Decía el poeta
que se hace camino al andar, y el camino que me paseó por este moribundo 2018
rumbo a 2019 ha sido el más difícil y a la vez más gratificante de cuantos
recuerdo. Más de 3,8 millones de pasos he dado este año según mi reloj, y pese
a los traspiés hoy puedo sentarme a escribir que cada uno de esos pasos físicos
y metafóricos han sido necesarios. Ninguno ha sobrado.
Dicen también que
el halago debilita, y creo que este año ha sido en el que más halagos recibí, y
pese a ellos estoy más fuerte que nunca. Y no, no hablo de fortaleza física
precisamente.
Este 2018
conjugué muchos de los verbos que conozco y creo que el más doloroso ha sido
despedir, no olviden la frase de Risto Mejide: ‘Crecer es aprender a despedirse’
y quizás haya pasos desagradables por los que pasar para poder seguir
creciendo.
Será el tiempo y
sus inclemencias quien decida cuántas huellas quedan en mi camino de este paso
por 2018. Por lo pronto, ya ha dejado mi huella, haciéndome comenzar este
resumen anual hablando de mí mismo creo que por primera vez. Y por seguir
cambiando, no quiero esperar a la última línea para dar las gracias a todos y
todas las personas que me acompañaron este año.
2018 será
recordado por otros tantos caminos: el camino hacia la igualdad que llenó las
calles el 8 de marzo, o el camino que el pequeño Gabriel jamás llegó a
completar son solo un ejemplo.
Y ruido, no ha
faltado ruido en este camino, impidiéndonos oír a los pájaros cantar, al viento
soplar y a los árboles desperezarse. Y así llegó Vox o las cremas Olay robadas,
así el Valle de los Caídos multiplicó sus visitas, así Cataluña siguió
llenándose de lazos amarillos. Y no, por mucho que cambie, no tengo intención
de comenzar a hacer valoraciones políticas en este blog.
Vimos al cuñado
del Rey caminar hacia prisión, a varios ministros dimitir, una moción de
censura, un Presidente sospechoso de copiar y no sé cuántos casos de máster
regalados.
Pero vimos
también a una estrella del tenis ayudar a reparar los estragos de una riada, a
un equipo de niños sobrevivir a varios días en una cueva tailandesa y a una
catalana revitalizar el flamenco.
Forges, Stephen
Hawking, Quini, José María Íñigo, Montserrat Caballé, Stan Lee o Avicci
cogieron otro camino y nos abandonando, haciendo que este mundo fuera un
poquito peor sin ellos.
En lo deportivo,
este camino ha estado marcado por varios nombres. Y es que vimos cómo se cesaba
a un seleccionador a pocas horas de comenzar un Mundial, a una estrella
ególatra estropear las celebraciones de su equipo o un Presidente empeñando en
llevar La Liga a Estados Unidos. Sin embargo, no solo de fútbol ha vivido este
año, y así hemos visto retirarse a Alonso o Pedrosa, a la selección femenina de
baloncesto brillar en Tenerife y a mil deportistas más ganar sin copar
portadas. (Del Tenerife mejor no decir nada).
Para el año que
comienza, solo pido poder estar dentro de un año escribiendo con la sensación
de seguir en el camino correcto y con la gente correcta. ¡Que tu camino te
lleve a donde quieras llegar!
¡Feliz 2019!