jueves, 28 de abril de 2011

Equilibrio

Se me escapa abril, mes santo y republicano, mes de aguas mil, mes del vino y, visto el índice de entradas publicadas, mes de la inspiración. Y haciendo este peculiar feedback caigo en que hace un año comencé a escribir sobre el equilibrio. Jamás terminé aquello que empecé, fui aplazando el momento y hasta perdí la noción del tiempo.
Recuerdo que era abril cuando decidí escribir porque venía de caminar entre viñedos por Tegueste en vísperas de romería, impactado de ver como se podía pasar de un paisaje de lo más rural a otro más urbano en cuestión de un par de kilómetros. Y decidí escribir sobre el equilibrio.
Reciclando todo lo que había escrito me dispongo a terminar de una vez con un año de espera, y sin haber visto hasta hoy lo que había escrito.
Equilibrio, qué curiosa palabra, seguro que la gran mayoría de los mortales al oírla pensarán en funámbulos cruzando una cuerda sobre cocodrilos, con o sin red, por la mente tal vez pasearán pulseritas “milagrosas” o gente a la pata coja. De no ser así probablemente se ocurrirán dietas equilibradas o desequilibrados mentales tal vez.
Y es ahora en Aristóteles en quien pienso, o mejor dicho, pienso en el término medio como solución. Los extremos nunca han sido buenos, a excepción de la punta de los “cornetos”, Messi y Cristiano Ronaldo. De hecho, hasta un exceso de cariño puede ser contraproducente y provocar que uno viva en un mundo ideal a la par que irreal.
Sin embargo lo que me preocupa hoy, es como poco a poco vamos desequilibrando al planeta y va prevaleciendo el color gris del cemento por encima del verde de los campos, grandes llanuras se convierten en grandes urbanizaciones y los productos agrícolas van perdiendo peso en los lineales de los supermercados.
No sé si las heridas que le provoquemos al planeta serán reversibles o no, no olvidemos que soy de letras, lo que sí sé es que ya es más fácil construir sobre un terreno fértil que derruir y volver a hacer que un terreno recupere su fertilidad, no solo por motivos biológicos/químicos sino por asuntos legales o incluso económicos.
“Demagogia” aparte, la tesis que sostengo es que si queremos progresar habrá que respetar, y eso, hasta donde yo sé se llama equilibrio.
Y una vez equilibrado el número de entradas de este blog, afronto el mes de mayo sabiendo que será mes de estudios, y será ahí donde radique el equilibrio entre vivir y no hacerlo.

sábado, 23 de abril de 2011

Un partido en modo aleatorio

He vuelto al estadio a ver al Tenerife tras casi dos meses sin ir, esta vez tocaba hacerlo solo y con la exclusiva compañía de música. Algo que me sirvió para desarrollar dos teorías complementarias, la primera es que los nuevos artilugios tecnológicos (“gadgets” para los más snobs) incorporan alguna extraña función que hace que busquen canciones relacionadas con la realidad que está teniendo lugar si uno opta por el modo aleatorio; la segunda teoría es que quizás sea uno quien apoderado por la inspiración encuentre similitud entre lo vivido y las canciones que suenan.
Aproximadamente 30 canciones sonaron y a todas salvo una supe encontrarle similitud con la situación del Tete. La canción libre era “se enamoró de un río” de Pedro Guerra, he tratado de darle muchas vueltas y no se me ocurre qué pintaba la canción en el dichoso partido.
Todo empezó con Maná y “no te rindas”, pintando un panorama muy optimista con esta canción, pasando automáticamente a escuchar a “La Vieja Morla” con su canción “Inesperado”, es que no creo que haya mejor título para la nefasta temporada 2010/2011. Hizo también su aparición Ismael Serrano con “ya nada es lo que era”, pensamiento generalizado al echar la vista atrás y ver que el año pasado estábamos en primera y que el próximo tocará jugar en segunda B.
Y así llegó Juanes con Yerbatero, “eso es lo que hace falta, alguien que acabe con esto” pensé, y fue precisamente con esta canción con la que llegó el gol del Villarreal B, quitándome el antifaz que me hacía creer en la salvación, antifaz que daba también nombre a la canción de Maná que sonaría seguidamente. Tampoco faltó a su cita Nach con “pensando en voz alta”, que es lo que hacían muchas personas a mi alrededor, mientras yo seguía con mis cascos sorprendido con tanta coincidencia.
“Volveré temprano” también de Ismael Serrano llegó a mis oídos, convirtiendo en una auténtica montaña rusa a mis emociones invitándome a creer que lo de la 2ªB será un mero trámite. Y surgieron las dudas con Amy Winehouse y su “will you still love me tomorrow” , no supe responderle, no sé si seguiré queriendo a mi equipo mañana, es más ni siquiera sé si seguirá existiendo mi equipo, aunque supongo que al acabar mi enfado volveré a jurar “amor eterno” a mis colores.
Danzaré al son de la vida cantaba Macaco, dando paso a Bob Marley y su “Is this love”, ¿es amor esto que estoy sintiendo? ¿aman realmente los jugadores a su equipo? La respuesta llegó de la grada con eso de “jugadores mercenarios”. Siguiendo con la racha de música en inglés y cantada por leyendas de la música llegó Bruce Springsteen con su canción, “one way street”, calle de un único sentido que va a parar a 2ªB.
“El regalo más grande” de Tiziano Ferro también apareció y Macaco regresó con “Seguiremos” pero sinceramente no lograron impregnarme de mucho optimismo. Quienes sí lograron que me pusiera a pensar fueron The Beatles con “Something”, ¿qué será ese algo que necesita el Tenerife? El gol supuse y seguí con lo mío mientras sonaban Los Secretos con Manolo García cantando “volver a ser un niño” niño que fui, niño que tuvo a su equipo en UEFA y no supo valorarlo.
Y Revolver siguió metiendo el dedo en la llaga con “El dorado” canción en la que dice una frase con muchísimo simbolismo “¿lo mejor de sus vidas dónde se ha quedado?”, y a buen entendedor ya sabemos lo que pasa.
Y terminó el partido igual que lo hace esta entrada (En circunstancias normales tocaría terminar con una frase optimista que invitara a la esperanza, mas esta vez no será así)

