miércoles, 31 de diciembre de 2014

El 2014 que termina

Finaliza 2014, siento un ‘déjà vu’, entre trajes traídos de la tintorería, bolsas con uvas, ropa interior roja y sobretodo con la extraña sensación de siempre. Otro año que termina, otro 31 de diciembre frente a la pantalla del ordenador, tratando de no olvidar ningún hecho relevante que haya traído este año. Otra vez sin saber por dónde empezar.

Así que para que nada cambie, empezaré por quienes nos abandonaron este año.

Se nos fue el tío Phil (James Avery), el abuelo de Médico de Familia (Mariano Peña), el padre de la rumba catalana (Peret), el abuelo y padre de la selección española (Luis Aragonés). La democracia también quedó un poco huérfana, al ver desaparecer a Adolfo Suárez, provocando que todo un clásico como el aeropuerto Madrid-Barajas cambiara/ampliara su nombre.

Se nos fue mucho talento, como el de Gabriel García Márquez, Joe Cocker, (don) Alfredo Di Stefano, Paco de Lucía o Robin Williams.

Sin quizás tanto talento, pero con bastante dinero, vimos desaparecer personajes como Emilio Botín o la duquesa de Alba (por motivos prácticos, no pondré su nombre completo).

El Chavo del Ocho o el joven cocinero Darío Barrio también tienen su lugar en este humilde homenaje, al igual que Tito Vilanova, a quien su vida se le esfumó como aquel extraño avión de Malaysia Airlines al que se le perdió la pista.

Se fueron también miles de vidas anónimas, víctimas del dichoso ébola, de atentados, por violencia doméstica o por alguna de las estúpidas guerras que aún en pleno siglo XXI siguen teniendo lugar.

Y entre tanta mordaza, tanta separación y tanto distanciamiento por fin nos unimos para algo, y no hablo de la mejora de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, hablo de aquel día de abril en el que todos reconocimos ser macacos tras ver a Dani Alves comer un plátano que le habían lanzado.

No fue el año del cambio, pero hubo cambios: Crimea dejó de pertenecer a Ucrania, según Rusia. Y también cambió nuestra monarquía, con una abdicación y la llegada de un Rey y una Reina que por fin saben hablar inglés y que no tienen hijas corruptas (de momento) (presuntamente todo esto). Cambió el panorama político con la llegada de un tal Pablo Iglesias, liderando Podemos, haciendo que en Moncloa, en Ferraz y en Génova más de uno se echara a temblar.

Este año quedamos al desnudo, ya fuera para aceptar el Reto del Tibu, o para mojarnos contra la ELA. Se desnudaron también los concursantes de Adán y Eva y el CNI con la llegada de un tal Francisco Nicolás, al que aún no sé si creer o no.

Magaluf llenó telediarios en verano, y Dani Rovira apareció a todas horas en todos los canales a raíz del éxito de Ocho Apellidos Vascos. Volvió Torrente a los cines, y volvimos a sentirnos perdedores al ver a la selección española regresar de Brasil en la primera fase. No sirvió de consuelo ver a Brasil llevarse 7 goles por parte de Alemania, merecida campeona.

Y mientras, Artur Mas continuó con su consulta catalana, que acabó convertida en un sucedáneo de referéndum. Elección que no tuvo Teresa Romero para decidir si sacrificaban a Excalibur o no.

En lo personal, este fue el año de llegar al cuarto de siglo, de volver a lugares a los que no me canso de volver (para 2015 trataré de escribir sobre esto), y de conocer nuevos lugares. Visité la CN Tower de Toronto pero la niebla no me dejó ver Toronto Entero, me dejé salpicar por las Cataratas del Niágara, me desperté viendo el Big Ben y me emocioné al ver a peregrinos llegar a Santiago. Y bueno, también me sentí raro al ver a la Unión Deportiva Las Palmas perder el ascenso en el último minuto. Escondí mis colores, al visitar el 7 Palmas en un derbi que no pudimos ganar. Me reencontré con viejos amigos, “corrí” mi primera carrera y me fui de boda.

