sábado, 31 de diciembre de 2016

El año que abandonamos

Otra vez, me enfrento al difícil reto de hacer balance del año que unas horas termina. Un año da para mucho, y si además el año ha sido bisiesto, habremos tenido una oportunidad más para hacer realidad nuestras metas.

Vaya por delante mi recuerdo a quienes nos abandonaron durante este año: David Bowie, Leonard Cohen, Cruyf, Prince, George Michael, Umberto Eco, Fidel Castro o Alí. A nivel nacional, se nos fueron Manolo Tena, Miguel de la Quadra-Salcedo, Chus Lampreave o Ángel de Andrés entre otros. Sin embargo, tampoco debo olvidarme de otros no tan célebres que fallecieron, en las mil guerras que en pleno siglo XXI siguen teniendo lugar en este mundo, en los atentados terroristas de Niza o Berlín o en el tiroteo de Múnich. Se merecen también un recuerdo los fallecidos en el terremoto italiano de hace unos meses, los muertos del derrumbe de un edificio en Los Cristianos o quienes perdieron la vida en aquel avión que llevaba al Chapecoense rumbo al partido más importante de su vida.  No olvido tampoco al guardia forestal fallecido en La Palma por culpa de una grave imprudencia. Y si me lo permiten, mi especial recuerdo a los familiares de mis amigos que decidieron irse durante este año. 

He leído varias veces que es tiempo de resetear, pero sinceramente no sé qué relación tiene tal afirmación con la victoria del Brexit o Donald Trump o con las sorpresas en los referéndums de Colombia e Italia. Espero que por resetear tampoco entendamos al hecho de ver a la hermana de un monarca declarando o a tener que repetir elecciones. No hubo "sorpasso", pero pudimos presenciar cómo los cuatro principales partidos sacaban lo peor de sí, sin excepción.

En lo deportivo, 2016 fue año olímpico y año de Eurocopa. Algo que sirvió para confirmarnos que a día de hoy, son las mujeres quienes mandan en lo deportivo en España. De la Eurocopa, mejor no hablo, igual que de mi Tenerife, con la esperanza de poder escribir en 365 días desde otra categoría (superior).

Vimos también explotar Samsungs y a jóvenes y no tan jóvenes perseguir Pokémons por las calles de ciudades y pueblos. Escuchamos cómo "caraanchoa" se convertía en insulto de la noche a la mañana y como todo el país debatía si hubo cobra o no de Bisbal a Chenoa.

En lo personal, pese a que he tratado de ser cada vez más cauto y discreto con mi intimidad debo confesar que este ha sido un buen año, viajé, estuve en nuevos lugares y comencé com nuevos retos. En resumen, creo que me he podido sumar a la moda del reset que comentaba.
O
Sin más, me despido enviando mis mejores deseos para el año 2017 y con el deseo de que puedan sentir el calor del abrazo que por aquí les mando.

Feliz 2017.

martes, 29 de noviembre de 2016

Cosas que nadie me enseñó

Ahora que veo a los políticos debatir sobre leyes de Educación y la necesidad de un gran pacto me ha dado por recordar mi etapa escolar y reflexionar sobre esas cosas útiles que nunca me enseñaron ni en el colegio ni en casa.

Porque sí, hay cosas que aprendí por mi cuenta, y no, no estoy hablando de tocar el piano o la guitarra, ese aprendizaje solamente está a la altura de grandes virtuosos, virtuosos principalmente por poseer el don de la constancia.

He aquí tres cosas "básicas" que nadie me enseñó, no son las más fundamentales, pero quizás sí las más confesables:

-Nadie me enseñó a consolar en un velatorio por ejemplo. Y si alguien me lo enseñó, yo sigo sin poder aplicarlo.

-De la misma forma, tampoco me enseñaron a decir adiós, y si lo hicieron yo mismo intuí que "hasta luego" es sinónimo, y no es así.

-Tampoco recibí clases de cómo caer y levantar, de hacerlo, le hubiera dado más uso que a las raíces cuadradas, todavía sigo esperando esa situación en la que resolver una raíz cuadrada sea la solución absoluta.