miércoles, 20 de abril de 2011

20 de abril... ¿del 90?

Quienes de vez en cuando sigan las “cositas” que escribo sabrán que todos los años el “20 de abril” hago un humilde homenaje a la canción de Celtas Cortos con igual nombre.
Debo confesar que siempre escribo con alguien en la mente y esta vez no quiero dirigirme solamente a todos esos amigos/conocidos/colegas, (en definitiva, compañeros de una parte del camino que transcurro) de los que me he distanciado, además este año, dadas mis circunstancias quizás mis palabras cobren mayor significado. Podría ahora empezar a lamentarme y buscar mil y una explicaciones al distanciamiento junto con sus respectivos culpables, sin embargo de poco serviría y lo único que puedo decirte es que te sigo esperando con los brazos abiertos, como si el tiempo no hubiera pasado y hoy no fuera más que el viernes siguiente a aquella última vez que nos vimos, además creo que debes saber que muy frecuentemente me acuerdo de ti, y apareces en el lugar menos pensado, ya sea en la calle, en la tele, en un escaparate o en una canción por ejemplo.
Dicho todo esto, me toca dirigirme a ti, con quien he sido muy injusto dedicándole palabras a quienes no están y olvidándome de tu persona, tú, que me sorprendes en el momento más inesperado mostrándome tu afecto con pequeños gestos, a ti, que has sabido entenderme, y si no, por lo menos te has acercado a ello. Miradas de compasión en mitad de exámenes, llamadas inesperadas, mensajes, comentarios positivos sobre mí a mis espaldas, abrazos sinceros en algún rencuentro, o reflexiones que ponen a funcionar a esta cabeza (algún día escribiré sobre teorías como la del chocolate y el helado) o simplemente por contar conmigo y aceptar mi millón y medio de defectos y mis meteduras de pata que derivan de ellos. Lo único que puedo hacer es darte las gracias de todo corazón.
Tampoco puedo olvidarme de toda esa gente que poco a poco va entrando en mi vida, y que pese a no tener el tiempo como aval va opositando poco a poco a grandes amigos, demostrando de esta forma que las relaciones humanas son algo más que una empresa, y por lo tanto no se puede regir ni por el LIFO*(último en entrar, primero en salir) ni por el FIFO* (primero en entrar, primero en salir) (*son métodos usados para valorar mercancías por ejemplo). Enseñándome también que me queda mucha gente por conocer, pese a saber que jamás podré conocer a toda la gente buena que vive en esta pelota llamada tierra. Un placer conocerte, es el resumen de todo lo que quiero decirte.
Y ya que hablo de gente por conocer, ¿por qué no dedicar unas palabritas a esa gente que todavía no conozco? Va por ti, futuro amigo, o futura esposa, quién sabe: todavía no nos conocemos, pero si vienes con buenas intenciones, siempre habrá Daniel para todos, y un pedazo de mí para compartir contigo.
En definitiva, sea como sea, espero que este nombramiento extraoficial del 20 de abril como día de la amistad sirva como muestra de apertura y que mi mensaje llegue a ti, si no es así, siempre cabrá desear que hoy 20 de abril, aprovechando la final de la copa del rey, entre amigos puedas saber que en algún lugar de Tenerife, tu amigo Daniel está viendo las mismas imágenes que tú.

