Dicen que las buenas costumbres no se deben perder, y en eso pienso cuando una vez más vuelvo a intentar hacer un pequeño repaso del año que termina. No sé si es cosa mía pero instintivamente tiendo a pensar que este 2010 se me ha ido volando, pero por otra parte echo la vista un año atrás y recuerdo en donde estaba y en lo que pensaba y contemplo como han cambiado las cosas hasta tal punto que un año me parece todo un mundo. Sin embargo tras este dilema sobre lo efímero que es el tiempo veo que 365 días después del anterior repaso vuelvo a encontrarme en el mismo lugar, es decir, frente a la pantalla de mi ordenador
Al igual que cada año pienso que cada uno tendrá su particular recuerdo, pero en la memoria colectiva (aunque quede lejos en la memoria fue este año 2010) quizás queden volcanes islandeses, alertas máximas en Canarias, terremotos en Haití o huelgas de controladores. Sin olvidarnos de la llamada de los vecinos saharauis a la que quizás no hemos sabido atender correctamente.
En la memoria individual de cada uno quedarán otras historias, hazañas, quizás llantos y sonrisas, nada nuevo al fin y al cabo, pero cobra más sentido todo esto si pienso que mientras nosotros vivíamos inmersos en la rutina, un reducido número de mineros chilenos conmovían al mundo por aguantar bajo tierra sin perder la calma. Chile fue protagonista también por arrebatarle a La Palma el “Telescopio Extremadamente Grande” y por temblar su tierra hace ya algunos meses. Incluso en nuestra mente, si me apuran, al pensar en Chile podremos cruzar el Atlántico en décimas de segundo para irnos a Sudáfrica; de hecho para que España fuera campeona del mundo previamente tuvo que ganarle al equipo chileno.
En más de una ocasión he hablado de la fuerza que tiene el fútbol para movilizar a las masas y unirlas a la vez, por encima de razas, condiciones o edades y este año se ha ratificado mi pensamiento, así que más allá del triunfo ante Holanda, del gol de Iniesta, el pulpo Paul o de la patada a Xabi Alonso me quedo con la emoción latente en todas partes, niños, adultos, veteranos, y por qué no, estudiantes que veían en el Mundial la única forma de evadirse de los exámenes.
Y al pensar en fútbol me acuerdo de mi Tenerife, si bien el 2009 fue un año para enmarcar, 2010 invita a ser olvidado, (y cuanto antes mejor), así que espero que lo de este equipo sea cosa de años impares y con 2011 vuelvan las tardes de alegrías(y que 2012 tenga aires de año impar), pese a todo debo agradecer que en la isla vecina no se haya hecho leña del árbol caído y se me haya respetado por seguir a mi equipo, hasta tal punto que allí el único problema que he tenido ha sido con un lituano de dos metros que no creo que sepa mucho de fútbol.
Ya que nombro a la isla vecina aprovecho para acercarme a un plano más personal, y recordar que ha sido un año de cambios, y pese a estar a menos de dos horas de mi casa el calor del hogar es inconfundible. No solo en el sentido más estricto y literal de la palabra hogar, sino las pequeñas cosas, esas calles peatonales de La Laguna, quedar a una determinada hora en la Catedral, salir de casa y escuchar el reloj de la Concepción anunciando las menos cuarto o por ejemplo el camino a casa tras potenciar el ocio nocturno.
No llego a esta conclusión única y exclusivamente tras haberme “mudado” a Gran Canaria sino tras un año bastante movidito de maletas, furgones, aeropuertos, y dormir en aproximadamente 15 lugares distintos. Cierto es que han sido viajes fugaces que no han permitido que me enamore ciegamente del lugar pero el recuerdo seguirá ahí, y junto a él la gente que me acompañaba, ya fuera en Madrid, Palencia o en los 2300 kilómetros recorridos por Italia.
Ha sido también el año en el que he comenzado a ver la vida como diplomado, y no sé si como consecuencia de ello o por mera casualidad, se ha despertado en mí un espíritu crítico con el día a día que nos rodea, espero que en 2011 pueda hacerlo como licenciado, pero no termino de verlo muy claro (este comentario negativo es cortesía de Varian, Pareto, Cob Douglas, Jarque Bera y demás “pensadores”…)
Termina así este año de Bajada en La Palma, sabiendo que la música de los enanos no volverá a sonar hasta 2015, pero no hará falta, porque el solo hecho de haberlos visto danzar habrá servido para rejuvenecer tanto como haga falta para volver a la niñez. Sensación que ni la tecnología 3D que parece haber despuntado en este año puede lograr.
Y siguiendo con el tema de las sensaciones, y teniendo que elegir una que represente mi año 2010 me quedo con la de reencontrarse con alguien tras mucho tiempo sin verse, y es que en mi caso puedo decir que he aprendido a disfrutar el momento y no echar en cara las largas ausencias, máxime cuando ahora al volver no me esperan secos saludos, sino sinceros y calurosos abrazos, aunque debo reconocer también que aún sigo creyéndome y creciéndome cuando escucho que alguien pronuncia eso de “a ver si quedamos un día”.
A fin de ahorrar energía, y más sabiendo que en 2011 la luz subirá un 9,8%, me despido no sin antes transmitir a todos mis mejores deseos para 2011, y en especial para todas aquellas personas que no han tenido un buen 2010, así que para ellos, si me lo permiten, va mi abrazo más fuerte, y un mensaje claro, “saldremos adelante”Feliz año
viernes, 31 de diciembre de 2010
Un año de blog
Hace ya un año, decidí impulsivamente crear este blog, y si a los políticos se les concede un período de 100 días para analizar los resultados, en mi caso he optado por un año para hacer lo propio.
Extraigo dos principales conclusiones:
La primera es que me he dejado ir, y si en un principio la media era de 7/8 entradas por mes ahora no es así, sin embargo me doy por satisfecho, porque con cualquier otra actividad, como por ejemplo el gimnasio no creo que hubiera tenido tanta constancia.
La segunda conclusión es que la persona menos pensada siempre puede acabar leyendo este blog, y me alegra el momento cuando alguien me dice que entró a ver mi blog.
Así que lo único que puedo esperar es que con el 2011 vuelva la constancia.
Muchas gracias
Extraigo dos principales conclusiones:
La primera es que me he dejado ir, y si en un principio la media era de 7/8 entradas por mes ahora no es así, sin embargo me doy por satisfecho, porque con cualquier otra actividad, como por ejemplo el gimnasio no creo que hubiera tenido tanta constancia.
La segunda conclusión es que la persona menos pensada siempre puede acabar leyendo este blog, y me alegra el momento cuando alguien me dice que entró a ver mi blog.
Así que lo único que puedo esperar es que con el 2011 vuelva la constancia.
Muchas gracias
lunes, 29 de noviembre de 2010
Corre el tiempo,corre...
Me he estremecido al ver el calendario, no es la primera vez que me pasa, pero sigue conmoviéndome este hecho.
Me conmueve la proximidad de las fiestas, los exámenes, el final del año,planes y más planes acumulándose, el echar la vista un año atrás y preguntarme "¿hace un año ya de eso?"... También me duele pensar que se acaba noviembre y todavía no he dejado mi huella aquí y peor aún, no haber hecho ni una triste visita a este humilde blog. Por eso ahora me enfrento a la pantalla del ordenador para llevar a cabo un intento de repaso de estos últimos días, semanas, que se han convertido en mes.
El tiempo ha corrido, realmente lo hace siempre, pero esta vez lo he sentido pasar más rápido si cabe, y mientras, en mi móvil se han ido acumulando pequeñas notas que han ido surgiendo espontánemante.
La lectura positiva que saco de todo esto es que por primera vez en mucho tiempo me he puesto a escribir porque salía de mí y lo necesitaba, y no porque me entraran remordimientos de tener abandonado este blog. Y esta vez no se trata de un par de líneas (a la vista queda)
El caso es que durante esta ausencia cibernética he estado otra vez por Madrid.
