jueves, 30 de noviembre de 2017

Final del cuento

Los que me conocen bien, incluso los que simplemente me conocen sin más, saben de mi peculiar gusto para la comida. Tan especial soy que terminaría antes nombrando las cosas que como que las que no (aprovecho la ocasión para pedir perdón de corazón a todos los que se han visto afectados de alguna u otra forma por esta particularidad).

El caso es que no sé si alguna vez llegué a probar las perdices, pero sí puedo asegurar que no será el primer menú por el que opte cuando la felicidad plena* llegue a mi vida.

Entiendo que en muchos de los cuentos y demás componentes de mi infancia se primó la rima y armonía por encima del sentido de la realidad, pero no voy a perder tiempo culpando a Disney, Los Hermanos Grimm o a Hans Christian Andersen.

Sí, seguramente ya lo habrás intuido, me refiero a esa famosa frase: "Y fueron felices y comieron perdices". Creo que ha llegado la hora de cambiar el final del cuento, de hacerlo más creíble, que no todo en el amor es compartir mesa y mantel.

Por lo tanto, he decidido que las nuevas generaciones deben ver, oír o sentir que sus cuentos acaban con esta estructura:

Y fueron felices, y ___________ cicatrices.

Estas son mis propuestas, a la espera de que llegues tú y pongas las palabras que quieras y se las regales a quien corresponda.

- Y fueron felices, y borraron cicatrices

- Y fueron felices, y se hicieron cicatrices

- Y fueron felices, y olvidaron viejas cicatrices

- Y fueron felices, y amaron sus cicatrices

- Y fueron felices, y cuidaron sus cicatrices

- Y fueron felices, y evitaron cicatrices


Y así me despido, deseando tu felicidad, con o sin cicatrices.


Nota: reconozco que mi admiración por las cicatrices es una realidad, de hecho les invito a leer o releer esta entrada de hace ya casi 3 años (Leer). En esta entrada podrás leer mi definición de cicatriz como "muestra física o emocional de algún acontecimiento extraordinario sucedido", por lo tanto recomiendo que algunas de las opciones anteriores no sean tomadas como una invitación a la guerra  . 




*La felicidad plena y eterna, a mi parecer no existe, pero vamos a dejarlo así por motivos de espacio.

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