lunes, 31 de diciembre de 2012

Sonrisas para 2013



Y 366 días vuelvo a enfrentarme a la pantalla de mi ordenador para tratar de resumir este año tan turbulento. Turbulencias en sentido figurado o incluso en sentido literal. De hecho, haciendo números creo que este año he pasado el equivalente a casi dos días metido en aviones. Sin embargo esto de viajar me ha hecho poner los pies en el suelo y hacerme sentir pequeño e indefenso al saber que sin gente detrás ayudando no hubiera sido posible disfrutar el 2012 de esta forma.

Pequeño como tuvo que sentirse Félix Baumgartner antes de saltar desde la estratosfera. Indefenso como cualquiera de los pinos quemados este verano en Canarias o Valencia. Indefenso también como los niños de la escuela de Newtown o algún elefante de Bostwana. Indefenso como Buenafuente al saber que su programa por mucho famoso que fuera no terminaba de cuajar en la noche de los domingos.  Pequeño e indefenso entre la multitud como las fallecidas en el Madrid Arena o como un manifestante en alguna de las múltiples manifestaciones que han tenido lugar este año, mineros, funcionarios, gente en general que salió a la calle a manifestarse y acabó constatando lo que ya sabíamos: los políticos cada vez están más lejos del pueblo. 

Creo que a estas alturas soy de los pocos que no ha visto la final de la Eurocopa, no sé el porqué pero creo que mi afición a los deportes durante este año se ha ido menguando a ratos. Algo lógico al ver los fracasos del Tenerife un año más o al descubrir que hasta Lance Armstrong era mentira. Sin embargo este ha sido un año olímpico y durante otros momentos hasta el tiro al plato me ha parecido un deporte apasionante; y mientras todo eso pasaba, un tal Leo Messi se dedicaba a batir todos los récords.

Sé que este pequeño resumen está cogiendo aires dramáticos, pero es que este ha sido un año peculiar, no es fácil escribir sabiendo que Miliki o Whitney Houston no volverá a sacar ningún disco o que Tony Leblanc no aparecerá en ninguna otra película (contando Torrente). Peculiaridad que ha venido dada por un rey pidiendo perdón, un yerno real en un juzgado un cuadro mal restaurado. También fue el año en que un siglo después del hundimiento del Titanic el Costa Concordia se convertía en carne de chistes y bromas. 

Por si a estas alturas hay duda de lo atípico de este año no hay más que hacer memoria y recordar otro año en que un grupo canario (Efecto Pasillo) se convirtiera en canción del verano y que un extraño baile procedente de Corea acabara siendo bailado en todo el mundo. Mientras el año empezaba con los últimos coletazos de una pegadiza canción en portugués la acabamos con otra en coreano. Y ese es el mensaje con el que debemos quedarnos, que nos quiten lo bailado.

Porque tras tanta triste noticia en la prensa (y redes sociales) en lo personal he tratado de  sacar espacio para una sonrisa en cualquier momento. Sonrisa al plantar un colchón en forma de jaima en mitad de la Plaza Weyler en los carnavales, o al saber que ya era licenciado, sonrisa al ver como mis pequeños primos hacían la comunión, sonrisa al ver La Alhambra, o el Big Ben, o la Kyoto Tower, o el Manneken Pis, o al fotografiarme con el segundo edificio más alto del mundo o al dormir en una cápsula. Sonrisa al saber que pese a mil triquiñuelas he logrado perdonar a quien quiso aprovecharse de mí. Y pese a todo, no se me han gastado y sigo guardando sonrisas para el momento menos pensado.

Y creo que al fin y al cabo ese es el mensaje con el que debemos quedarnos, con que pase lo que pase, siempre habrá momento para disfrutar de una sonrisa. Y ese es mi deseo para este 2013, que las vidas de todos mis amigos se llenen de sonrisas, y si puedo estar presente en algunas de ellas pues mejor que mejor.
Feliz 2013 a todos y en especial a quien más lo necesitan.

Pd: por el bien de todos he evitado incluir la palabra más repetida en los últimos tiempos, esa que en febrero de 2011 tenía 158 millones de entradas en Google y ahora 542. (Si no sabes cuál es puedes volver a leer esto)

martes, 4 de diciembre de 2012

Emprende



Más de una vez se me ha acercado algún amigo a decirme eso de “tú que estudiaste lo que estudiaste, ¿de qué montarías una empresa? ¿Cómo lo harías?”. No soy ni gurú, ni empresario, ni nada de eso, soy un simple atrevido. Un atrevido que esperando no arrepentirse dentro de unos años de lo que voy a escribir a continuación se lanza a nombrar una serie de pautas para emprender, allá voy.

Busca un sueño, dirigir tus esfuerzos a algo que no quieres no es para nada la mejor forma de empezar.
Busca un lugar en el mundo, físico o no, pero que sea un lugar. Será tu punto de partida.

Decide también a quién quieres llegar y a quién no. Yo evitaría caer en la trampa de querer caer bien a todo el mundo. Los enemigos llegarán, que no te quepa duda, pero será mejor que vengan, no vayas tú a por ellos.

