Suelo tener
la insana costumbre de ver los telediarios, antes lo hacía esperando a que
llegara el tiempo de los deportes, luego empecé a preocuparme un poco más por
las cosas que los informadores consideraban noticia, y ahora lo hago para estar
al día de las nuevas frases hechas que van saliendo.
Ya
prácticamente solo se habla de la crisis, y seguidamente, cual ametralladora de
la boca del presentador, el entrevistado, el político, o el experto sale una
colección de frases más que hechas más o menos ciertas. “Hemos vivido por
encima de nuestras posibilidades” , “La culpa es de los bancos”, “No es una
crisis normal, es una crisis financiera”… Y por encima de todas, hay una frase
que a mí me encanta, “Esta es una crisis de confianza”.
No he
querido molestarme en buscar la definición de confianza en el diccionario de la
RAE, he preferido tirar de imaginación y hacer mi propia versión. Confianza es
la certeza, suposición o anhelo de que algo va a ocurrir según lo pactado por
otras personas o por nosotros mismos.
A diario confiamos
en que el despertador suene a la hora, en que al abrir el grifo salga agua, en
que realmente los fabricantes de llaves y cerraduras no hagan dos llaves
iguales, en haber pagado un precio razonable por cualquier producto, en esta,
una sociedad de consumo, o en que la comida que vamos a comer está en buen
estado por ejemplo. Sin olvidarnos de los semáforos y demás señales de tráfico.
Confiamos también
en medicamentos y médicos
En los
bancos solíamos hacerlo también, nuestros ahorros deberían estar a salvo ahí,
de hecho debemos ser bastantes los que seguimos haciéndolo, si no acabaríamos
convirtiéndonos en los hermanos Banks de Mary Poppins y sin querer acabar provocando un gran revuelo.
Lejos de la
rutina llevamos toda la vida confiando en muchas cosas, en que lo que nos enseñaron en casa y
en la escuela es lo correcto, en ser quienes nuestros familiares nos dicen que
somos, o que las leyes que otros han establecido realmente son justas. También sin darnos cuenta, llevamos toda la vida
confiando en nuestros cinco sentidos, seamos daltónicos, sordos… o no.
Podría seguir
citando infinidad de pequeños actos en los que confiamos o tratar de descubrir
que es lo que realmente buscamos cuando decidimos confiar en otra persona, pero
CONFÍO en que al leer esto cada uno en un ejercicio de reflexión saque sus
propias conclusiones.
Lo que si
queda claro es que las personas, esos seres tan raros de los que nos estamos
olvidando, hemos construido un mundo en base a la confianza. Y si realmente
esta es una crisis de confianza en el sentido que yo he descrito, la cosa es
más importante de lo que yo personalmente creía.
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