miércoles, 25 de marzo de 2020

Los malos

A estas alturas no debería avergonzarme el reconocer ser espectador de "La Ruleta de la Suerte" (o La Ruleta de la Fortuna para los más nostálgicos).  Pero tranquilidad, porque no voy a ponerme ahora a vender las bondades del programa ni nada por el estilo.

El hecho es que hace dos días me encontré, al igual que todos los espectadores, con el siguiente panel:




Y para variar, comencé a darle más vueltas si cabe a mi cabeza. No sabría decir si me removió más pensar que en la historia de alguien soy yo el malo, o tratar de adivinar sobre los malos de mi historia.

Quizás no sea momento de contar mi todavía inacabada historia, pero me cuesta identificar malos o malas. Y si los hay, no deben tener forma humana. Lógicamente, he coincidido con gente de todo tipo a lo largo de mi vida, todos con sus aciertos y errores, pero de ahí a dotarles de la vitola de "malos", hay un mundo. De algunos me alejé, de otros me alejaron, y de otros lucho por escapar, aunque una parte de mí no quiera. Pero no tuvieron nunca el papel de malos, y eso no es bueno del todo.

Malos fueron otros, los de siempre, a quienes culpamos los que todavía anhelamos triunfos, los que no hemos dicho la última palabra, los que pensamos que hemos hecho méritos para haber alcanzado algún logro más: mala pudo haber sido la suerte, las circunstancias o simplemente el momento, si es que hay diferencia entre los tres conceptos. Creo que no siempre le damos al azar el papel que merece.

A veces soy escéptico sobre el destino y otras veces sobre las casualidades, y en cualquier caso, viajo siempre con una frase de Ismael Serrano en la cabeza "la excusa más cobarde es el culpar al destino". 

De la misma forma, hay gente que ha tenido el valor de reconocer su decepción conmigo, de entregarme reproches que intenté tomar como regalos, pero aun así, no creo formar parte del quinteto titular de sus malos. Hay gente con la que no estuve a la altura, quienes pagaron una cuenta que no les correspondía o quienes aparecieron en el momento más inapropiado. En cualquier caso, entre ser el malo en la historia de alguien, o simplemente no aparecer, no sabría qué escoger.

Dudo también que haya gente mala como tal, sino gente que dosifica con quien gastar su bondad, gente que solamente es capaz de usar su bondad para sí mismo y se olvida de que muchas veces es más gratificante dar que recibir.

En cualquier caso, aprovecho estos días de (más) reflexión para pedir disculpas si por algún casual aparezco en el papel de malo en la historia de alguien, creo que es un honor que no merezco todavía. 

Acéptalo dice la imagen del panel, y quizás no sea mal plan para estos días. Ya lo dijo Sherezade (según Google) 

"A veces las cosas no son como uno quisiera, pero siempre son como deben ser. Aprende a aceptar y dejar fluir".


jueves, 19 de marzo de 2020

También estuviste

Antes de todo esto, llevaba unos días rondándome la idea de escribir sobre todos esos lugares en los que he estado sin saberlo. Comencé a escribir alguna línea, y para variar, quedó olvidada.

Me explico, sin saberlo, hemos estado en más lugares de los que creemos. Porque de una forma u otra, cada vez que alguien te piensa, estás. Si lo piensas, cuando de viaje compras un souvenir, estás comprando la demostración física de que te acordaste de ella.

Porque sí, sin ella saberlo, ha estado en la calle menos pensada de mi ciudad, en los atascos matutinos o incluso en algún examen con control de acceso. Y yo, quizás estuve en los rascacielos de Nueva York, en globo por la Capadocia, en algún bosque neozelandés o entre alguna tribu africana. No lo sé. Prefiero pensar que sí.

Y ahora, yo que nunca fui de hacer grandes fiestas en casa, tengo en mi salón a tanta gente que me río del camarote de los hermanos Marx. Todos a mi lado, olvidando la distancia de seguridad, recordándome buenos momentos mientras contamos los días. Y quién sabe, quizás yo ahora esté en el sillón menos pensado, o en el balcón más recóndito.