viernes, 8 de abril de 2011

Fin al pesimismo

Me comentaba hace unos días un queridísimo seguidor que notaba cierto pesimismo en mis palabras, no es mi intención, porque como bien decía una de las primeras canciones de rap que empecé a escuchar “si caminas cojeando, no das miedo, sino lástima”, y no, no quiero dar lástima, y mucho menos quiero poner en alarma a quienes me leen. Estoy bien, aunque tampoco puedo negar, que al igual que en los grandes pintores se nota su estado anímico, quizás en lo que escribo puede quedar un retazo de negatividad. Intentaré cambiarlo. Pero quiero que quede claro que estoy bien, y que todo pesimismo que pueda intuirse en mis palabras deriva del hecho de que escribo como alivio a días extraños. Entendiendo por días extraños a los que Bunbury y Nacho Vegas definen como aquellos "días en los que valdría más no salir de la cama" (“casualmente” la canción se llama “días extraños”). Hoy quiero escribir sobre esos días, intentando que sirva como punto de inflexión, y que a partir de ahora mis palabras irradien más optimismo si cabe. Podría empezar llenando esto con algún que otro oxímoron, metáforas, o dicotomías del tipo “sin noche no hay día”, o el tan de moda “la crisis agudiza el ingenio” pero pecaría de usar demasiados tópicos. El caso es que ante esos días rara vez hay remedio que no implique el paso del tiempo, sabio curador, pero gran traidor, porque cuando todo va mal, todo parece eterno, el reloj no avanza, y cuando todo va perfecto, las horas dejan de ser la referencia, y son los suspiros quienes miden el paso del tiempo, siempre ha sido así, de hecho el año pasado con el Tenerife en Primera el tiempo se me fue volando, y ahora que el descenso a Segunda B está al acecho, el fin parece no llegar. Escrito esto, una parte de mí me pide ser optimista y pedir que disfrutemos del camino de levantarse, no dejando que pase el tiempo y aprovechando que vida no hay más que una y que paradójicamente en la oscuridad se ven algunas cosas más claras, o bien recurrir a la filosofía oriental, y hacer referencia al ying y el yang y decir que hasta la cosa más odiada jamás imaginada puede esconder un punto de optimismo. Pero otra parte de mí, la más cauta quizás, me lleva a esos días y me dice “Daniel, deja de pedir cosas imposibles, no es tan fácil darle color a un día negro”. Así que lo mejor será que cada uno saque sus conclusiones y reaccione de la forma que quiera. Yo por mi parte, tras esta terapia de choque, voy a intentar transmitir mejores sensaciones, aunque conociéndome, no aseguro éxito, dado que muchas veces me propongo retos que luego no logro concluir, para muestra, basta ver mi colección de libros a medio leer.

miércoles, 6 de abril de 2011

Mis temores

Hace unos meses comentaba que con el paso del tiempo mis miedos habían sufrido cambios, algunos permanecían y otros por su parte habían surgido, en fin, como la propia vida donde unos nacen, otros seguimos y por último otros ya no están. Quizás faltó precisión en mis afirmaciones, así que voy a intentar profundizar un poco en mis palabras, así que haciendo un gran ejercicio de síntesis voy a enumerar algunos temores que van más allá del dolor físico: Me aterra el hecho de que blackberrys, iphones y móviles en general nos dominen y dejemos de mirar al suelo, al cielo o al paisaje para centrarnos en sus pantallas. El problema no está simplemente en que se multiplique el número de tropiezos, sino en que nos olvidemos de ver la belleza que reside en todos esos lugares que existían mucho antes de que llegáramos. Temo también que desaparezcan tradiciones, y que cuando queramos salvarlas ya sea tarde. Acudiendo al término tradición en toda su amplitud, desde las tradicionales reuniones con viejos amigos que van perdiendo asiduidad hasta las tradiciones más artesanales que luchan por tener continuidad y no hay visos de que vayan a encontrar relevo. Otra duda que me nace es ¿qué pasaría si los pesimistas vencieran? Sería mi fin, y siento que cada vez ese día está más cerca pero prefiero no preguntarme qué pasaría si el optimismo que queda en mí desapareciese, pero un entorno cada día más gris, tirando a negro va ganando terreno y empiezo a preguntarme qué pasaría si me lo preguntara. Otro de mis miedos es el de acabar acostumbrándome a ceder la razón, a reconocerme culpable de cada acto, de cada hecho, lo que podría derivar en acabar acomplejándome un poco más y aborreciendo mi carácter crítico, total todas las culpas serían mías. Y por último en esta peculiar lista debo añadir el respeto que me imponen comentarios ajenos, y solamente me toca confiar en no caer en el error de creerme todo lo que me digan, ya sean críticas o halagos, de hecho si de algo tuviera que fiarme sería de las críticas, antes que de los halagos, aunque como suele pasar, es muy fácil decirlo y bastante más complicado llevarlo a cabo. Y a medida que escribo se me van pasando por mi cabeza potenciales temores y me sorprende saber que son muchos más de los que yo imaginaba, y empiezo a asustarme, básicamente porque no me creía tan débil, y por lo tanto creo que va a ser mejor dejarlo aquí, así no me asusto a mí mismo ni transmito mis debilidades para que algún estratega se aproveche de ellas.