El quererse mutará en cariño.
Y el cariño, seco de ser regado solo a base de recuerdos, marchitará.
Quedarán las canciones que nos harán viajar durante 3 minutos y 20 segundos.
Tal vez otro amor nos enseñen que este no lo era.
Y al final, seremos lo que siempre fuimos: un segundo en la eternidad.
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