No sé qué tiene Madrid que por una parte te atrapa, hasta tal punto que al igual que La Meca debería ser obligatorio visitarla una vez en la vida, pero por otro lado te deja una sensación de vacío, prisas; y mientras cada uno marcha por su camino nace el pensamiento de que el cruzarte con alguien en sus calles es fruto del azar, y que es muy difícil que el destino vuelva a juntarte con ese alguien.
Quizás me pase solo a mí, pero cuando viajo en el Metro de Madrid siento una extraña sensación que me devuelve al 11 de marzo de aquel ya casi lejano 2004, nadie lo dice pero la siento latente, algo similar me pasa cuando paso por los aparcamientos de la T4 y recuerdo las imágenes del atentado de ETA...
Pero se olvida todo al instante cuando me invade el optimismo al ver la Gran Vía, me entran también ganas de poder ver algún día unos Juegos Olímpicos en la Capital. Y entonces sigo paseando por Madrid y veo lo grande que es, y bajo mis influencias pueblerinas me da por pensar "esto no puede ser tan grande".
Justo tras mi paso por Madrid, volví a casa, pero no es el momento de hablar de ello, de hecho bastaría con esperar a que vuelva a las pantallas el famoso anuncio del turrón y comprobar que una imagen vale más que mil palabras.
(Y mientras, veo como se expanden las tradiciones al saber que en Gran Canaria también se celebra la Fuga de San Diego)
También debo decir que noviembre ha corrido tanto que no me ha dejado cumplir mi promesa de ponerme serio y ponerme a estudiar a diario, y ya van dos meses que me pasa esto.
He de sumar a todo esto que tras más de dos meses durmiendo en una cama que no es la mía sigo sin poder afirmar que estoy viviendo aquí, más que nada por resignación y porque mi cepillo de dientes sigue durmiendo en el neceser, y no en el vaso donde debería hacerlo.
Y corro como lo hace el tiempo, a la carrera todo, hasta tal punto que esta entrada que se presentaba como una de las más reflexivas se llena de prisas.
En fin, termina un noviembre más de clásicos Barça-Madrid (y viceversa) y termina esta entrada, además lo hacen con la misma sensación, podrían haber dado más de sí, pero también menos.
Me conmueve la proximidad de las fiestas, los exámenes, el final del año,planes y más planes acumulándose, el echar la vista un año atrás y preguntarme "¿hace un año ya de eso?"... También me duele pensar que se acaba noviembre y todavía no he dejado mi huella aquí y peor aún, no haber hecho ni una triste visita a este humilde blog. Por eso ahora me enfrento a la pantalla del ordenador para llevar a cabo un intento de repaso de estos últimos días, semanas, que se han convertido en mes.
El tiempo ha corrido, realmente lo hace siempre, pero esta vez lo he sentido pasar más rápido si cabe, y mientras, en mi móvil se han ido acumulando pequeñas notas que han ido surgiendo espontánemante.
La lectura positiva que saco de todo esto es que por primera vez en mucho tiempo me he puesto a escribir porque salía de mí y lo necesitaba, y no porque me entraran remordimientos de tener abandonado este blog. Y esta vez no se trata de un par de líneas (a la vista queda)
El caso es que durante esta ausencia cibernética he estado otra vez por Madrid.
No sé qué tiene Madrid que por una parte te atrapa, hasta tal punto que al igual que La Meca debería ser obligatorio visitarla una vez en la vida, pero por otro lado te deja una sensación de vacío, prisas; y mientras cada uno marcha por su camino nace el pensamiento de que el cruzarte con alguien en sus calles es fruto del azar, y que es muy difícil que el destino vuelva a juntarte con ese alguien.
Quizás me pase solo a mí, pero cuando viajo en el Metro de Madrid siento una extraña sensación que me devuelve al 11 de marzo de aquel ya casi lejano 2004, nadie lo dice pero la siento latente, algo similar me pasa cuando paso por los aparcamientos de la T4 y recuerdo las imágenes del atentado de ETA...
Pero se olvida todo al instante cuando me invade el optimismo al ver la Gran Vía, me entran también ganas de poder ver algún día unos Juegos Olímpicos en la Capital. Y entonces sigo paseando por Madrid y veo lo grande que es, y bajo mis influencias pueblerinas me da por pensar "esto no puede ser tan grande".
Justo tras mi paso por Madrid, volví a casa, pero no es el momento de hablar de ello, de hecho bastaría con esperar a que vuelva a las pantallas el famoso anuncio del turrón y comprobar que una imagen vale más que mil palabras.
(Y mientras, veo como se expanden las tradiciones al saber que en Gran Canaria también se celebra la Fuga de San Diego)
También debo decir que noviembre ha corrido tanto que no me ha dejado cumplir mi promesa de ponerme serio y ponerme a estudiar a diario, y ya van dos meses que me pasa esto.
He de sumar a todo esto que tras más de dos meses durmiendo en una cama que no es la mía sigo sin poder afirmar que estoy viviendo aquí, más que nada por resignación y porque mi cepillo de dientes sigue durmiendo en el neceser, y no en el vaso donde debería hacerlo.
Y corro como lo hace el tiempo, a la carrera todo, hasta tal punto que esta entrada que se presentaba como una de las más reflexivas se llena de prisas.
En fin, termina un noviembre más de clásicos Barça-Madrid (y viceversa) y termina esta entrada, además lo hacen con la misma sensación, podrían haber dado más de sí, pero también menos.
miércoles, 27 de octubre de 2010
Balance de situación a los 21 años
Tras tantos años estudiando contabilidad debo confesar que algo se me ha pegado, me explico, cuando termina el ejercicio toda empresa debe presentar el balance de situación de la empresa al cierre, detallando tanto lo que “tiene” como lo que “debe”. Y me ha dado por hacer lo propio.
No es que considere que se acabe una etapa de mi vida aquí, ni nada parecido pero considero que el alcanzar la mayoría de edad “mundial” puede ser un buen momento para hacer repaso y sacar conclusiones de lo vivido, a continuación paso a enumerar las más importantes.
En primer lugar debo reconocer que soy un afortunado, me importa más bien poco que otros tengan más que yo, básicamente porque no tengo necesidad de nada, y mientras algunos mueren sin conocer gente noble yo he tenido la suerte de crecer junto a ellos, tomarlos como referentes y escuchar sus consejos de forma más que gratuita. Mientras algunos hablaban y dudaban de la existencia de tesoros yo los tenía en casa, y no, no quiero pecar de vanidoso pero me he sonrojado en más de una ocasión al ver como se hablaba de familiares míos sin que nadie supiera siquiera que compartíamos apellido y sangre, y mejor aún, nunca oí palabras negativas sobre ninguno de ellos. Podría seguir con una larga (casi infinita) lista de cosas que jamás me han faltado pero quizás acabaría sintiéndome peor por no estar tan agradecido por ellas.
Otro de mis grandes descubrimientos durante estas dos décadas y un año es que a todo se acaba acostumbrando uno, he tenido que acostumbrarme a coger aviones solo, a dormir en camas que no son la mía (espero que no se malinterprete), a grandes ausencias o a pensar que hay cosas como la niñez que no van a volver jamás, por ejemplo.
Aún así debo reconocer que hay miedos que permanecen, y lógicamente he tenido que acostumbrarme a vivir con ellos, me seguirá asustando escuchar el teléfono a medianoche, o la misma soledad seguirá estremeciéndome. De la misma forma reconozco que otros miedos han ido menguando, y ya no me asusta tanto el riesgo de quedarme mudo de forma permanente.