Y ahora, tras convertir en palabras mis pensamientos es cuando me salta la duda de si son conocimientos que han de ser enseñados o si lo mejor será que los jóvenes de mañana aprendan de forma autodidacta.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

domingo, 23 de octubre de 2016

Visto 27

Hoy estreno nueva edad. Y sí, estrenar es el verbo más correcto, porque he llegado a la conclusión de que la edad no se tiene, la edad se viste. Quizás anden menos equivocados los angloparlantes que afirman que en la edad se está o se es.

Sí, la edad como ente pasajero que es, se viste, al igual que el nombre o los apellidos. O los acentos y las palabras.

Y ahora me surge la duda, ¿hay algo que no se pueda vestir?

Porque también se visten los fracasos, las ojeras, las resacas o los 87.600 enamoramientos que llevo encima, y sus respectivos desencantos (es un número aproximado, calculado en base a que a diario y desde los 3 años, me suelo enamorar unas 10 veces diarias, quizás en verano más).

Visto cicatrices, con la esperanza de que la rosa mosqueta cumpla con su fama y las elimine. Igual que de vez en cuando visto mi cara con sonrisas y algunas lágrimas.

Evidentemente, se visten también las joyas, los maquillajes o los relojes. Puede ser tan clara esta afirmación que no merece más comentarios.

La vida también se viste, a veces de gala , y otras veces con chándal y esa camisa de aquella exposición que tiene ya algún que otro lustro.

Y la verdad que desnudo, tal y como nací ya apenas paso el tiempo, mis 8 minutos de ducha diaria (sí, pese a mi pelo, en menos de 8 minutos suelo despachar mi higiene) y algún día en aquella playa que no olvido, porque no puedo y quizás no quiero. Y ahí me visto de recuerdos, porque sí, ya sabes lo que voy a decir, los recuerdos también se visten.

Visto rojo en las mejillas cuando me sacan los colores, igual que visto desilusiones y muchas cosas que no se ven, pero se sienten. Haciendo un juego de palabras, me permito decir que visto todas esas cosas que no he visto pero he sentido.


He vestido abrazos que me han abrigado más que muchas chaquetas. Actitudes, prejuicios y quizás una apariencia que no se corresponde también han formado parte de mi vestimenta.

Vestí despedidas y sus dulces regresos cuando no fueron amargos.

Y ya para concluir, debo reconocer 27 años es un buen vestido, pero por muy bien que me pueda sentar, en 12 meses cambiaré de talla (aunque también digo que o muero con 100 o muero con 27 como los grandes).

Podría seguir enumerando las cosas que he vestido, pero tampoco  se trata de desnudar toda mi intimidad.


Solamente me gustaría matizar que vestir no es lo mismo que disfrazar (eso ya da para otra entrada). 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Canciones del verano

Ahora que el final del verano llegó y no quedan ya días de verano para ver cómo sale el sol en el Mediterráneo, quiero hacer un peculiar repaso musical sobre mi Verano.

No seas abusadora, guarda tu instintos de felina y no te me pongas rabiosa que no voy a hablarte ni de Sofía, Luci, Macarena, María Isabel o Eva María. No vale la pena tampoco que me imagines todo el día bailando canciones que hablan de amor y dolor y haciendo travesuras cual papi chulo hasta el amanecer porque yo sé que es mentira.

Hubo rayos de sol y me sorprendió alguna marejada traidora, igual que también hubo momentos para la gozadera. Pero la verdad es que es una lata el trabajar cuando hace calor y que aquí no hay en playa en la que no quisiera estar. Cierto es que tuve vacaciones de verano en las que sentirme un lobo-hombre en París hasta que salió el sol, fueron tan cortas que no salió a flote el tiburón que habita en mí.

Sí, ha habido salsa con reggaeton y cuando digo salsa es tanto mayonesa en el chiringuito como mojo picón en la barbacoa. Igual que también hubo pan y mantequilla y poca fruta fresca. Pero que no cunda el pánico que para no explotar cual bomba la próxima semana empiezo con la bicicleta. Si me quieres acompañar, yo te esperaré hasta que se seque el malecón (o hasta que cierren El Caracol que viene a ser lo mismo).   

Terminó el verano, y yo sigo aquí pensando que ya solamente quedan menos de 9 meses para que vuelva la estación estival. Así que motívate y 'ponme to eso palante' que en nada estaremos otra vez bailando por ahí. Y si aprieta mucho el frío invernal, haz caso cuando el hombre del tiempo dice que  hay que venir al sur. ¿Cómo te atreves a desconfiar de él?