Busca un compañero de viaje, hacerlo no significa que seas débil ni nada por el estilo, simplemente otra persona puede aportarte mucho más de lo que crees. ¿Te suena el término sinergia?

Lucha por lo que quieres, luchar por lo que no quieres es un absurdo en el que hay que evitar caer. Si el problema es que no sabes lo que realmente quieres párate un segundo a pensar.

Sé fuerte, cree en ti, y si no puedes hacerlo, al menos haz que lo parezca. La imagen que proyectes será muy importante.

No te encariñes mucho de nada, comprende que habrá veces en las que será mejor desprenderse de lo que has logrado para poder avanzar. Existe una única excepción, nunca dejes de encariñarte de seguir cumpliendo tus sueños. Sueños que cambiarán con el paso del tiempo.

Recuerda lo que has hecho bien pero sobretodo memoriza las cosas que has hecho mal. No dejes que sean una carga, más bien debe ser como aquella anotación que haces en la mano cuando no quieres olvidarte de algo. No pesa, no te estorba a todas horas y encima te recuerda lo que has de hacer (o no hacer).

Te equivocarás, a veces no tomarás la mejor de las decisiones y aún así el sol seguirá saliendo.

Y tras leer todo esto, te aconsejo que cambies el chip y vuelvas a leer lo escrito, pero esta vez no pienses en empresas ni nada por el estilo. Piensa en tu propia vida ¿A que el mundo de la empresa no dista tanto del mundo de las personas?

jueves, 29 de noviembre de 2012

Consejos



Hablemos de consejos. ¿Cuándo recibiste el último? ¿Fue realmente útil? ¿Dónde fue? ¿Quién te lo dio? ¿Qué decía?

En mi caso, y perdón por hablar de mí, la caja de un reloj acaba de darme la última sugerencia. Había visto consejos en camisetas, sobres de azúcar, en redes sociales, en libros, en revistas, en televisión, en vallas publicitarias, en carátulas de CDs, en la boca de un amigo y también en la boca de a la postre no tan amigos… pero nunca antes en la caja de un reloj. 

Esto me inquieta, no sé si es un triunfo del Marketing por lograr que una simple caja me haga reaccionar o simplemente el mérito es mío, y perdón otra vez por dedicarme a hablar de mí.

Trato de desconfiar de los consejos, básicamente porque muchas veces lo que parece un gesto altruista hace que el aconsejado tenga que pagar el peaje de verse obligado a seguir sí o sí las directrices del consejero (Matizo: consejero en sentido literal, no consejero en términos políticos). No sé si seguimos consejos por la pereza de no pensar otra cosa mejor, por vergüenza, por convicción o simplemente por odiar un violento “Te lo advertí” (y demás variantes) en caso de no seguir el consejo y haber fracasado. De hecho, puede que a veces duela más el dichoso comentario que la derrota en sí.

Sucede también que hay consejos que no son interpretados como tal, y por el contrario, otras veces simples palabras  se vuelven valientes y se convierten en consejos. 

Sin embargo tras pensar sobre el tema, creo que tengo una teoría y es que quizás quien realmente hace que el consejo sea consejo es el receptor. De nada vale tener delante al más grande de los profetas si no estás dispuesto a escuchar o si no entiendes sus palabras. Pero no te culpes, el consejo llegará cuando tenga que llegar, tanto que estoy empezando a pensar que quizás en otro momento de mi vida la simple caja de un reloj no llegaría a ser mi consejera. Simplemente tocaba. 

Derivando mi estúpida teoría cual fórmula matemática se podría extraer que solamente habría una persona capaz de darnos consejos. Consejero y aconsejado en el mismo cuerpo. Suena muy raro la verdad, y ni siquiera sé si realmente comparto este final, de hecho voy a aconsejarme dejar de escribir por hoy.

Sé que ahora debería poner un consejo a modo de conclusión , pero tratando de ser coherente con lo anteriormente escrito no lo haré.

lunes, 22 de octubre de 2012

23 afortunados años



No me considero una persona supersticiosa, agorera ni esclava de números, horóscopos ni cosas de esas. Sí me considero una persona de tradiciones, sigo saltando en las camas de los hoteles nada más llegar (hace unos días así hice) y sigo reflexionando cada vez que cumplo años, entre otras extrañas costumbres.

Este año lo hago  con especial ilusión porque se trata de una edad especial para mí, 23 años, de hecho, cuando en primero de la ESO tuve que hacer mi pequeña biografía en 5 o 6 páginas opté por titularla “Mi vida, un 23” porque era un número que me había elegido en miles de ocasiones. Aún así, nunca me ha gustado decir que el 23 sea mi número de la suerte, más que nada porque tras 23 años no he sabido encontrar una definición clara de la palabra ‘suerte’.