Y sobretodo, puedo decir que este año no sufrí ninguna baja. Algo que le pido al 2015.

En definitiva, este fue mi año, ahora toca pensar en el 2015 que según algunos se presenta opaco, como las tarjetas de Bankia, por mi parte, prefiero pensar que siempre habrá hueco para un rayo de luz y esperanza.


Feliz 2015 a todos, y espero que este año les trate como de verdad se merecen.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Hace un año

Era verano, los maniquíes vestían de corto, mujeres y hombres aprovechaban las rebajas para cargar con bolsas. Y entonces me detuve ante un escaparate, y decidí que algún día escribiría sobre él. Ese día es hoy.

¿Qué habrá visto Daniel para decidir escribirle a un escaparate? Pues aquí va mi respuesta de lo que se podía presenciar en aquel escaparate de la marca norteamericana de ropa 'Aéropostale':


¿Somos las mismas personas que éramos hace un año? Que comience el debate.

Mi valoración capitalista del anuncio en sí casi que me la guardo, está claro que el anunciante lo que pretende es recordarnos que ha pasado un año y aún no hemos renovado nuestro armario, y que las modas han cambiado. Aunque quizás debería decir que nos las han cambiado.(Según el extenso refranero español, el hábito no hace al monje, por lo que nuestra colección de ropa no ha de ser relevante para responder a la pregunta de este anuncio).

Aclarado esto, voy a seguir los pasos de todo "buen político" y voy a responder a la pregunta de este cartel con una batería de preguntas:

  • ¿Son tus objetivos los mismos que hace un año?
  • ¿Ha nacido alguna ilusión desde hace un año?
  • ¿Es tu rutina la misma que hace un año?
  • ¿Escuchas la misma música?
  • ¿Terminaste ya aquel libro que empezaste y dejaste para cuando tuvieras más tiempo?
  • ¿Tus palabras de hace un año siguen teniendo validez hoy?
  • ¿Has viajado en los últimos 12 meses?
  • ¿Te ha pasado algo interesante en el último año?
  • ¿Sigues rodeándote de exactamente las mismas personas de hace un año?
  • ¿Cuántas veces has reído y/o llorado en estos últimos 365 días?
  • ¿Has renovado tus problemas o sigues preocupado por lo mismo que hace un año?
  • ¿Tienes la misma pareja que hace un año? ¿Ya encontraste a alguien por quien sacrificar tu condición de libre?
  • ¿Acaso no has cosechado ningún éxito o ningún sacrificio en este tiempo?
  • ¿Cambiaste de película favorita? ¿Y de canción inspiradora?


Las respuestas son solamente tuyas, al igual que las conclusiones.Eso sí, seas o no seas la misma persona que hace un año, procura dar lo mejor de ti siempre.

 Por mi parte, no puedo evitar acordarme de mi profesora de Filosofía de Bachiller (a quien dedico esta entrada), quien nos hablaba de Heráclito y Parménides y sus "discusiones" sobre el cambio. "Discusiones" que un día resumí en esta humilde carta que en su momento envié a El País Semanal de forma desinteresada, y ellos decidieron publicar:




                       Carta publicada en diciembre de 2007, hace casi 7 años

Debo admitir que ya no leo El País Semanal, ya no sueño con el suplemento de los domingos, ahora sueño con correos con ofertas de empleo, con Whatsapps amigos, con 140 caracteres y con cobertura 4G infinita. Pero sigo soñando, eso no ha cambiado. Por eso mismo, sí creo que una parte de mí sigue siendo la misma que hace siete años, o hace un año o hace  un rato mientras que otra parte se asustaría si se cruzara con mi viejo ser. Soy el mismo Daniel, pero en distinta versión, y lucho cada día por sacar al mercado mi mejor actualización, y si Google, Apple o Windows también se equivocan en ocasiones, ¿por qué no iba a hacerlo yo?