Ya dejo aquí este pequeño puzzle, no sin antes desearle mucha suerte a todos aquellos que este verano encontraron un international love a quien 'decile que lo quiero'.



Pd: asumo que ha desaparecido la poca calidad literaria que antaño había en mis entradas, por ello y para ganarme el perdón de quienes me leen, me he permitido enlazar todas las canciones citadas (admito que muchas de ellas, metidas con calzador). Espero que valoren semejante trabajo. Además, ya tienes media playlist para tu próxima fiesta, y si no es mentirosa y de verdad ella no sigue modas, limítate a poner la música suavemente y deja que te bese. Mientras tanto, 'opá yo viazé un corrá'.

miércoles, 31 de agosto de 2016

La duda de agosto

Seré breve, casi como agosto que pese a ser de los meses con más días, siempre se me hace corto. He pensado mucho en estos días, y no precisamente por estar de vacaciones.

Sin embargo, el único de mis pensamientos digno de ser compartido deriva de este artículo del genial Juan Cruz (pulsa aquí)

¿Debería cambiar el nombre de este humilde blog entonces?

domingo, 31 de julio de 2016

Caer

Sé que has caído, que no era tu intención, que no estaba previsto y que no te gusta. Sé que pocas palabras valdrán ahora, que a posteriori de poco valen, soy consciente del dolor que provocan los "te lo dije". 

Pero toca levantarse, porque dice el refrán (y si no es refrán, que me perdone su autor) que caer está permitido pero levantarse es obligatorio. Y es verdad, puede que te falten motivos, así que aquí va mi humilde listado de humildes motivos para que te animes a levantarte:


Porque sí, porque la fuerza de la gravedad es fuerte, pero la fuerza de voluntad lo es más. (Esto es una adaptación de una frase de Einstein, así que algo de cierto debe tener esto).

Porque aunque no lo recuerdes, aprendiste a caminar tras ciento y un traspiés. Y ¿no valió la pena sufrir todas esas caídas para poder llegar a caminar, saltar o correr?

Porque el suelo está frío y lleno de pisadas de otros. ¿No mereces algo mejor?
Porque ya aprendiste a caer, y no podemos desaprovechar esa información, si por casualidad volvieras a tener la "suerte" de volver a caer, caerás mejor.

Porque no hay dolor que no sea compensado con la satisfacción de conseguirlo, y el subidón de levantarse es mucho mejor que la pasividad que supone mantenerse.

Porque estás a tiempo de hacerlo, nunca es tarde.

Porque sí, porque puedes.

Porque estoy esperando a que seas tú quien termine esta entrada con algún motivo más.

Te toca 

...

miércoles, 29 de junio de 2016

Dolores

Se termina el mes, apenas le quedan un par de días, y en la agenda sobresalen un par de reuniones un viaje y muy poco tiempo para escribir. Son las 12 de la noche y por fin conduzco de vuelta a casa tras una jornada laboral que se ha alargado bastante. No puedo fallar a mi promesa de dejarme ver por aquí mínimo una vez al mes, pero tampoco tengo tiempo para ponerme a escribir con calma.

Y de repente, en Cadena 100 suena "Corazón Espinado" de Maná y recuerdo que tengo una entrada pendiente sobre corazones, ya verás.  Y Fher Olivera me golpea con una frase "cómo me duele estar vivo", ¿cómo puede doler vivir? me pregunto, y entonces esta entrada se escribió sola.

Hay tantas cosas que duelen en la vida, hay canciones, discos o libros que duelen. También duelen algunos recuerdos y algunas miradas, igual que algunas frases también duelen.

Hay heridas de guerra, o de paz (qué más da) que duelen, cicatrices que recuerdan dolores pasados o morados que duelen pero no puedes evitar tocar porque generan cierto placer.

Algunas alegrías duelen también, y son tantas las sonrisas propias o ajenas que producen dolor que se podría escribir un libro sobre ellas. Igual que hay amores que duelen, amistades dolorosas y bienvenidas o despedidas que nos remueven por dentro. Y no puedo obviar que hay Dolores que son Lolas.

Conozco golpes y errores que duelen pero enseñan, igual que hay inyecciones que duelen pero curan. Hay vida que duele.

Busco antónimos de doler en Google, y ninguno de los que aparece me contenta, porque todas vienen tras el dolor y no son antónimo sino el efecto que sigue a una causa . Ni aguantar, ni aliviar ni complacer, descansar, resistir o soportar son para mí auténticos antónimos del verbo doler.