Sí, he visto al logotipo de Antena 3 decolorarse, a las pesetas marcharse,  viví en un mundo ideal que resultó no ser más que un castillo de naipes mal hecho, conocí también la vida sin el reggaeton ni el Whatsapp, cayó Lehman Brothers y con él se fueron muchos sueños, caminé por tres continentes, pisé más de 20 aeropuertos diferentes… pero no he encontrado el significado de la palabra suerte. Aún así sé que soy un afortunado, un gran afortunado.

Yo, que fui injusto con algunas personas y otras lo fueron conmigo siempre encontré quien me demostrara que existe la gente buena. Yo, que creí sentir dolor descubrí luego que simplemente eran cosquillas. Yo, que pedí perdón más veces de las que me lo pidieron a mí tuve la suerte de dormir con la conciencia tranquila. Yo,  que cometí infinitos errores aprendí de la vida que arrepentirse era traicionar al Daniel del pasado. Y por cada persona con la que discutía aparecieron decenas de personas con las que desahogarme. ¿No es eso ser afortunado?

Y no, no voy a mirar más al pasado para hacer este peculiar feedback igual que también voy a asumir que ya no es edad para jugar al escondite con nadie por mucho que haya gente que así lo quiera. Ahora es tiempo de mirar adelante, no sé si realmente este será mi año o no, pero lo pasaré sabiendo que me queda mucho por vivir y muchas canciones por entender (esta última frase creo que va a aparecer en mi futuro libro).
Muchas gracias por estar ahí un cumpleaños más leyendo mis cada vez menos curradas reflexiones. 

Gracias también por verme crecer (la barba y el pelo, porque de altura ya no creo que crezca más).

sábado, 20 de octubre de 2012

Palabras a un profesor



Me encuentro con un antiguo profesor del colegio, hablamos un rato de nuestras cosas, el pasado, la vida, el empleo,… Cosas de mayores. Probablemente aunque para mí no lo fuera, tuvo que ser una situación un tanto rara para él, hablar de estas cosas y que por la cabeza no se pase ninguna imagen de aquel niñato bigotudo (ahora soy barbudo) de 12 años requiere todo un ejercicio mental imposible al menos para mí. Aún así logro inmerecidamente varios halagos a mi persona que me veo obligado a agradecer.

Hablo también de la juventud, en tercera persona, como si la cosa no fuera conmigo y dadas mis circunstancias le pido que desde el colegio intente hacer todo lo posible por transmitir a los jóvenes que hay vida más allá de Belén Esteban y Messi y que hay que ser emprendedores. ¿Y eso cómo lo hago? Pregunta.
Empiezo a responderle tirando quizás por el camino más sencillo. Diles que estamos de paso, que hoy estamos aquí gracias a nuestros padres, abuelos, bisabuelos… así hasta llegar a Adán y Eva y todo lo que hoy tenemos es gracias a que otros lo conservaron. ¿Te crees que no lo hago ya? Me replica, y yo intentando aclarar mis palabras le digo que hablo más allá de ser agradecidos por tener un plato de comida, un hogar o ropa (necesidades fisiológicas según Maslow) hablo de agradecer todo lo que ellos consiguieron y cuidaron por nosotros y hoy nos estamos cargando. 

Muy bonito todo ¿Pero qué les digo?

Intento ante todo que desde el colegio se logre inculcar la importancia del respeto. Quizás lo haga influenciado por mi experiencia en otros países y su respeto tanto a lo privado, como a lo público, mientras aquí raro es el edificio que no tenga una pintada en el otros países es totalmente al revés. Intento en vano, ni con ese ejemplo logro dar una respuesta a su pregunta.

Ahora, tras una ducha, unas cuantas horas de cama y algún que otro momento de lucidez creo que ya sé cuál es la clave, ya sé qué diría si pudiera en ‘prime time’ ante un público joven de 25-50 personas (no sé bien de cuántos alumnos estamos hablando).El mensaje es bien claro: “Sean curiosos, investiguen, sin miedo a equivocarse”. 

Ese es el mensaje a dar Jose, el cómo lo dejo en tus manos, quien logre el don de la curiosidad podrá ir más allá y descubrir que hay muchos más caminos de los que creemos, hay más que fútbol y baloncesto, más que PP y PSOE, más que blanco y negro, salgamos de la dicotomía, del par o impar, del ser o no ser. Además este mensaje podría ser dado en cualquier materia, se puede ser curioso tanto en las Matemáticas, en la Lengua probando a juntar palabras, en Biología tratando de ver la vida en el lugar más insignificante, o en Historia tirando de Archivos Históricos y herramientas de las que casi no conocemos de su existencia. Por no hablar de Plástica y Música. 

Y no, no es fácil transmitirlo, y yo tampoco soy la persona más apropiada para decir esto, y puedo estar abusando de la demagogia, pero confío en que puedas hacer llegar el mensaje, al fin y al cabo fuiste tú quien me enseñó la única fórmula que aún recuerdo y que más útil me ha sido (Sí, hablo de esa de menos B más menos raíz cuadrada de b al cuadrado menos cuatro por A por C partido entre 2A)
 

Un saludo y cuando quieras seguimos la conversación