PD: Sé que alguno pensará eso de "¿Desde verano esperando para escribir y escribe esta entrada tan caótica?". Tienes razón, pero tenía que escribirla ya, porque como podrás comprobar, cuanto más tiempo pasaba más conceptos pasaban por mi cabeza.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

24 Meses

Hay fechas que se me quedan guardadas en la memoria, y aunque no cuente los días para que el calendario me lleve a ellas, cuando llega el día no puedo evitar poner mi atención allí.

Eso me pasa con el 5 de noviembre, tal día como hoy, hace dos años, empecé a "jugar" a ser emigrante para unos, inmigrante para otros y marché en busca de nuevos colores de otoño y algún que otro propósito más.

Creo que prometí escribir sobre la experiencia, mas nunca lo hice, igual que aquellas palabras que pretendí dedicar a tanta gente, y aún están en camino. En el fondo, a veces pienso que si hay cosas que aún no he escrito puede ser porque hay momentos que no deben ser prostituidos de esta forma, sin precaución, sin un refresco delante y sin una mirada de vuelta que confirme la complicidad. Quizás hay cosas que es mejor guardar y enseñar a unos privilegiados, aún a riesgo de dejar de mostrar preciosos recuerdos.

En fin, a lo que iba, hoy es 5 de noviembre y creo que ya ha llegado la hora de hacer público aquel conato de entrada que empecé a escribir hace ya 24 meses. Tal cual está en las notas de mi teléfono móvil las copio y las pego.

Esto es lo que escribía, si lo sigo pensando, si acerté o no, creo que aún está por ver.


Y entonces miras al cielo, luego al suelo y piensas "¿Ha valido la pena sufrir?" "¿Ha valido la pena coleccionar enemigos?".

Te preguntas qué será de todas esas cosas que dejaste a mitad, qué hubiera pasado si aquella conversación interior no hubiera acabado así. Y piensas si realmente ha merecido la pena.

Y no, no hay respuesta a la vista, quieres pensar que nada ha valido la pena, pero por otra parte sabes que si no hubiera pasado nada, si hubiera pasado algo, hoy no estarías ni así ni aquí.


Pd: leyéndolo ahora parece como si me fuera a morir y estuviera haciendo balance con mi vida, o como si alguna banda de mafiosos me estuviera buscando, cuando solamente era yo quien trataba de buscarme. Realmente, pensándolo bien, a la postre murió una parte de mí, no andaba tan desencaminado.


jueves, 23 de octubre de 2014

Mi cuarto

Mi cuarto, que es compartido, según mi madre está desordenado.

Cuarto de la E.S.O. sabe a polvorones y despedidas, cuarto de primaria a bolígrafos e inocencia, cuarto de carrera supo a magia.

Un cuarto de libra del McDonalds puede ser mucho o poco, según el hambre que tengas. Además, se le puede quitar el pepinillo, el tomate, o lo que no guste.

El cuarto menguante, o el cuarto creciente de la luna nos recuerda que aún falta luna por llenar, y llegará hasta que un día dejemos de verlo. Ni los momentos de plenitud duran para siempre, ni los momentos de vacío. Todo es cíclico.

Una cuarta de vino "peleón" puede ser un mundo, y un simple trago si el vino está bueno.

El cuarto es el primero de los que no suben al podio, el primero de los humanos, quien más ganas de mejorar tendrá seguramente.

Un cuarto oscuro puede dar miedo, o incitar a la pasión. Cada uno elige.

En una cuartilla solía escribir, allí, no había autocorrector, las tildes no se ponían solas y las rayas rojas se hacían con un pilot.


En Canarias, un cuarto de aperos es una buena forma de empezar una gran casa, poquito a poco, sin que se enteren los de Medio Ambiente. 