Porque si lo piensas fríamente, si te duele es que algo debes estar haciendo bien, porque donde hay dolor es que hay vida.

Que el verano te duela, y mucho.

lunes, 30 de mayo de 2016

Mi amor

Tengo un amor, no es el único y es un amor compartido, pero estoy convencido de que este amor es para toda la vida. Y hoy le escribo a ella.

Ella es bonita, joven y no muy grande. Además, tiene acento, y me lo ha contagiado. Es capaz de lograr imposibles, y todavía consigue dejarme callado. Es tan grande este amor, que cuando oigo su nombre, algo se mueve dentro de mí.

También es cálida y descarada, con carácter, capaz de ser hasta siete o más a la vez.

Ella me entiende, y me atrevería a decir que yo a ella también. Tiene historia, y me conmueve al recordarla.

A diario logra sacar lo mejor de mí, y en parte de ahí nace mi admiración por ella, porque no hay amor sin admiración, y si lo hay, yo no lo conozco.

Probé a estar lejos de ella un tiempo, y reconozco que la eché de menos, la busqué en otras partes, y nunca la encontré como ella, otras tenían retazos pero no eran ella.

En definitiva, tiene todo lo que necesito y rara vez me hace llorar, y si lo hace es de alegría.

Ella me ha obligado a desear buscar alguien que comparta mi amor, no por ningún complejo, sino por las palabras del poeta cuando afirmaba que "el hombre muere donde la mujer nace", y sin duda morir cerca de mi amor no es tan mal plan.

Feliz día, hogar, feliz día, Canarias.

miércoles, 20 de abril de 2016

Otro 20 de abril

-Daniel, ¿todavía sigues escribiendo los 20 de abril?-

Son varias las personas que aún me cuestionan a ese respecto. Y aquí está la respuesta.

Reconozco que al llegar abril aún se remueve algo dentro de mí y comienzo a recopilar posibles frases para mi ya tradicional entrada del 20 de abril, sin embargo, este año me ha costado encontrar las palabras.

Y cuando llega el 20 de abril, que podría ser un día más en el calendario, me siento especialmente alegre. ¡Y que no me quiten esa sensación! ¡Que no me quiten la posibilidad de recordar a quienes ahora caminan más lejos de mí! (y no en sentido literal precisamente)

Viejo amigo, no dejes que me quiten la ilusión de por una vez al año sentir que me dirijo a ti. Si quieren, que nos quiten lo bailado, lo vivido y lo bebido, pero que no nos quiten los problemas divididos, ni las alegrías compartidas.

Si tienen valor, que nos quiten las risas a destiempo, las sonrisas inoportunas o la complicidad permanente. Que tampoco nos quiten el recuerdo de aquellas llamadas a deshoras, cargadas de verdad o de mentira, qué más da.

Que se atrevan a quitarnos nuestros sueños, ya sea en forma de viajes, de abrazos, de trabajos o con sabor a cerveza. Las exageraciones convertidas en risas, no creo que nos las puedan arrebatar, al igual que aquellos consejos que compartimos pero que no siempre aplicamos.

Y así, solamente así, quitándonos todo eso, podré sentir que de verdad te has ido.

Por mi parte, por si el orgullo te impidiera preguntar, te digo que no puedo quejarme, conservo algunas manías todavía, igual que conservo tu lugar en mi recuerdo. He crecido como persona, pero no físicamente, si acaso, lo he hecho a los lados. He vivido momentos en los que me han tocado el corazón, y al igual que tú, tuve días mejores y también días peores. Tuve la intención de llamarte, pero no lo hice.

En definitiva, aquí está otro 20 de abril  en el que agradezco a Celtas Cortos por invitarme a escribirte, otro 20 de abril en que te agradezco el haberme inspirado con nuestra historia.


¡Salud!


miércoles, 30 de marzo de 2016

Representados

Ayer se cumplieron 100 días sin gobierno en España. Cierto es que el sol ha seguido saliendo durante este centenar de días, pese al invierno y sus efectos, pero quizás ya vaya siendo hora de que quienes tienen que hacerlo se vayan poniendo de acuerdo. Pero no, en este tiempo no he cambiado tanto como para decidir ponerme a escribir sobre política.

