Ya sabes que no soy muy dado a comentar la actualidad, prefiero ver este espacio, tu espacio, como un lugar anacrónico al que poder volver en cualquier momento, un refugio en el que la única huella del tiempo que percibo está en mi madurez y en cómo probablemente ahora no me reconozca en muchas cosas que en su momento escribí.
Pero hoy es diferente, parece imposible olvidar estos días, huele a que serán de esos que contaremos a nuestros nietos, si llegan. Cada uno contará una versión diferente, una anécdota marcará "la batallita", un recuerdo diferente quedará dentro de nosotros. Y lo mejor, es que seguro lo recordaremos con una sonrisa, como aquel desamor que una vez nos desveló, como aquella clase de spinning, aquella maratón o las horas de estudio a deshora antes de aquel examen. Me encanta sonreír al recordar aquello que en su momento me hizo sufrir.
Todavía queda por pasar, pero de momento creo que mi recuerdo de todo esto girará en torno a una de las frases más repetidas en el día de hoy "quédate en casa". Porque sí, en mi búsqueda de belleza en todo aquello que tomamos por cotidiano, me he puesto a pensar en lo bonita que es esa frase. Piénsalo:
Quédate en casa,
hay hueco, nos haremos compañía
y me sobran camisetas que aspiran ser pijama
Quédate en casa, no faltará conversación
compartamos manta y snacks.
Quédate en casa, jugaremos a juegos todavía por inventar
y desde el balcón vemos la ciudad,
permaneciendo ajena a lo que pasa en estas cuatro paredes.
Reirás al ver antiguas fotos
yo reiré solo con tenerte cerca.
Y para el día de mañana, que no sé si quiero que llegue
le robaremos cinco minutos al despertador
habrá prórroga, sabiéndonos eternos
y si no hay café, queda té.
Pensándolo mejor, quédate tú en tu casa, y yo en la mía
escríbeme si quieres, brinda contigo misma
quédate ahí, consciente de que por lo bueno merece esperar
quédate que cuando volvamos a abrazarnos nada nos podrá frenar.
Saludos a todos desde mi casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario