no quiere (o no puede) intuir cómo será su vida personal, pero es que no importa saber si vive solo, acompañado, cerca, lejos o cuánto tiene o deja de tener.
Lo que realmente importa de Jimmy es que ha sido capaz de buscar soluciones con el único fin de alcanzar sus sueños. Definitivamente, admiro a la gente como Jimmy, y ya dije que tú también tienes algo de él.
-- Soy consciente de la ambigüedad de esta entrada, y por ello he decidido darle una segunda entrega, sabiendo que segundas partes nunca fuero buenas. Y sí, tendrá fotos de Jimmy. Prometido--
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