Quienes de vez en cuando sigan las “cositas” que escribo sabrán que todos los años el “20 de abril” hago un humilde homenaje a la canción de Celtas Cortos con igual nombre.
Debo confesar que siempre escribo con alguien en la mente y esta vez no quiero dirigirme solamente a todos esos amigos/conocidos/colegas, (en definitiva, compañeros de una parte del camino que transcurro) de los que me he distanciado, además este año, dadas mis circunstancias quizás mis palabras cobren mayor significado. Podría ahora empezar a lamentarme y buscar mil y una explicaciones al distanciamiento junto con sus respectivos culpables, sin embargo de poco serviría y lo único que puedo decirte es que te sigo esperando con los brazos abiertos, como si el tiempo no hubiera pasado y hoy no fuera más que el viernes siguiente a aquella última vez que nos vimos, además creo que debes saber que muy frecuentemente me acuerdo de ti, y apareces en el lugar menos pensado, ya sea en la calle, en la tele, en un escaparate o en una canción por ejemplo.
Dicho todo esto, me toca dirigirme a ti, con quien he sido muy injusto dedicándole palabras a quienes no están y olvidándome de tu persona, tú, que me sorprendes en el momento más inesperado mostrándome tu afecto con pequeños gestos, a ti, que has sabido entenderme, y si no, por lo menos te has acercado a ello. Miradas de compasión en mitad de exámenes, llamadas inesperadas, mensajes, comentarios positivos sobre mí a mis espaldas, abrazos sinceros en algún rencuentro, o reflexiones que ponen a funcionar a esta cabeza (algún día escribiré sobre teorías como la del chocolate y el helado) o simplemente por contar conmigo y aceptar mi millón y medio de defectos y mis meteduras de pata que derivan de ellos. Lo único que puedo hacer es darte las gracias de todo corazón.
Tampoco puedo olvidarme de toda esa gente que poco a poco va entrando en mi vida, y que pese a no tener el tiempo como aval va opositando poco a poco a grandes amigos, demostrando de esta forma que las relaciones humanas son algo más que una empresa, y por lo tanto no se puede regir ni por el LIFO*(último en entrar, primero en salir) ni por el FIFO* (primero en entrar, primero en salir) (*son métodos usados para valorar mercancías por ejemplo). Enseñándome también que me queda mucha gente por conocer, pese a saber que jamás podré conocer a toda la gente buena que vive en esta pelota llamada tierra. Un placer conocerte, es el resumen de todo lo que quiero decirte.
Y ya que hablo de gente por conocer, ¿por qué no dedicar unas palabritas a esa gente que todavía no conozco? Va por ti, futuro amigo, o futura esposa, quién sabe: todavía no nos conocemos, pero si vienes con buenas intenciones, siempre habrá Daniel para todos, y un pedazo de mí para compartir contigo.
En definitiva, sea como sea, espero que este nombramiento extraoficial del 20 de abril como día de la amistad sirva como muestra de apertura y que mi mensaje llegue a ti, si no es así, siempre cabrá desear que hoy 20 de abril, aprovechando la final de la copa del rey, entre amigos puedas saber que en algún lugar de Tenerife, tu amigo Daniel está viendo las mismas imágenes que tú.
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