He logrado esbozar un pequeño fragmente de mi filosofía de vida, y lo único claro que he sacado se resume en una frase “pá las risas”, lo sé, puede parecer pasota, infantil o incluso irrespetuoso, pero la vida me ha llevado a caer en que lo material no importa y son los momentos lo que realmente interesa, así que por el mismo precio mejor poner una sonrisa y ver los problemas de otra forma, he ahí la explicación a mis momentos de locura,(puede que no se comprendan si no se entiende que casi siempre me satisface más una sonrisa como respuesta que cualquier otra recompensa y por ello permito a veces que me invada el espíritu de un bufón)
Sin embargo debo reconocer que todavía no me queda muy claro quién soy ni quién quiero ser, vivo rodeado de incongruencias, dudando de la identidad del verdadero Daniel, si está compuesto por mi visión o simplemente por la visión que otros tienen de mí, o qué faceta es la más válida, la que a veces regala eternos diálogos o la que en otras ocasiones (no tan abundantes) se limita a usar el silencio como forma de expresión. No lo sé, aunque si lo pienso bien creo que prefiero no saberlo, y así poder tener alguna incógnita que invite a llevar una vida enfocada al desciframiento de la misma. Pensándolo mejor, creo que actúo así más veces de las que creía, de hecho lo hago cuando pospongo la lectura de algunos mensajes a mejores momentos, o cuando dejo interesantes lecturas para otros instantes, disfrutando de la mezcla entre intriga y certeza de que algo bueno me está esperando o al conservar el postre en la comida para el final por ejemplo (lógicamente no son prácticas aisladas, y me agrada saber que no soy el único que las lleva a cabo).
http://www.youtube.com/watch?v=sNDYTBSC0Kk
El caso es que una vez más he escrito y he caído en que he sufrido interferencias, me explico, a la hora de releer mis palabras caigo en que puedo haberme inspirado en la siguiente canción, y empiezo a dudar de qué hubiera pasado si la canción no hubiera existido.
No es que considere que se acabe una etapa de mi vida aquí, ni nada parecido pero considero que el alcanzar la mayoría de edad “mundial” puede ser un buen momento para hacer repaso y sacar conclusiones de lo vivido, a continuación paso a enumerar las más importantes.
En primer lugar debo reconocer que soy un afortunado, me importa más bien poco que otros tengan más que yo, básicamente porque no tengo necesidad de nada, y mientras algunos mueren sin conocer gente noble yo he tenido la suerte de crecer junto a ellos, tomarlos como referentes y escuchar sus consejos de forma más que gratuita. Mientras algunos hablaban y dudaban de la existencia de tesoros yo los tenía en casa, y no, no quiero pecar de vanidoso pero me he sonrojado en más de una ocasión al ver como se hablaba de familiares míos sin que nadie supiera siquiera que compartíamos apellido y sangre, y mejor aún, nunca oí palabras negativas sobre ninguno de ellos. Podría seguir con una larga (casi infinita) lista de cosas que jamás me han faltado pero quizás acabaría sintiéndome peor por no estar tan agradecido por ellas.
Otro de mis grandes descubrimientos durante estas dos décadas y un año es que a todo se acaba acostumbrando uno, he tenido que acostumbrarme a coger aviones solo, a dormir en camas que no son la mía (espero que no se malinterprete), a grandes ausencias o a pensar que hay cosas como la niñez que no van a volver jamás, por ejemplo.
Aún así debo reconocer que hay miedos que permanecen, y lógicamente he tenido que acostumbrarme a vivir con ellos, me seguirá asustando escuchar el teléfono a medianoche, o la misma soledad seguirá estremeciéndome. De la misma forma reconozco que otros miedos han ido menguando, y ya no me asusta tanto el riesgo de quedarme mudo de forma permanente.
He logrado esbozar un pequeño fragmente de mi filosofía de vida, y lo único claro que he sacado se resume en una frase “pá las risas”, lo sé, puede parecer pasota, infantil o incluso irrespetuoso, pero la vida me ha llevado a caer en que lo material no importa y son los momentos lo que realmente interesa, así que por el mismo precio mejor poner una sonrisa y ver los problemas de otra forma, he ahí la explicación a mis momentos de locura,(puede que no se comprendan si no se entiende que casi siempre me satisface más una sonrisa como respuesta que cualquier otra recompensa y por ello permito a veces que me invada el espíritu de un bufón)
Sin embargo debo reconocer que todavía no me queda muy claro quién soy ni quién quiero ser, vivo rodeado de incongruencias, dudando de la identidad del verdadero Daniel, si está compuesto por mi visión o simplemente por la visión que otros tienen de mí, o qué faceta es la más válida, la que a veces regala eternos diálogos o la que en otras ocasiones (no tan abundantes) se limita a usar el silencio como forma de expresión. No lo sé, aunque si lo pienso bien creo que prefiero no saberlo, y así poder tener alguna incógnita que invite a llevar una vida enfocada al desciframiento de la misma. Pensándolo mejor, creo que actúo así más veces de las que creía, de hecho lo hago cuando pospongo la lectura de algunos mensajes a mejores momentos, o cuando dejo interesantes lecturas para otros instantes, disfrutando de la mezcla entre intriga y certeza de que algo bueno me está esperando o al conservar el postre en la comida para el final por ejemplo (lógicamente no son prácticas aisladas, y me agrada saber que no soy el único que las lleva a cabo).
http://www.youtube.com/watch?v=sNDYTBSC0Kk
El caso es que una vez más he escrito y he caído en que he sufrido interferencias, me explico, a la hora de releer mis palabras caigo en que puedo haberme inspirado en la siguiente canción, y empiezo a dudar de qué hubiera pasado si la canción no hubiera existido.
martes, 5 de octubre de 2010
Aprendizajes con retraso
Errar es humano, con mayor o menor frecuencia todos nosotros hemos caído en ello sin excepción. Sin embargo algo no me encaja, teóricamente por cada error debería seguir un reconocimiento de culpa y una reflexión sobre lo acontecido. El caso es que siento que no es así, empezando por mí y acabando por la persona más alejada de mí, aquella a la que jamás conoceré, aquella que nunca sabrá de mi existencia ni yo de la suya.
En ocasiones creo que hay una variable que intenta corregir este desajuste (creo que se me está empezando a pegar la forma de hablar de los economistas). Esta variable es el tiempo, dicen que lo cura todo, sinceramente no creo que sea así del todo, pero lo que si hace es que con el paso del tiempo caigamos en lo tonto que fuimos actuando de una determinada forma, aportando un nuevo punto de vista en el que no habíamos caído antes.
Eso me ha pasado en estos días (no he tenido que llevar la vista muy atrás para arrepentirme la verdad). Hasta tal punto que las circunstancias me han llevado a posicionarme en la eterna lucha entre los que dicen que la vida es demasiado corta y los que por el contrario creen que es larga. En este caso la vida es larga, no sé si somos arrieritos o dejamos de serlo, pero lo que a partir de ahora trataré de grabar a fuego en mi consciencia es que no debo cerrar puertas, dejarlas entreabiertas quizás, pero jamás cerrarlas, uno nunca sabe dónde ni en qué circunstancias acabará.
Y creo que estoy cayendo en demasiados tópicos, me estoy empezando a preocupar. Así que aquí lo dejo por hoy.
En ocasiones creo que hay una variable que intenta corregir este desajuste (creo que se me está empezando a pegar la forma de hablar de los economistas). Esta variable es el tiempo, dicen que lo cura todo, sinceramente no creo que sea así del todo, pero lo que si hace es que con el paso del tiempo caigamos en lo tonto que fuimos actuando de una determinada forma, aportando un nuevo punto de vista en el que no habíamos caído antes.
