Llegó el 25 de noviembre, pasó y no dediqué ni una sola palabra al Día Contra la Violencia de Género. Suena a cliché decir que ojalá ese día pase a celebrarse otras cosas, y como no quiero caer en tópicos, he decidido que sea un paso de peatones el que hable por mí.
Porque sí, no hay mujer sin luz, y me atrevería a decir que cada una brilla con su propia intensidad.
Ojalá solamente el destino, o cada una pueda elegir cuándo se acaba su luz.
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