lunes, 22 de octubre de 2012

23 afortunados años



No me considero una persona supersticiosa, agorera ni esclava de números, horóscopos ni cosas de esas. Sí me considero una persona de tradiciones, sigo saltando en las camas de los hoteles nada más llegar (hace unos días así hice) y sigo reflexionando cada vez que cumplo años, entre otras extrañas costumbres.

Este año lo hago  con especial ilusión porque se trata de una edad especial para mí, 23 años, de hecho, cuando en primero de la ESO tuve que hacer mi pequeña biografía en 5 o 6 páginas opté por titularla “Mi vida, un 23” porque era un número que me había elegido en miles de ocasiones. Aún así, nunca me ha gustado decir que el 23 sea mi número de la suerte, más que nada porque tras 23 años no he sabido encontrar una definición clara de la palabra ‘suerte’.

Sí, he visto al logotipo de Antena 3 decolorarse, a las pesetas marcharse,  viví en un mundo ideal que resultó no ser más que un castillo de naipes mal hecho, conocí también la vida sin el reggaeton ni el Whatsapp, cayó Lehman Brothers y con él se fueron muchos sueños, caminé por tres continentes, pisé más de 20 aeropuertos diferentes… pero no he encontrado el significado de la palabra suerte. Aún así sé que soy un afortunado, un gran afortunado.

Yo, que fui injusto con algunas personas y otras lo fueron conmigo siempre encontré quien me demostrara que existe la gente buena. Yo, que creí sentir dolor descubrí luego que simplemente eran cosquillas. Yo, que pedí perdón más veces de las que me lo pidieron a mí tuve la suerte de dormir con la conciencia tranquila. Yo,  que cometí infinitos errores aprendí de la vida que arrepentirse era traicionar al Daniel del pasado. Y por cada persona con la que discutía aparecieron decenas de personas con las que desahogarme. ¿No es eso ser afortunado?

Y no, no voy a mirar más al pasado para hacer este peculiar feedback igual que también voy a asumir que ya no es edad para jugar al escondite con nadie por mucho que haya gente que así lo quiera. Ahora es tiempo de mirar adelante, no sé si realmente este será mi año o no, pero lo pasaré sabiendo que me queda mucho por vivir y muchas canciones por entender (esta última frase creo que va a aparecer en mi futuro libro).
Muchas gracias por estar ahí un cumpleaños más leyendo mis cada vez menos curradas reflexiones. 

Gracias también por verme crecer (la barba y el pelo, porque de altura ya no creo que crezca más).

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