Eso me ha pasado en estos días (no he tenido que llevar la vista muy atrás para arrepentirme la verdad). Hasta tal punto que las circunstancias me han llevado a posicionarme en la eterna lucha entre los que dicen que la vida es demasiado corta y los que por el contrario creen que es larga. En este caso la vida es larga, no sé si somos arrieritos o dejamos de serlo, pero lo que a partir de ahora trataré de grabar a fuego en mi consciencia es que no debo cerrar puertas, dejarlas entreabiertas quizás, pero jamás cerrarlas, uno nunca sabe dónde ni en qué circunstancias acabará.
Y creo que estoy cayendo en demasiados tópicos, me estoy empezando a preocupar. Así que aquí lo dejo por hoy.
viernes, 1 de octubre de 2010
Titular
Hay determinados momentos en los que siento la necesidad de ponerle un titular a mi vida, no sé si es un resquicio de mi ya casi difunta vocación periodística o es una necesidad intrínseca a la especie humana.
Recuerdo por encima de todos esos momentos uno en especial, soplaba una brisa de despedida, aunque en esta ocasión afortunadamente era un “hasta luego” y no un temido “adiós”. Busqué, y no encontré nada me preocupé y de repente apareció una señal de luminosa de tráfico con un mensaje. Así encontré lo que tanto buscaba, cortesía de la DGT, y aprendí ahí que en ocasiones lo que uno busca está en el lugar menos pensado y tarde o temprano seguro que llegará.
¿A qué viene todo esto? Es la pregunta que surge ahora, la razón es que es ahora unos años más tarde, casi en el mismo lugar y en relativamente la misma situación cuando me veo a rescatar el mismo titular. ¿Cuál es?
"LO IMPORTANTE ES VOLVER"
Recuerdo por encima de todos esos momentos uno en especial, soplaba una brisa de despedida, aunque en esta ocasión afortunadamente era un “hasta luego” y no un temido “adiós”. Busqué, y no encontré nada me preocupé y de repente apareció una señal de luminosa de tráfico con un mensaje. Así encontré lo que tanto buscaba, cortesía de la DGT, y aprendí ahí que en ocasiones lo que uno busca está en el lugar menos pensado y tarde o temprano seguro que llegará.
¿A qué viene todo esto? Es la pregunta que surge ahora, la razón es que es ahora unos años más tarde, casi en el mismo lugar y en relativamente la misma situación cuando me veo a rescatar el mismo titular. ¿Cuál es?
"LO IMPORTANTE ES VOLVER"
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Predicciones
A veces me despierto con complejo de “pitoniso” y creo que hoy ha sido uno de esos días. A continuación mostraré alguna de mis predicciones ante el fin del verano:
Para empezar vendrá Amaral de la mano de las emisoras de turno a recordarnos que “no quedan días de verano”, seguiremos el estribillo con o sin resignación y retomaremos el camino hacia el lugar al que nos dirigíamos. Las pelotas en las plazas dejarán de correr, quizás el próximo fin de semana saldrán de su escondite o con mucha más suerte esta misma tarde. La ropa de baño perderá protagonismo en los armarios y serán las bufandas y las chaquetas quienes reinarán por una temporadita. Los ventiladores se convertirán en un mero objeto de adorno mientras observan el éxito que tiene el paragüero.
Eternas charlas en terrazas de bares con cañas y frutos secos serán canceladas con el propósito de llegar cuanto antes a casa para ponerse el pijama y esperar a un nuevo día. Amigos que ya no viven aquí cargan sus maletas destino al lugar donde habitan, un “nos vemos en Navidades” saldrá de sus bocas y justo tras pronunciar la frase el pensamiento de “ojalá se cumpla y así sea” surge. Los amores de verano se despedirán escudándose en el consuelo de verse el próximo verano aún sabiendo que queda mucho por llover, y más con un otoño y un invierno de por medio.
Y todo eso mientras en el espejo podrás ver como poco a poco el moreno que tanto costó se va degradando.
A su vez las orquestas que amenizaban fiestas de pueblos costeros dejarán su puesto a panderetas, guitarras y melodías menos animadas. El vendedor de helados se replanteará seriamente dedicarse a la venta de castañas para poder llevar el pan a casa.
Mientras, la televisión se llenará de anuncios de juguetes y turrones. Y quizás presenciaremos un anacronismo cuando se cuele algún anuncio que incite a descargarte la canción del verano.
Pero no todo es tan gris como el cielo que reinará algunos días a partir de ahora, porque justo después de Amaral puede ser que suene El Canto del Loco y te recuerde que Volverá, seguro que volverá. Entonces ahí puede que comprendas que lo que hace divertida a esta vida son los extremos, aburriría que todo fuera día y no existiera la noche y viceversa, no sabríamos lo que es el frío porque no conocemos el calor.
Y quizás solamente sea así cuando logres comprender que toda época del año tiene su encanto.
El arco iris te encontrará en algún charco, despedidas en portales pueden convertirse en un “sube a mi casa, tomaremos café para evitar el frío”, los almendros se pondrán en flor, las bodegas abrirán para sacar sus nuevos vinos y se improvisarán excursiones con la única intención de ver la nieve y jugar con ella. Las calles se iluminarán de luces y tras todo esto y más surgirá un gran descubrimientp: El optimismo y la alegría no entienden de épocas y pueden estar en cualquier lugar,
Para empezar vendrá Amaral de la mano de las emisoras de turno a recordarnos que “no quedan días de verano”, seguiremos el estribillo con o sin resignación y retomaremos el camino hacia el lugar al que nos dirigíamos. Las pelotas en las plazas dejarán de correr, quizás el próximo fin de semana saldrán de su escondite o con mucha más suerte esta misma tarde. La ropa de baño perderá protagonismo en los armarios y serán las bufandas y las chaquetas quienes reinarán por una temporadita. Los ventiladores se convertirán en un mero objeto de adorno mientras observan el éxito que tiene el paragüero.
Eternas charlas en terrazas de bares con cañas y frutos secos serán canceladas con el propósito de llegar cuanto antes a casa para ponerse el pijama y esperar a un nuevo día. Amigos que ya no viven aquí cargan sus maletas destino al lugar donde habitan, un “nos vemos en Navidades” saldrá de sus bocas y justo tras pronunciar la frase el pensamiento de “ojalá se cumpla y así sea” surge. Los amores de verano se despedirán escudándose en el consuelo de verse el próximo verano aún sabiendo que queda mucho por llover, y más con un otoño y un invierno de por medio.
Y todo eso mientras en el espejo podrás ver como poco a poco el moreno que tanto costó se va degradando.
A su vez las orquestas que amenizaban fiestas de pueblos costeros dejarán su puesto a panderetas, guitarras y melodías menos animadas. El vendedor de helados se replanteará seriamente dedicarse a la venta de castañas para poder llevar el pan a casa.
Mientras, la televisión se llenará de anuncios de juguetes y turrones. Y quizás presenciaremos un anacronismo cuando se cuele algún anuncio que incite a descargarte la canción del verano.
Pero no todo es tan gris como el cielo que reinará algunos días a partir de ahora, porque justo después de Amaral puede ser que suene El Canto del Loco y te recuerde que Volverá, seguro que volverá. Entonces ahí puede que comprendas que lo que hace divertida a esta vida son los extremos, aburriría que todo fuera día y no existiera la noche y viceversa, no sabríamos lo que es el frío porque no conocemos el calor.
Y quizás solamente sea así cuando logres comprender que toda época del año tiene su encanto.