Comentaba que esa idea llevaba tiempo rondándome, pero hoy todo ha cambiado. He descubierto un poema de la poeta Elvira Sastre que dice así: "¿Dónde estás cuando no pienso en ti?". Y te he imaginado en otro salón contando los mismos días pero con otros fines y te he vuelto a invocar,  y me ha dado igual dónde has estado,porque vuelvas a estar aquí, y aquí cabemos todos.

Volveremos a la vida y estaremos en muchos lugares más.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Aplazar

Parece la palabra de moda, y quizás lo sea junto a otras. Todo se aplaza: los partidos de liga, las elecciones, Eurovision, Eurocopa, los pagos de impuestos, la selectividad, los abrazos, los reencuentros, los cafés prometidos, y un infinito etcétera. Hasta hemos aplazado la vida, ¡qué cosas!

Creo que ya he escrito sobre ello, pero todo esto me recuerda a esa frase que aunque venga como consuelo detesto. Sí, me refiero a eso de "eso es que no era el momento, todo llega".  Y quizás sea eso, quizás no era el momento, y toque volver a buscar la oportunidad de vivirlo, porque aplazar no es anular.

Aplazamos tantas cosas, que no sé cómo haremos y si estaremos preparados para gestionarlo, conscientes de que aunque todo llegue, ya nada será igual.

Y por eso, propongo dotar de un nuevo significado a la palabra aplazar, y llevar a cabo esta nueva acepción cuando todo esto pase: "dícese de la acción de llenar las plazas".

Aplacemos la plazas, abarrotemos las barras de bar, "descallemos" las calles calladas, atendamos las tiendas de barrio ahora desatendidas, volvamos a vivir la vida.

martes, 17 de marzo de 2020

Música

Raro es el momento al que no podamos ponerle banda sonora. Hay una canción para cada instante y para cada persona.

Ayer comencé a pensar qué haría cuando todo esto terminara, en fiestas y reencuentros. Llenaremos la calle de nuevo y nos sentiremos inmortales. Empiezan a decir que todo cambiará a partir de ahora, que nos encontraremos con un mundo nuevo. Pero espero que no sea tan nuevo como para que cambien las emociones, como para que un abrazo deje de valer. Y si cambia, espero que sea a mejor.

El caso es que sin buscarla, ayer me vino esta canción a la cabeza:





Hoy, ya no pienso en fiestas, por eso de no acabar desilusionado por tener muchas expectativas básicamente. Hoy me ha dado más por pensar en quienes pasan la cuarentena solos en casa. Me ha entrado pena e impotencia por no poder ayudar a mi manera, aunque fuera con un abrazo.

Y sin quererlo, en uno de los conciertos en redes que los artistas se están dedicando a dar desde sus casas, me apareció esta canción que tantas veces canté:



Y eso, que no estarás sola. ¡Ánimo!

domingo, 15 de marzo de 2020

Jugar

Si algo bueno traen las situaciones atípicas como esta, es que agudizan el ingenio y nos animan a hacer cosas que quizás de otra forma no haríamos.

Escribí hace mucho tiempo (tanto que ni yo mismo he podido localizar la entrada en cuestión) que para mí, el episodio de la tormenta tropical Delta que azotó Canarias hace ya unos cuantos años sería recordado como "los días en que giré el sillón". Porque sí, sin televisión por no haber luz, girar el sillón y ver la vida a través de la ventana era lo más interesante con lo que podía encontrarme.

Esta vez, con las calles vacías, sin lluvia cayendo, lo interesante no estaba en las ventanas, así que hemos rescatado en casa viejos juegos de mesa, para jugar. Sí, jugar. Ese verbo que suena a infancia, a parques, a plastilina, playmobil, contar hasta 20 contra la pared, a balones, a improvisar mundos con cualquier objeto, a imaginar tener una profesión que cuando tuviste odiaste, ... creo que ya sabes a qué suena.