Un cuarto kilo de queso amarillo y jamón era lo que le solía pedir a la del súper, y rara vez acertaba, o me ponía más o me ponía menos, era difícil cuadrarlo por mucho que pesara loncha a loncha.

Los cuartos, es un tipo de campanada, en el que no hay que comerse las uvas, pero todos lo hacemos por miedo a que Eloísa se esté equivocando.

Y ahora voy a hablar sobre mi cuarto de siglo.

Y es que mi cuarto de siglo tiene un poco de todos los cuartos que he nombrado, para empezar no es solamente mío, también tiene cosas de todo el que ha pasado por él, y sí, también está algo desordenado.

Sabe a polvorones, a despedidas, a bolígrafos, a magia, a inocencia y a mil cosas más (a pescado y verduras no sabe mucho la verdad).

He apartado de este particular cuarto de siglo de “McDaniel” a algunas personas, y me han apartado otras, cual lechuga. También hay gente que ha tragado conmigo aceptándome tal y como soy. No se si algunos habrán acabado empachados de mí, pero por mi parte, debo reconocer que sigo teniendo hambre.

También tengo sed, y es que veinticinco años es un trago, un dulce trago que te deja con ganas de más. Espero que este hambre y esta sed me sirva para seguir construyendo una buena vida, a raíz de este cuartito de aperos que empezó hace ya unos años.

Mi vida tiene tachones, errores y destellos de creatividad junto algún garabato, tiene miedos y pasiones.Tiene la certeza de que siempre habrá alguna loncha que descuadre los planes.

Dicen que la crisis de los veintitantos me atacará, que renegaré del salir de fiesta, que valoraré planes más tranquilos, que el cotizar, el casarme, el tener hijos y el crear un proyecto de Daniel empezará a tocar a mi puerta. Sé que me arrepentiré de haber y no haber hecho cosas, trataré de recuperar el tiempo perdido. Pero no, no se puede recuperar, ya pasó y ahora solamente toca tener la cabeza bien alta por haber llevado un cuarto de siglo lo más dignamente posible pese a no haber pisado ningún podio. Toca armarse de valor para afrontar todos los cuartos de siglo que me echen, o que nos echen, que como ya dije, estos veinticinco también tienen cosas tuyas.

Y puesto a esperar, cruzo los dedos para que este cuarto, no acabe como el de Tula (o que acabe lleno de misterios como Cuarto Milenio). Este año, quizás de la campanada (o los cuartos).


GRACIAS.


Pd: Seguramente, los aficionados al baloncesto sabrán que en el primer cuarto rara vez se gana o se pierde partidos, pero sirve para conocerse.


lunes, 8 de septiembre de 2014

Invitación a jugar

Ella me invitó a jugar. No era la primera vez que lo hacía, antes que ella, muchos y muchas me habían invitado a jugar, mas yo no quise.

Su invitación era diferente, llegó a medianoche, aprovechándose de mi aburrimiento y prometiéndome vidas. Me hablaba de un nuevo mundo de caramelos. Esa vez, acepté.

Ella, me invitó a jugar al Candy Crush.


Con este absurdo cuentito, solamente pretendo demostrar cómo las redes sociales y la tecnología en general han rescatado palabras y han dado nuevo valor a otras.

Me explico:

Amigo: realmente no veo necesario recordar la diferencia entre un amigo en la vida real, y un amigo virtual. Las diferencias son obvias, pero todos cumplen su función. Eso sí, gracias a las redes sociales, muy probablemente Roberto Carlos podría hacer realidad eso de 'Yo quiero tener un millón de amigos'. Por cierto, los amigos en la vida real no lo hacen a través de solicitud de amistad.

Compartir: me alegro muchísimo de que volvamos a usar esta palabra, aunque solamente sea para mostrar un vídeo, una foto o una noticia. Compartir es algo que debemos hacer más.