El arco iris te encontrará en algún charco, despedidas en portales pueden convertirse en un “sube a mi casa, tomaremos café para evitar el frío”, los almendros se pondrán en flor, las bodegas abrirán para sacar sus nuevos vinos y se improvisarán excursiones con la única intención de ver la nieve y jugar con ella. Las calles se iluminarán de luces y tras todo esto y más surgirá un gran descubrimientp: El optimismo y la alegría no entienden de épocas y pueden estar en cualquier lugar,
martes, 31 de agosto de 2010
Relaciones formales
Al igual que en la vida real, hay palabras que tienden a unirse instantáneamente. Como ejemplo se me ocurren dos grupos de palabras que escuché una vez en el monólogo de algún cómico (que me perdone el susodicho, pero no recuerdo quién era). El primer matrimonio de vocablos es el compuesto por la palabra “aledaños” y “estadio”, hasta tal punto que es casi imposible escuchar la primera palabra si no está la segunda cerca.
Pasa lo mismo con las pesetas, tantos años paseándose por nuestros bolsillos y resulta que el único adjetivo que se nos ocurre es el de “antiguas”, quizás habría que felicitar a quien decidió inventarse un bloque de palabras tan original.
Plagios aparte, hay otras dos palabras que congenian muy bien, aunque en este caso son algo más poligámicas y se dejan ver con otras palabras por ahí, hablo de “relaciones cordiales”. No sé si es solo apreciación mía o que realmente es así, pero entiendo que una relación es cordial cuando reina la profesionalidad y existe un respeto mutuo, pese a que ninguna de las dos personas implicadas elegiría a la otra como primera o décima opción para ir a tomarse un café o unas cañas o pasar un buen rato de sinceridad y desahogo por ejemplo.
Me explico, la relación que un entrenador de fútbol debe guardar con su futbolista es siempre catalogada como cordial, donde cada uno se saluda, cumple su rol, pero cuando termine la concentración, partido o entrenamiento cada uno cogerá su camino. Todo esto podría extrapolarse a la relación jefe-empleado. O a esa persona con la que uno compartía momentos, y ahora todo se limita a un frío y falso “hola y adiós” o en su defecto conversaciones vacías en las que ambas personas se congratulan públicamente de que al otro todo le vaya fabulosamente aunque realmente les importe más bien poco.
Pues bien, he decidido acudir a la RAE una vez más y me he encontrado con las siguientes definiciones de cordial: 1. adj. Que tiene virtud para fortalecer el corazón.2. adj. Afectuoso, de corazón. No era lo que esperaba encontrarme, de hecho se me ha caído un mito, y me he sentido tonto por partida doble, primero por estar utilizando mal la expresión y segundo por tener por relación cordial lo que realmente no es. Lo digo porque supongo que el empleado estándar por norma general no guardará afecto hacia su jefe, digo yo.
Y ahora me surge una nueva pregunta, ¿cómo se llaman las relaciones que yo tenía por cordiales pero no son cordiales? (véase los casos expuestos anteriormente) ¿relaciones profesionales quizás? ¿Entonces como se llaman aquellas en las que uno acaba saludando simplemente para no ser catalogado como ser asocial?
Necesito una respuesta.
Nota: este tema es susceptible de un análisis más profundo, pero las prisas por publicar algo me han traído a hacer este análisis tan breve, no promete profundizar más, porque puede que no lo haga, pero no está mal dejar una puerta abierta a futuras actualizaciones de este tema.
Pasa lo mismo con las pesetas, tantos años paseándose por nuestros bolsillos y resulta que el único adjetivo que se nos ocurre es el de “antiguas”, quizás habría que felicitar a quien decidió inventarse un bloque de palabras tan original.
Plagios aparte, hay otras dos palabras que congenian muy bien, aunque en este caso son algo más poligámicas y se dejan ver con otras palabras por ahí, hablo de “relaciones cordiales”. No sé si es solo apreciación mía o que realmente es así, pero entiendo que una relación es cordial cuando reina la profesionalidad y existe un respeto mutuo, pese a que ninguna de las dos personas implicadas elegiría a la otra como primera o décima opción para ir a tomarse un café o unas cañas o pasar un buen rato de sinceridad y desahogo por ejemplo.
Me explico, la relación que un entrenador de fútbol debe guardar con su futbolista es siempre catalogada como cordial, donde cada uno se saluda, cumple su rol, pero cuando termine la concentración, partido o entrenamiento cada uno cogerá su camino. Todo esto podría extrapolarse a la relación jefe-empleado. O a esa persona con la que uno compartía momentos, y ahora todo se limita a un frío y falso “hola y adiós” o en su defecto conversaciones vacías en las que ambas personas se congratulan públicamente de que al otro todo le vaya fabulosamente aunque realmente les importe más bien poco.
Pues bien, he decidido acudir a la RAE una vez más y me he encontrado con las siguientes definiciones de cordial: 1. adj. Que tiene virtud para fortalecer el corazón.2. adj. Afectuoso, de corazón. No era lo que esperaba encontrarme, de hecho se me ha caído un mito, y me he sentido tonto por partida doble, primero por estar utilizando mal la expresión y segundo por tener por relación cordial lo que realmente no es. Lo digo porque supongo que el empleado estándar por norma general no guardará afecto hacia su jefe, digo yo.
Y ahora me surge una nueva pregunta, ¿cómo se llaman las relaciones que yo tenía por cordiales pero no son cordiales? (véase los casos expuestos anteriormente) ¿relaciones profesionales quizás? ¿Entonces como se llaman aquellas en las que uno acaba saludando simplemente para no ser catalogado como ser asocial?
Necesito una respuesta.
Nota: este tema es susceptible de un análisis más profundo, pero las prisas por publicar algo me han traído a hacer este análisis tan breve, no promete profundizar más, porque puede que no lo haga, pero no está mal dejar una puerta abierta a futuras actualizaciones de este tema.
jueves, 12 de agosto de 2010
Ese extraño sentimiento
No sé qué pasa que cuando uno se encuentra lejos de casa se acentúa el cariño a su tierra. Huyo del ombliguismo y sé que el mundo es muy grande y que no dejamos de ser el equivalente a un pequeño bloque que configura un gran edificio.
Sin embargo la vida de vez en cuando concede una tregua y se empeña en demostrar que no somos tan pequeños ni el mundo es tan grande y uno llega a creer que quienes afirmaban que el mundo es un pañuelo no andaban tan desencaminados.
El caso es que cuando viajo suelo llevar conmigo la bandera de mi equipo, el Tenerife, no lo hago por provocar ni por nada parecido, simplemente me parece una forma “deportiva” de recordar a mi equipo y mi casa y así animarme si algún día algo no sale bien. Básicamente esos fueron los motivos que me llevaron a colgarla en una ventana de la residencia donde me quedaba en Dublín. La bandera no duró más de unos días, tuve que quitarla a petición de la dirección. Pero al parecer la bandera ya había cumplido su acometido. Y digo al parecer porque al cabo de unos días mientras viajaba solo en guagua escuchaba como un chico contaba a sus amigos la emoción que había sentido al ir caminando por el campus universitario y encontrarse con la bandera del Club Deportivo Tenerife, ante eso lo único que pude hacer fue girarme y reconocer que la bandera era mía. Ahí comprendí que la bandera no solo me había hecho feliz a mí al colgarla sino que inconscientemente había llegado a hacer sentir emociones a otra gente.
Volví a Irlanda dos años después de este suceso, y esta vez me tocó ponerme en el lado opuesto y pasé a ser yo el sorprendido. No me alojaba esta vez en una residencia sino en el hogar de una familia (familia a la que aún debo una carta de agradecimiento, todo sea dicho de paso). El padre de la familia no sabía nada de mi lugar de origen pero al recibirme vestía una camiseta que había comprado en su viaje a Tenerife, me dieron ganas de llorar, no puedo negarlo.
Aproximadamente un año después y buscando un restaurante donde comer en pleno centro de Montecarlo encontré una pizzería, hasta aquí nada anormal. La sorpresa llegó a la hora de ver la carta a fin de conocer precios. No estaba la margarita, ni la calzone, ni la tropical, ni la cuatro estaciones… lideraba la carta una pizza llamada Tenerife y a mitad de la lista otra llamada Las Palmas. Se me quitó el hambre de golpe con tanta sorpresa.