Desde hace unos meses vengo dándole vueltas a una frase que leí hace unos años y volvió a mí hace unos meses. No puedo otorgarle autoría y mucho menos reproducirla al pie de la letra, pero venía a decir algo así como que hubo un día en que sin saberlo, fue el último día en que bajaste a la plaza a jugar con tus amigos. Dependiendo del día pienso que es una reflexión triste o bien que es toda una invitación a vivir cada momento como si fuera el último. (no descarto que en estos días retransmitan Toy Story y siga dándole vueltas a estos pensamientos)

Jugar es un verbo que algunos siguen haciendo con los sentimientos de las personas, pero no toca hoy hablar de ellos. Les deseo lo mejor a esas personas. Es más, creo que todos lo hemos hecho, y casi siempre a quienes no lo merecían.

Poco admiro del idioma de Shakespeare, por mucho que a diario nos asalten anglicismos hasta en los lugares menos esperados. Curiosamente, palabras que en nuestro idioma también tendrían equivalente. Pero pensar que en inglés se use el verbo "play" para hablar de instrumentos musicales creo que también esconde mucha poesía (quizás los angloparlantes piensen que hablar de tocar va más allá, por eso de usar el sentido del tacto para hacer música, no lo sé).

En definitiva, aprovechemos estos días para jugar, ya sea con las palabras, los instrumentos, las ideas, y no tanto con las pantallas ni las personas.


sábado, 14 de marzo de 2020

Quédate en casa

No sé si lo conseguiré, pero sorprendido al ver la reacción de muchos artistas ante esta situación tan excepcional, he decidido poner mi granito de arena y escribir con más frecuencia durante estos días. No sé si a alguien le servirá para entretenerse un rato, pero al menos a mí me valdrá para pasar el tiempo, esperando a que todo esto pase.

Ya sabes que no soy muy dado a comentar la actualidad, prefiero ver este espacio, tu espacio, como un lugar anacrónico al que poder volver en cualquier momento, un refugio en el que  la única huella del tiempo que percibo está en mi madurez y en cómo probablemente ahora no me reconozca en muchas cosas que en su momento escribí. 

Pero hoy es diferente, parece imposible olvidar estos días, huele a que serán de esos que contaremos a nuestros nietos, si llegan. Cada uno contará una versión diferente, una anécdota marcará "la batallita", un recuerdo diferente quedará dentro de nosotros. Y lo mejor, es que seguro lo recordaremos con una sonrisa, como aquel desamor que una vez nos desveló, como aquella clase de spinning, aquella maratón o las horas de estudio a deshora antes de aquel examen. Me encanta sonreír al recordar aquello que  en su momento me hizo sufrir.

Todavía queda por pasar, pero de momento creo que mi recuerdo de todo esto girará en torno a una de las frases más repetidas en el día de hoy "quédate en casa". Porque sí, en mi búsqueda de belleza en todo aquello que tomamos por cotidiano, me he puesto a pensar en lo bonita que es esa frase. Piénsalo:

 Quédate en casa,
 hay hueco, nos haremos compañía 
y me sobran camisetas que aspiran ser pijama
 Quédate en casa, no faltará conversación 
compartamos manta y snacks.

Quédate en casa, jugaremos a juegos todavía por inventar
y desde el balcón vemos la ciudad, 
permaneciendo ajena a lo que pasa en estas cuatro paredes. 
Reirás al ver antiguas fotos
yo reiré solo con tenerte cerca.

Y para el día de mañana, que no sé si quiero que llegue
le robaremos cinco minutos al despertador
habrá prórroga, sabiéndonos eternos 
y si no hay café, queda té.

Pensándolo mejor, quédate tú en tu casa, y yo en la mía
escríbeme si quieres, brinda contigo misma
quédate ahí, consciente de que por lo bueno merece esperar
quédate que cuando volvamos a abrazarnos nada nos podrá frenar.


Saludos a todos desde mi casa.