Etiquetar: tal vez, hace unos años hubiera dicho que esta palabra me suena a ponerle el nombre a los libros, al comienzo del curso. Sin embargo, las etiquetas, no siempre son buenas.

Perfil: para mí, el perfil siempre fue ponerse de lado (ponerse de perfil). Dicen que todos tenemos un perfil bueno y un perfil malo, no sé si es cierto o no, lo que sí pasa es que todo perfil no deja ver todo lo que eres, siempre queda algo escondido.


Seguidor: que alguien te lea, no significa que te siga ¿O me equivoco?.


En definitiva, quería colar este cuento y no sabía cómo hacerlo. Espero que nadie me denuncie por ello.



martes, 12 de agosto de 2014

Gaviota en El Niágara

Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada,
como la pena de ser
ciego en Granada.

(Francisco de Icaza)

Tardé un tiempo en descubrir la antítesis de ser ciego en Granada. Conocí la ciudad nazarí hace unos y comprobé que el poeta tenía razón. Ahora, años más tarde creo haber descubierto una forma de vida bastante envidiable.





 Fíjate en la gaviota, sobrevolando las Cataratas del Niágara, sin miedo, disfrutando de tan maravillosas vistas, viviendo en su particular parque acuático.

A un lado Estados Unidos, al otro Canadá, viviendo sin visados, ni pasaportes. Cruzando las fronteras sin esperas ni colas, sin incómodas preguntas. Las gaviotas no entienden de banderas, ese cacho de tela creado para ondear al viento tan difícil de entender. Las gaviotas saben más sobre viento que un pedacito de tela, qué duda cabe, ninguna se achanta ante las estrellas americanas, ni ante la hoja de arce canadiense.

Tampoco entienden de fronteras, una línea imaginaria que separa tierras. Las gaviotas son mucho más que de la tierra, tanto que no se sabe si son del aire o son del agua. Visto así, tal vez sean más libres que muchos humanos.

Debe ser una gozada tener a tu alcance personas de todas las nacionalidades, quienes desecharán todo tipo de alimento, por si  no fuera un buen día de pesca, comida no faltará.

Hablaba de pasaportes antes, y es que las gaviotas llevan alas como credencial para cruzar territorios. Mucho más cómodo, no cabe duda. Mucho más difícil de perder.

Pero sin duda alguna, lo que más envidio de estas gaviotas es el poder jugar a atravesar el arco iris día tras día. Quizás nunca lo logren, pero ya dice el refrán eso de "cada vez que lo intentas, estás más cerca de conseguirlo" y por lo tanto están más cerca que yo de conseguirlo.





sábado, 26 de julio de 2014

Diario de un payaso

Me sorprende la facilidad con la que usamos la palabra payaso de forma peyorativa. En realidad, me atrevería a decir que la de payaso es una de las profesiones que mejor fin persigue, la risa.

El caso es que quise imaginar qué escribiría un payaso al sentir que ya no le es tan fácil conseguir risas. No sé bien si se refiere a algún amor, o si simplemente habla en femenino refiriéndose a la audiencia. Que cada uno lo interprete como quiera.



Sábado raro de un año cualquiera::
Querido diario:
Hoy no la hice reír. Lo intenté con los clásicos chistes infalibles de siempre pero no pude. Ninguna risa me respondió. 
Quizás ya conocía estos chistes de otras veces,  quizás no funcionen ya, quizás algo que dije le trajo algún recuerdo amargo, como ese palo raro que se cuela en cada bolsa de pipas.
Puede ser también que hoy le apeteciera ser escuchada, y no escuchar a un payaso decir las cuatro cosas de siempre, buscando la risa de siempre. A lo mejor para hoy, le apetecía mostrar una risa diferente.
El caso es que hoy no la hice reír, perdió ella, y sobretodo perdí yo. Me perdí su risa.

miércoles, 16 de julio de 2014

Pequeño relato de metro.

A veces los viajes en metro me inspiran, así surgió este pequeño relato sin mucho sentido.