Y para concluir este bloque de sorpresas fuera de casa me reservo la que para mí es la más emotiva.
Tuvo lugar en Prato, una pequeña y poco turística ciudad italiana situada a un cuarto de hora de Florencia; callejeaba junto a unos amigos cuando una pregunta procedente de una esquina nos asaltó. “¿españoles?” No era la primera vez que teníamos que responder a una pregunta así, lo que esta vez la respuesta no iba a ir acompañada de alguna frase de felicitación por el mundial de España sino de otra pregunta “¿de qué parte?” “Canarias” respondimos. Paró la música que venía de la guitarra que tocaba nuestro amigo y lo único que pudo decir fue “yo también, soy de Lanzarote”. No voy a airear su historia pero el caso es que el destino le había llevado a coger su guitarra y recorrerse toda Italia sin billete de vuelta para así poder sobrevivir. No tenía nada ni a nadie, pero el poder hablar unos minutos con alguien de su tierra hizo que se le alegara el día, de hecho, así lo reconoció, y por si quedaba alguna duda, sus ojos se rayaron.
Valió la pena detenerse y dejarle unos céntimos, ver sonreír a quien aparentemente no sonríe a menudo vale la pena.
Y aquí concluyo, sé que me dejo más historias por atrás pero estas pueden ser fácilmente las más representativas de la exaltación del hogar de la que escribía al principio.
Sin embargo la vida de vez en cuando concede una tregua y se empeña en demostrar que no somos tan pequeños ni el mundo es tan grande y uno llega a creer que quienes afirmaban que el mundo es un pañuelo no andaban tan desencaminados.
El caso es que cuando viajo suelo llevar conmigo la bandera de mi equipo, el Tenerife, no lo hago por provocar ni por nada parecido, simplemente me parece una forma “deportiva” de recordar a mi equipo y mi casa y así animarme si algún día algo no sale bien. Básicamente esos fueron los motivos que me llevaron a colgarla en una ventana de la residencia donde me quedaba en Dublín. La bandera no duró más de unos días, tuve que quitarla a petición de la dirección. Pero al parecer la bandera ya había cumplido su acometido. Y digo al parecer porque al cabo de unos días mientras viajaba solo en guagua escuchaba como un chico contaba a sus amigos la emoción que había sentido al ir caminando por el campus universitario y encontrarse con la bandera del Club Deportivo Tenerife, ante eso lo único que pude hacer fue girarme y reconocer que la bandera era mía. Ahí comprendí que la bandera no solo me había hecho feliz a mí al colgarla sino que inconscientemente había llegado a hacer sentir emociones a otra gente.
Volví a Irlanda dos años después de este suceso, y esta vez me tocó ponerme en el lado opuesto y pasé a ser yo el sorprendido. No me alojaba esta vez en una residencia sino en el hogar de una familia (familia a la que aún debo una carta de agradecimiento, todo sea dicho de paso). El padre de la familia no sabía nada de mi lugar de origen pero al recibirme vestía una camiseta que había comprado en su viaje a Tenerife, me dieron ganas de llorar, no puedo negarlo.
Aproximadamente un año después y buscando un restaurante donde comer en pleno centro de Montecarlo encontré una pizzería, hasta aquí nada anormal. La sorpresa llegó a la hora de ver la carta a fin de conocer precios. No estaba la margarita, ni la calzone, ni la tropical, ni la cuatro estaciones… lideraba la carta una pizza llamada Tenerife y a mitad de la lista otra llamada Las Palmas. Se me quitó el hambre de golpe con tanta sorpresa.
Y para concluir este bloque de sorpresas fuera de casa me reservo la que para mí es la más emotiva.
Tuvo lugar en Prato, una pequeña y poco turística ciudad italiana situada a un cuarto de hora de Florencia; callejeaba junto a unos amigos cuando una pregunta procedente de una esquina nos asaltó. “¿españoles?” No era la primera vez que teníamos que responder a una pregunta así, lo que esta vez la respuesta no iba a ir acompañada de alguna frase de felicitación por el mundial de España sino de otra pregunta “¿de qué parte?” “Canarias” respondimos. Paró la música que venía de la guitarra que tocaba nuestro amigo y lo único que pudo decir fue “yo también, soy de Lanzarote”. No voy a airear su historia pero el caso es que el destino le había llevado a coger su guitarra y recorrerse toda Italia sin billete de vuelta para así poder sobrevivir. No tenía nada ni a nadie, pero el poder hablar unos minutos con alguien de su tierra hizo que se le alegara el día, de hecho, así lo reconoció, y por si quedaba alguna duda, sus ojos se rayaron.
Valió la pena detenerse y dejarle unos céntimos, ver sonreír a quien aparentemente no sonríe a menudo vale la pena.
Y aquí concluyo, sé que me dejo más historias por atrás pero estas pueden ser fácilmente las más representativas de la exaltación del hogar de la que escribía al principio.
miércoles, 28 de julio de 2010
De vuelta
Vuelvo, no creo que sea casualidad que retome la escritura tal día como hoy, pero el caso es que vuelvo. Lo hago porque prometí desconectar, pensar y luego volver. Es evidente que el tercer punto lo estoy cumpliendo, lo de desconectar puede que también, de hecho en mi ordenador este blog ya había desaparecido del historial.
Y en lo de pensar, pues en más de un mes hay muchas cosas que se pueden hacer, y sería muy triste, y casi inhumano que no haya pensado nada. Extraigo muchas conclusiones que aún ahora no sé como plasmar en este blog. Pero haré un pequeño avance:
He corroborado que al final son los impulsos los que me guían, y que la inspiración y el pensamiento más remoto puede estar escondido en el momento menos pensado. He intentado tirar de la empatía que hace unas semanas citaba y he optado por hacer cosas que el resto de año no puedo hacer, ponerme en el papel del otro y a mi manera tratar de verlo todo con nuevos ojos.
Nuevos ojos que no se consiguen precisamente poniéndome unas gafas de 3D del cine ni tan siquiera el modelo de Ray Bans más moderno ni ningún objeto parecido, nuevos ojos que se consiguen empezando de cero, tratando de olvidarlo todo, ya sea intencionadamente o no. A día de hoy el ejemplo más gráfico que se me ocurre es el volver a casa tras una temporadita fuera, y recordar cómo olía el hogar, o volver a ver alumbrar aquellas bombillas de aquel rincón que tanto te gusta y ya casi tenías por olvidado.
Y como decía al principio es como por impulsos o sensaciones como uno llega a caminar por el camino que más guste.
Obviamente estas no son todas mis conclusiones, de hecho, creo que esta entrada no llega a la calificación de pensamiento(me gusta llamar así a lo que escribo), y solamente es un estúpido adelanto de lo que escribiré, cual titular del telediario o sumario de programa del corazón que solo busca engolosinarte y captar tu atención ya sea hablando de política o de las infidelidades de aquel torero.
He vuelto, o por lo menos he dejado señales de vida, ahora habrá que ver cuando lo ordeno todo (maletas, armarios, apuntes, pensamientos...)
Y en lo de pensar, pues en más de un mes hay muchas cosas que se pueden hacer, y sería muy triste, y casi inhumano que no haya pensado nada. Extraigo muchas conclusiones que aún ahora no sé como plasmar en este blog. Pero haré un pequeño avance:
He corroborado que al final son los impulsos los que me guían, y que la inspiración y el pensamiento más remoto puede estar escondido en el momento menos pensado. He intentado tirar de la empatía que hace unas semanas citaba y he optado por hacer cosas que el resto de año no puedo hacer, ponerme en el papel del otro y a mi manera tratar de verlo todo con nuevos ojos.
