Ayer comencé a pensar qué haría cuando todo esto terminara, en fiestas y reencuentros. Llenaremos la calle de nuevo y nos sentiremos inmortales. Empiezan a decir que todo cambiará a partir de ahora, que nos encontraremos con un mundo nuevo. Pero espero que no sea tan nuevo como para que cambien las emociones, como para que un abrazo deje de valer. Y si cambia, espero que sea a mejor.
El caso es que sin buscarla, ayer me vino esta canción a la cabeza:
Hoy, ya no pienso en fiestas, por eso de no acabar desilusionado por tener muchas expectativas básicamente. Hoy me ha dado más por pensar en quienes pasan la cuarentena solos en casa. Me ha entrado pena e impotencia por no poder ayudar a mi manera, aunque fuera con un abrazo.
Y sin quererlo, en uno de los conciertos en redes que los artistas se están dedicando a dar desde sus casas, me apareció esta canción que tantas veces canté:
Y eso, que no estarás sola. ¡Ánimo!
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