A la carrera salió de su casa, una vez más llegaba tarde al trabajo. Afortunadamente, su jefa no solía quejarse por ello. Era una chica discreta, especialista en pasar desapercibida, calzara o no tacones, siempre encontraría gente más alta y más baja que ella. 

Hasta hace unos meses, nunca le había preocupado ser lo que los políticos denominarían "una ciudadana media" pero de un tiempo a esta parte, influenciada quizás por la crisis de los X años andaba algo preocupada.  Quería influenciar (o influir) en la vida de alguien, dictar tendencia, por una vez no ser ella la oveja del rebaño sino la pastora, y que alguien siguiera sus pasos.

Subió al abarrotado vagón, buscó un sitio al que agarrarse y miró al horizonte mientras el 99% de los viajeros miraba a su teléfono móvil. Casualmente su mirada se cruzó con la de un chico que no formaba parte de semejante porcentaje. Pero no se fijó en el chico, ni nada por el estilo, simplemente andaba mirando al horizonte, con la mirada perdida. Y bostezó.

Al terminar de bostezar y abrir los ojos, se fijó ,esta vez sí, en su receptor de miradas, quien también empezaba a bostezar. Lo había logrado, había influido a alguien, alguien había seguido sus pasos, sin quererlo ni esperarlo.

Moraleja: no lo sé, pero supongo que a veces nuestros pequeños retos se cumplen sin esperarlos, sin querer.

Segunda moraleja: quizás viajar en metro tenga efectos negativos en mi persona. Presento mis disculpas por ello.

lunes, 30 de junio de 2014

La Llamada

Me he aficionado a esto de "trabajar" con Playmobils, no sé si es por su habilidad para estarse quietos o por los recuerdos que me vienen a la cabeza cada vez que juego con ellos. El caso es que quien siga este blog ya intuirá algo de mi gusto por la música de Ismael Serrano. En esta ocasión, el cantautor vallecano ha creado una iniciativa conocida como "La Llamada".

Podría empezar ahora a hablar sobre llamadas, llamadas que nunca llegan, llamadas que uno espera y/o llamadas que mejor no se hubiera producido nunca. Pero no es el caso, igual que tampoco se trata de una de esas llamadas trágicas que tienen lugar generalmente de noche, cuando el alcohol ha empezado a dominar los cuerpos y ánimos. Lo que Ismael nos propone ahora es crear un pequeño lyric video con los versos de una de las canciones de su próximo disco. Estos son los primeros versos que han salido a la luz.


Comiendo pipas de girasol,
sentado en un banco del parque,
la tarde alumbra tu aburrimiento.
No era esto lo prometido:
niño perdido, desde el andamio,
todo tu barrio te veneraba.
Y ahora sueñas en la cola del paro
con un verano con playas de oro que no verás.

Así que cogí el guante, y corriendo, con presupuesto cero decidí poner mi pequeño granito de arena. Les invito a seguir con esta tan original propuesta. Les dejo con mi composición.





(Nota: acabo de darme cuenta de que mi propuesta no sigue el orden original de la canción, pero la intención es lo que cuenta, y no hay nada que la informática no permita corregir).

domingo, 15 de junio de 2014

Consejos a una reina

Antes de que comenzara el Mundial, la palabra más repetida era "abdicación". Todos se preguntaban a qué se dedicaría el monarca una vez jubilado, y todos se olvidaban de la Reina. Así que de forma altruista he decidido darle unos consejos a doña Sofía.

No, era broma, soy consciente de que la Reina no verá jamás este blog, así que este será mi humilde homenaje a todas las mujeres jubiladas, quienes quizás merezcan más que cualquier monarca el descansar y dedicarse tiempo a sí mismas. Aquí van mis consejos. Gracias por el trabajo realizado, bienvenidas a una nueva vida.

Puede usted atender la huerta.