Nuevos ojos que no se consiguen precisamente poniéndome unas gafas de 3D del cine ni tan siquiera el modelo de Ray Bans más moderno ni ningún objeto parecido, nuevos ojos que se consiguen empezando de cero, tratando de olvidarlo todo, ya sea intencionadamente o no. A día de hoy el ejemplo más gráfico que se me ocurre es el volver a casa tras una temporadita fuera, y recordar cómo olía el hogar, o volver a ver alumbrar aquellas bombillas de aquel rincón que tanto te gusta y ya casi tenías por olvidado.
Y como decía al principio es como por impulsos o sensaciones como uno llega a caminar por el camino que más guste.
Obviamente estas no son todas mis conclusiones, de hecho, creo que esta entrada no llega a la calificación de pensamiento(me gusta llamar así a lo que escribo), y solamente es un estúpido adelanto de lo que escribiré, cual titular del telediario o sumario de programa del corazón que solo busca engolosinarte y captar tu atención ya sea hablando de política o de las infidelidades de aquel torero.
He vuelto, o por lo menos he dejado señales de vida, ahora habrá que ver cuando lo ordeno todo (maletas, armarios, apuntes, pensamientos...)
viernes, 18 de junio de 2010
Hilando
Hoy ha muerto José Saramago, y como es costumbre en este país (y no sé si en los demás) rendimos culto ahora, y un sentimiento de arrepentimiento ronda nuestra piel. Arrepentimiento por no haber valorado su existencia. Los diarios llenan sus páginas web con retales de su vida, y así llego a su blog (o el de su fundación, no sé bien), casualmente la última entrada data de hoy, y me sirve para presentar la siguiente entrada que tenía pensado publicar.
Fue escrita en mi teléfono un día de biblioteca, y habla sobre la necesidad de pensar. Dicho esto copio y pego lo que dice el ya difunto Saramago sobre este tema "Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte". Y ahora viene lo que yo mismo había escrito (fue hace unos días y lo copiaré tal cual).
En el fondo soy previsible y una vez más tras un período de ausencia vengo a justificarme. Los exámenes me han absorbidoy me he visto inmerso en una gran paradoja, cuando se supone que más tienes que pensar, es cuando uno menos piensa. Y sí, creo que tras los exámenes llegará el momento de pensar, no sé bien si adoptaré alguna postura oriental o si simplemente con tratar de pensar aún menos me servirá.
Sea lo que sea, creo que requiero de un lugar de silencio (metafóricamente hablando) en el que haya tan poco ruido que pueda escucharme a mí mismo (¡qué paradójico también que el ruido lo imprero que impide escuchar sea nuestro propio interior!)
Luego llegará el momento de recapacitar sobre lo aprendido y quizás comprobar así que lo primero que aprendí fue realmente lo más importante.
Y tras este balance interno, volveré, cumpliendo el deber intrínseco de tener que reinventarme día a día, manteniendo lo que me hace ser yo inalterable... Entradas sobre Madrid, sobre la vida, la lingüística, caminos, la universidad o incluso sobre cosas que aún no han sido inventadas me esperan... Solamente es cuestión de ir a por ellas, y seguro que llegarán.
Ahora me marcho a pensar, volveré en breve
Nota: el fragmento de Saramago lo saqué de http://cuaderno.josesaramago.org/
Fue escrita en mi teléfono un día de biblioteca, y habla sobre la necesidad de pensar. Dicho esto copio y pego lo que dice el ya difunto Saramago sobre este tema "Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte". Y ahora viene lo que yo mismo había escrito (fue hace unos días y lo copiaré tal cual).
En el fondo soy previsible y una vez más tras un período de ausencia vengo a justificarme. Los exámenes me han absorbidoy me he visto inmerso en una gran paradoja, cuando se supone que más tienes que pensar, es cuando uno menos piensa. Y sí, creo que tras los exámenes llegará el momento de pensar, no sé bien si adoptaré alguna postura oriental o si simplemente con tratar de pensar aún menos me servirá.
Sea lo que sea, creo que requiero de un lugar de silencio (metafóricamente hablando) en el que haya tan poco ruido que pueda escucharme a mí mismo (¡qué paradójico también que el ruido lo imprero que impide escuchar sea nuestro propio interior!)
Luego llegará el momento de recapacitar sobre lo aprendido y quizás comprobar así que lo primero que aprendí fue realmente lo más importante.
Y tras este balance interno, volveré, cumpliendo el deber intrínseco de tener que reinventarme día a día, manteniendo lo que me hace ser yo inalterable... Entradas sobre Madrid, sobre la vida, la lingüística, caminos, la universidad o incluso sobre cosas que aún no han sido inventadas me esperan... Solamente es cuestión de ir a por ellas, y seguro que llegarán.
Ahora me marcho a pensar, volveré en breve
Nota: el fragmento de Saramago lo saqué de http://cuaderno.josesaramago.org/
domingo, 13 de junio de 2010
Empatía
Aprendí en clases de Ética uno de sus principios más importantes, decía algo así como “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti”, cierto es que no a todos nos gustan las mismas cosas ni nos gusta que nos traten de la misma forma, pero aún así creo que la frase habla por sí sola sin dejar muchas dudas tras de sí y el mensaje es casi universal.
El caso es que a raíz de esta máxima llego a dar con el término empatía, no sé qué pasa con la palabra, puede ser su similitud con la palabra simpatía que le hace mucho daño, quizás sea que no queremos aplicarla o tal vez su desconocimiento, pero creo que apenas nos acordamos de practicarla a diario y su significado necesita más difusión.
Sin embargo la vida pese a ser relativamente corta nos pone en (casi) todo tipo de situaciones, puede que en su momento no entendieras por qué tu padre no quiso comprarte aquella bici, o por qué tu mejor amigo estaba algo callado, o creías que tu pareja ya no te quería simplemente porque no podía acompañarte al cine u otras situaciones así de cotidianas.
Te enfadaste, no comprendiste, renegaste, lloraste o incluso llegaste a enfadarte, pero luego el tiempo te enseñó (y si no, tiempo al tiempo) que tu padre quería que valoraras la bici que ya tenías, tu amigo tenía problemas en su casa o que tu pareja tenía que hacer algo importante…
Y ahora me veo en tu situación, han pasado los años y estoy en tu lugar, ya no soy el niño que quiere la bici sino el padre que intenta que su hijo sea mejor persona (metafóricamente por supuesto). Hoy me encuentro en tu situación, la empatía y el tiempo me han traído hasta aquí y como rectificar es de sabios debo pedirte perdón por desconfiar de ti y lo único que se me ocurre decirte es que TE ENTIENDO.
El caso es que a raíz de esta máxima llego a dar con el término empatía, no sé qué pasa con la palabra, puede ser su similitud con la palabra simpatía que le hace mucho daño, quizás sea que no queremos aplicarla o tal vez su desconocimiento, pero creo que apenas nos acordamos de practicarla a diario y su significado necesita más difusión.
Sin embargo la vida pese a ser relativamente corta nos pone en (casi) todo tipo de situaciones, puede que en su momento no entendieras por qué tu padre no quiso comprarte aquella bici, o por qué tu mejor amigo estaba algo callado, o creías que tu pareja ya no te quería simplemente porque no podía acompañarte al cine u otras situaciones así de cotidianas.
Te enfadaste, no comprendiste, renegaste, lloraste o incluso llegaste a enfadarte, pero luego el tiempo te enseñó (y si no, tiempo al tiempo) que tu padre quería que valoraras la bici que ya tenías, tu amigo tenía problemas en su casa o que tu pareja tenía que hacer algo importante…
Y ahora me veo en tu situación, han pasado los años y estoy en tu lugar, ya no soy el niño que quiere la bici sino el padre que intenta que su hijo sea mejor persona (metafóricamente por supuesto). Hoy me encuentro en tu situación, la empatía y el tiempo me han traído hasta aquí y como rectificar es de sabios debo pedirte perdón por desconfiar de ti y lo único que se me ocurre decirte es que TE ENTIENDO.
domingo, 30 de mayo de 2010
30 de mayo, Día de Canarias
Voy a confesarme, quizás no suene a nuevo, pero necesito decirlo, ME GUSTA MI TIERRA.