En estos 100 días sí he visto como cambiaron algunas cosas por el Congreso, y no voy a hablar de rastas, conflictos internos, pactos fallidos o pequeños lactantes... Lo que más me impactó fue oír como aquel cántico que decía eso de "que no nos representan" mutaba por un "que sí nos representan". Y me puse a pensar (con el riesgo que eso conlleva).

No me cuestiono los principios de la democracia, pero ¿Realmente puede alguien representarme?. Yo creo que no, ni tan siquiera yo mismo podría representarme a mí mismo. 

El Daniel de las mañanas, hambriento, con legañas y sin ganas de hablar no me representa. Tampoco lo hace ese Daniel que con varias copas alguna vez orinó una farola. O aquel que aquella fue demasiado educado, o aquel demasiado borde. Mi ordinariez puntual no me representa, ni la foto de mi DNI tampoco. O al menos, no del todo.

Ni vestido con traje, ni con la ropa del gimnasio me represento, ni tan siquiera sin ropa podría hacerlo. Ni en silencio ni hablando, ni eufórico ni  feliz ni triste.

Dicho esto, creo que solamente hay una forma de poder representarme bien, y es tirando de diálogo, dejando orgullos y prejuicios a un lado y buscando la forma de seguir adelante. Así, y solamente así por fin podré comenzar a pensar que hay gente capaz de representarme mejor que yo mismo, aunque cobren mucho más que yo.


Nota del autor: sé que me contradigo, y quizás eso me represente. Pero no te ofendas por ello, puede que estas palabras tampoco me representen, es pura literatura, simplemente me apetecía jugar con la idea de que mis legañas y mi versión matutina no me representa (aunque por las mañanas sea que sí)


lunes, 29 de febrero de 2016

29 de febrero

Me apetecía dejar mi huella por aquí un día bisiesto, y pensar que tendría que esperar 4 años para hacerlo, en caso de no escribir hoy me pudo.

No recuerdo dónde estaba el anterior 29 de febrero, pero al menos ahora sabré que este lo pasé frente al ordenador un ratito (al menos un ratito).

Solamente eso,

domingo, 28 de febrero de 2016

Te quiero (...) imagínate

Lo siento. Pasó el 14 de febrero y no te regalé flores. No nombré a Valentín, ni tan siquiera a Cupido. Tampoco te dije que te quería. Lo siento.

Pero más siento no haberme pasado por aquí a dejar mi huella. No fue la resaca del "Sábado de Piñata", ni tan siquiera la cada día más común sensación de que el amor debe celebrarse a diario, básicamente porque hay más tipo de amores que días en el calendario. Simplemente no tuve tiempo, ¡qué novedad!. Y tenía ganas de pasarme.

El caso es que paseando por casa encontré una pintada que por simple captó mi atención. Sí, otra vez una pintada, y anuncio que a diario me suelo encontrar con otra susceptible de comentarios. La frase en cuestión es esta:





 Como decía, es una frase demasiado simple, pero solo aparentemente. Al verla, se me activó esa parte del cerebro que se encarga de especular. ¿Qué habrá pasado entre ambos individuos? ¿Cuán lejos estaría su orgullo de aquella escalera? ¿No sería mejor guardar el orgullo y el spray y reconocerle su amor a la cara? Dudas y especulaciones aparte, a mi parecer, el grueso, la esencia, en definitiva la magia de la frase se esconde al final, tras la coma. Porque sí, porque a veces lo mejor llega cuando parece que ha llegado el final, en el tiempo de descuento, en la prórroga.

Imagínate, sí imagínate, imagina cuánto te quiere. Imagina qué duro tiene que haber sido el enfrentarse a una pared para reconocer su orgullo. Pero sobretodo, imagínate con esa persona que tanto dice quererte, imagínate, y solo si te ves feliz dale una oportunidad.

Dicho todo esto, una vez asaltada la intimidad de esta persona (de la que ni tan siquiera sabemos sexo) debo reconocer que ni de lejos esta es la declaración de amor más brillante que conozca. Las he visto con mejor caligrafía, ortografía, más profundas (si cabe), con mejor sentido estético, y sobretodo en lugares más apropiados (llámame como quieras, pero creo que en esto de pintar no todo lugar vale).

