martes, 23 de octubre de 2018

Amigo, que los 30 no te asusten


Amigo, llegas a los 29 y se acerca el momento de graduarte en vivir. Imagino que a estas alturas de la película ya habrás descubierto que no hay manual de autoayuda que valga, no hay más receta que vivir y vivir.


Te asustarán los treinta, y el saber que antes, a esa edad, quienes no lucían alianza en su dedo, tenían bebés durmiendo en la habitación de al lado. Pero no, no tengas prisa.

Amigo, habrás asumido ya que tu nombre no aparecerá en los rankings de millonarios antes de los 30, pero estoy seguro de que ya habrás descubierto que la vida no va de eso. Análizate, quiérete y verás que tu historia también merece la pena, aunque ningún director ni escritor vaya a hacerlo obra.

Habrás descubierto ya que los mejores placeres se encuentran en lo diminuto, aunque no todos disfrutemos con lo mismo. No te prives, no olvides que de aquí a cien años ya habrás muerto definitivamente, salvo que la ciencia lo evite.

Que la vida trae obligaciones lo habrás podido comprobar ya con 29 años a tus espaldas, y despedirse es una de ellas. Porque sí, según las circunstancias, despedirse puede ser tan doloroso como sano. Y no, no creas a quienes dicen que todo vuelve, porque no siempre es así. A veces vuelve lo que no necesitas, y otras lo que necesitas, no vuelve.  

Que desde que nacemos estamos muriendo no debe ser ninguna sorpresa para ti a estas alturas de la película, igual que no se nace una sola vez. Hoy solamente celebras 29 años de tu primer nacimiento.

Amigo, sigue asumiendo y descubriendo complejos y no olvides que desnudarse no es un acto de humillación sino de valentía.

Amigo, sigue cumpliendo.

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