 También puede intentarlo con el baloncesto callejero.


¿Qué tal si va al parque? Ver niños puede ser un poco agobio, pero quizás contagiarse de un poco de vitalidad no le venga mal.

¿Y dedicarse a las plantas?
 Dormir entre flores no es mal plan, no hay que perder el contacto con la naturaleza.


Escalar es una muy buena opción, pero por favor, cambie la corona por un buen casco.

Espero también que no haya esperado hasta esta edad para empezar a reciclar, pero por si acaso, ya sabe que nunca es tarde si la dicha es buena.

Puede probar también con el pádel

Puede también tratar de ir a misa, aunque le aseguro que no será la única jubilada que optará por este plan.

También puede darse un paseo por la feria y rendirse ante la inmensidad de la noria.
Otra opción muy repetida, es la de sentarse en un banco a ver las obras.


Pasear con su rey no es mal plan, aunque dudo que esta sea la opción elegida en su caso.

Por último, siempre podrá optar por dormir como una reina.Aunque ya no lo sea.

lunes, 9 de junio de 2014

Pena

Siempre quise escribir sobre la pena, no sobre la capital sino sobre el sentimiento. Fiel a mi estilo, me he dirigido al diccionario de la RAE, de donde he extraído esta definición '2. f. Cuidado, aflicción o sentimiento interior grande.'

El caso es que no sé qué es peor si sentir pena o darla. El día a día, la rutina, la experiencia o como queramos llamarla nos han curado de espanto, ya nada nos impacta, ya no nos creemos nada, vamos acorazados a prueba de lástima. Solamente de vez en cuando, en sitios seguros nos la quitamos, lo hacemos en cines, en el sofá de casa o camino del trabajo, libro en mano. Por su parte, hay quien vive de dar pena, con motivos o sin ellos. Lloran en platós de televisión, te piden un euro en el lugar menos pensado o le mendigan un aprobado al profesor.

Mientras unos optan por practicar la cara del Gato con Botas de Shrek, otros procuran seguir adelante, y es que como diría Zenit 'Si caminas cojeando no das miedo, sino lástima'.  

Sobre la pena escribí hace unos meses este pequeño relato, no viene a resolver la duda que planteo en el segundo párrafo pero al menos me hizo pensar. Dice así:


Las paredes de la casa se caían, o al menos estaban en permanente lucha por aguantar un día más sin llegar al suelo, cobraba lo justo para sobrevivir, ni tan siquiera vivir (bajo mi criterio). Entre su descendencia, una hija deficiente de la que apenas podía disfrutar por culpa del trabajo. Trabajo inexistente, pero que le tenía a pie del teléfono esperando una llamada que acabara con su aparente rutina.
Yo sentía pena por él. Él sentía pena por mí. Él había encontrado la forma de ser feliz, y yo todavía andaba por el camino, pensando que había obstáculos insalvables.

viernes, 23 de mayo de 2014

Chico/ a de las pizzas

Mientras que hay quien se empeña en resaltar el valor de la curiosidad, hay quien afirma haber sido testigo de como el gato moría a manos de la curiosidad. No voy a posicionarme, pero sí me veo obligado a recordar una frase de Albert Einstein, 'No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso.'

El caso es que por mera curiosidad me ha dado por probar algunas herramientas que me permiten saber quién ha entrado a mi  este blog. No te sientas espiado, te entiendo y es verdad que eso de ser todos anónimos resulta hasta divertido. No se sabe quién puede estar leyendo, quién está dedicando unos segundos de su vida a leer lo que escribo, o quién entra aquí con intenciones de que le toque el corazón. Yo también sueño con tocarte el corazón, querido amigo, querida amiga, pero sé que no lo consigo, lo seguiré intentando, y mientras tanto me conformaré con entretenerte un ratito, al fin y al cabo de eso se trata la vida, de pasar buenos ratos. 