En definitiva, prefiero por ejemplo pintadas como esta del "colectivo" Acción Poética, no solo por su significado sino por recordarme a Benedetti, y a esta genial versión de Jesús Garriga, aunque creo que quien quiere no debería dar explicaciones, todo podría resumirse en un "Te quiero, porque sí"







Perdona por olvidarme de ti este San Valentín, espero haberlo solucionado con estas palabras.

domingo, 31 de enero de 2016

Disculpe, señora

Fue hace justo una semana, tras un soso empate a cero del Tenerife y tras una caliente infusión de post-partido. No recuerdo bien en qué iba pensando, pero supongo que en las clásicas cosas que uno piensa al volante un domingo por la tarde: que si ya mañana es lunes otra vez, que si una victoria hubiera sido clave para el equipo, que si no puedo olvidarme de poner gasolina...

Y entonces la vi, traté un tiempo en dar crédito a lo que veía, pero sí, era cierto, ella portaba una bolsa y de espaldas tenía la apariencia de una señora de tercera edad (eufemismo que nunca me gustó mucho). Caminaba por el arcén de la autopista, atravesando un túnel. Toda una temeridad. Pensé en tocarle la pita, pero de nada valdría, en el peor de los casos hasta la asustaría.

Entonces decidí que llamaría a la policía, pero nunca he tenido muy claro a quién le corresponde, si a la Local, la Guardia Civil, la Policía Nacional o la Policía Canaria (a.k.a. "La Guanchancha"). Por lo tanto, pensando que mejor no meterme donde no me llaman, y esperando que alguien con las competencias de las fuerzas del orden claras decidí llegar a casa y despreocuparme.





Y llegó el lunes, y con él, mi ya tradicional repaso de la prensa, en busca de noticias de interés para la empresa, y me topé con esta noticia.


http://www.laopinion.es/sucesos/2016/01/25/mujer-herida-grave-atropellada-autopista/651834.html

No pude reprimir mi enfado, ni la sorpresa ni tan siquiera la sensación de sentirme un poco menos persona. Igual que no pude evitar sentirme un poco culpable, tanto yo como todos los conductores que la vieron caminar y no hicieron nada por evitarlo. No quiero parecer demagogo, pero me atrevo a decir que en otra época, pese a no tener móviles ni tantas tecnologías, no hubiéramos permitido que la señora caminara por una zona tan peligrosa. Discúlpeme señora, no sé qué pasó con usted, pero sí sé lo que nos pasa a los demás.

martes, 19 de enero de 2016

Huecos

Oigo de refilón como alguien dice algo así como "estoy tratando de hacerme un hueco, pero este mundillo es muy complicado" y automáticamente pienso en la de huecos que a diario buscamos llenar no en este mundillo, sino en este Mundo (con mayúscula para enfatizar). Quizás ahora tu mente se active y esperes un Sombras de Grey, pero no, hay más huecos que llenar que ese que piensas.

A diario buscamos un hueco en el que aparcar, a la par que topamos con cabezas huecas que no razonan, lo mejor es adaptarse a ellas y no tratar de llenarlas, no sirve de nada, créeme. Más agradable es ver como te hacen hueco en el sillón porque empieza tu serie favorita, o como si nos pegamos todos un poco más te hacemos un hueco y de paso nos damos calor.

También te hace hueco para tu maleta la azafata de Ryanair, o mejor dicho, la de Binter que suelen ser más simpáticas. Al peluquero le pido un hueco para que me corte al pelo y a aquel amigo de tierras lejanas que me haga un hueco en su casa, con el sillón cama me vale.

Sin pensarlo mucho, me atrevo a decir que no hay hueco más simpático que el de la boca de los niños que acaban de perder sus paletas "de leche", ese hueco se llenará, pero valdrá la pena hacerle reír para ver tal hueco. 

Hay quien deja huecos que no pueden ser rellenados, hay corazones que suenan a hueco y huecos que solo pueden ser ocupados con corazón.

¿Y qué me dices del hogar? Cuanto más hueco tienes, más cosas que no sabes si quieres guardar, pero siempre falta un hueco para tener a mano tantas y tantas cosas... Y qué alegría da ver que aún queda un hueco en la pared para colgar aquel cuadro, o aquella foto de aquel viaje en que tanto disfrutaste.

En definitiva, todos tenemos que hacernos hueco, pero igual de importante es hacérselo a otros y que nos lo hagan.

A todos los que de una forma u otra me han hecho un hueco, gracias.