A estas alturas probablemente sigas sin entender el título de esta entrada, y te cueste entender qué relación tiene una pizza con la curiosidad. Pues allá voy, estas son las redes desde las que han accedido a este blog en los últimos días:

¿No ves nada raro?

¡Sí, en el número 10! Alguien accedió a este blog desde la red Wi-fi de algún Telepizza. Quizás alguien hambriento quiso olvidarse del hambre entrando aquí, puede que por el contrario, lo hiciera con las manos sucias de salsa de tomate y dejara rastro en la pantalla de su móvil o que leyera "mis cositas" sentado en la taza del WC tratando de hacer hueco antes de atravesarse una 4 estaciones con extra de champiñones.

Seas quien sea, seas del sexo que seas, gracias, a ti y a quien accedió desde Perú, o desde Pamplona, o de Cádiz, o Trujillo, o Vigo o Valencia. Quizás veas recortada tu libertad, o tu privacidad, pero debes saber que me alegra y me sorprende mucho esto de poder de llegar lejos desde el salón de mi casa. Glocalización creo que se llama a eso de 'Piensa global,actúa local'.

Ahora me gustaría terminar esta entrada con alguna frase que modifique eso de 'Estómago lleno, corazón contento' pero no se me ocurre nada. Lo siento.

jueves, 8 de mayo de 2014

Recuerdos de Playmobil

Leo que esta semana se celebra el 40 aniversario de los Playmobil, y me veo obligado a dedicar unas palabras a tan peculiar juguete. Nací a final de los 80, por lo que no soy de esos que llaman "clics" a tan simpáticos personajes. Se llamen como se llamen aquí va mi particular homenaje.

Antes de nada, debo dirigirme a mis padres. Papi, mami, este es el motivo por el que estaba rebuscando entre los juguetes. No se preocupen, no me ha dado ningún ataque de nostalgia. Y sí, papi, a mí también me hizo cierta ilusión volver a "jugar" un rato con los Playmobil, al fin y al cabo ellos me enseñaron muchas cosas.

¿Qué me enseñaron?

Que yo no soy un juguete, y por mí sí pasa el tiempo.



Que hay vida después de la alopecia.



Que un elefante no cabe en un coche.



Que de tal palo, tal astilla.



Que aunque parezca mentira, la fórmula 1 existía antes de Fernando Alonso.



Y las motos antes de Lorenzo, Rossi, Márquez...



Que las barbas no son una moda exclusiva del año 2014.



Que el amor no entienda de edades (ni razas).



Los payasos también conducen.




La unión hace la fuerza decían.



Aprendí también que hay amistades que son para siempre.

Que por mucha imaginación que se tenga, la realidad no es como la de los anuncios.


Somos animales...



Los juguetes también tienen su San Fermín



También me enseñaron que hay cosas que no tienen mucho sentido.






Compartir mesa con quien no piensa como nosotros no es tan mala idea.

Bueno, quizás quien siga este blog echará en falta mi lado más sentimental. No puedo defraudar a mi público y a partir de aquí vienen mis reflexiones más profundas. Espero no fallarles.

No hace falta que sea 14 de febrero para regalar flores.



Que una madre siempre te espera con los brazos abiertos.



Potenciemos los nexos.



Seamos como seamos, no debemos perder la sonrisa NUNCA.



Si una mujer se plantea algo, lo conseguirá.



No hay que dejar marchar a quien se quiere.



Somos muchos en este mundo, y todos tenemos nuestra función.




Al final, todos vamos a acabar en el mismo lugar.




En definitiva, los Playmobil me enseñaron que la imaginación es una herramienta muy poderosa. Podría pegarme horas y horas inventándome "tonterías" y creyéndome fotógrafo pero ya no soy un niño y tengo otras obligaciones.



Pd: todas las fotos son sacadas por mí, espero que al verlas a alguno de ustedes se les haya escapado eso de 'ese Playmobil lo tenía yo' con una sonrisita en la cara.