No hablo de independencia ni nacionalismos extremos, de hecho, respecto a este tema tengo una opinión bastante bipolar, si bien un día creo que es una buena vía al momento puedo llegar a pensar que ese no es el mejor camino a seguir.
Pero hay algo innegable, como país multicultural que es España en el que hay comunidades con más de una lengua oficial o incluso podemos hacer chistes con andaluces, gallegos, catalanes, vascos… Canarias no puede quedarse fuera, tenemos mucho que mantener y mostrar al mundo, porque ni comemos paella todos los días ni tenemos tablaos flamencos ni tenemos las corridas de toros como afición. Prefiero escuchar unos pitos y tambores, perderme buscando un guachinche remoto soy carnavalero antes que seguidor de otras fiestas y podría seguir así un buen rato.
No creo que el futuro esté en el pleito insular, porque sostengo con total firmeza y con la seguridad de que no me voy a equivocar que todas y cada una de las islas tienen algo que aportar a Canarias, y al mundo en general, el timón no solo lo tienen las capitales, e incluso El Hierro, pese a ser la más pequeña de las islas pueden aportarnos grandes lecciones de respeto al Medio Ambiente, o incluso grandes vinos (hay que barrer para casa), La Palma y sus cielos, La Gomera y la fuerza de su gente que se ha afrontado a un terreno tan abrupto, Fuerteventura y sus playas o Lanzarote con la magia de Manrique aún latente.
Y hay que cuidar todo esto, es evidente que si no lo hacemos nosotros, no vendrán de fuera a conservarlo por nosotros, y si así fuera creo que sería el momento de reflexionar e incluso sentir vergüenza por no valorar TODO lo que tenemos.
Así que como oraba aquella campaña publicitaria, lo único que puedo decir es que sí, ¡Es una suerte vivir aquí!
No hablo de independencia ni nacionalismos extremos, de hecho, respecto a este tema tengo una opinión bastante bipolar, si bien un día creo que es una buena vía al momento puedo llegar a pensar que ese no es el mejor camino a seguir.
Pero hay algo innegable, como país multicultural que es España en el que hay comunidades con más de una lengua oficial o incluso podemos hacer chistes con andaluces, gallegos, catalanes, vascos… Canarias no puede quedarse fuera, tenemos mucho que mantener y mostrar al mundo, porque ni comemos paella todos los días ni tenemos tablaos flamencos ni tenemos las corridas de toros como afición. Prefiero escuchar unos pitos y tambores, perderme buscando un guachinche remoto soy carnavalero antes que seguidor de otras fiestas y podría seguir así un buen rato.
No creo que el futuro esté en el pleito insular, porque sostengo con total firmeza y con la seguridad de que no me voy a equivocar que todas y cada una de las islas tienen algo que aportar a Canarias, y al mundo en general, el timón no solo lo tienen las capitales, e incluso El Hierro, pese a ser la más pequeña de las islas pueden aportarnos grandes lecciones de respeto al Medio Ambiente, o incluso grandes vinos (hay que barrer para casa), La Palma y sus cielos, La Gomera y la fuerza de su gente que se ha afrontado a un terreno tan abrupto, Fuerteventura y sus playas o Lanzarote con la magia de Manrique aún latente.
Y hay que cuidar todo esto, es evidente que si no lo hacemos nosotros, no vendrán de fuera a conservarlo por nosotros, y si así fuera creo que sería el momento de reflexionar e incluso sentir vergüenza por no valorar TODO lo que tenemos.
Así que como oraba aquella campaña publicitaria, lo único que puedo decir es que sí, ¡Es una suerte vivir aquí!
lunes, 10 de mayo de 2010
Precaución amigo conductor
Hoy tengo el día valiente, no escribo porque haya tenido ningún problema conduciendo hoy, de hecho hoy no he cogido el coche, pero me he animado a darle un recadito a todos esos conductores que se creen dueños de las calles. Le diría todo esto a la cara, pero probablemente al repasar los siguientes siete puntos acabaría chocándome contra alguna farola.
En primer lugar, si no sabes coger bien las rotondas, no las cojas, por ir por el carril interior no eres inmune, tienes que darle paso a los que circulan por el exterior, y si no, consúltalo en tu autoescuela de confianza
En segundo lugar, ¿qué más te da que lleve las luces encendidas? ¿Te molestan? Sé que no lo haces con malas intenciones, pero mejor dedícate a atender a tu volante y a tu camino. ¿Acaso te digo algo cuando te pillo comiéndote un moco en los semáforos?
¿Te dan agujetas en las manos si pones los intermitentes? No sé tú, pero yo no soy adivino y no se adónde vas, no es que me importe si vas a casa de tu suegra, o a serle infiel a tu pareja, me importa más bien poco, pero sí me preocupa saber si tu intención es tirarme el coche encima o no.
En cuanto a la música que pones en tu coche, la verdad es que me da igual la música que escuches, me parece correctísimo que la pongas a un nivel relativamente alto para que disfrutes al máximo en TU coche, mi coche tiene radio, y si quiero escuchar música, pues ya me encargaré de poner la radio.
No olvides que antes que conductor eres peatón, y si paro en algún paso de peatones para que crucen, no te me enfades, si tanta prisa tienes, podrías haber optado por salir un poco antes de tu casa.
Otra cosa que no puedo dejar de decir es “sí, voy a salir, te dejo el sitio para que aparques, pero al menos déjame espacio para salir”.
Y por último y no por ello menos importante quiero aclarar una cosa, puede que se te caiga un mito, pero todavía NO se ha inventado una pita que al tocarla cambien de color los semáforos, no te niego que estaría muy bien, pero hasta que no se invente haces el primo al tocar de forma desesperada la dichosa pita, ¿realmente crees que puedes hacer algo con eso?
En fin, seguro que me olvido de muchas cosas, lo siento por los motoristas, por no haberles nombrado hoy, pero si lo hubiera hecho quizás tendría que estar escribiendo semanas y más semanas.
En primer lugar, si no sabes coger bien las rotondas, no las cojas, por ir por el carril interior no eres inmune, tienes que darle paso a los que circulan por el exterior, y si no, consúltalo en tu autoescuela de confianza
En segundo lugar, ¿qué más te da que lleve las luces encendidas? ¿Te molestan? Sé que no lo haces con malas intenciones, pero mejor dedícate a atender a tu volante y a tu camino. ¿Acaso te digo algo cuando te pillo comiéndote un moco en los semáforos?
¿Te dan agujetas en las manos si pones los intermitentes? No sé tú, pero yo no soy adivino y no se adónde vas, no es que me importe si vas a casa de tu suegra, o a serle infiel a tu pareja, me importa más bien poco, pero sí me preocupa saber si tu intención es tirarme el coche encima o no.
En cuanto a la música que pones en tu coche, la verdad es que me da igual la música que escuches, me parece correctísimo que la pongas a un nivel relativamente alto para que disfrutes al máximo en TU coche, mi coche tiene radio, y si quiero escuchar música, pues ya me encargaré de poner la radio.
No olvides que antes que conductor eres peatón, y si paro en algún paso de peatones para que crucen, no te me enfades, si tanta prisa tienes, podrías haber optado por salir un poco antes de tu casa.
Otra cosa que no puedo dejar de decir es “sí, voy a salir, te dejo el sitio para que aparques, pero al menos déjame espacio para salir”.
Y por último y no por ello menos importante quiero aclarar una cosa, puede que se te caiga un mito, pero todavía NO se ha inventado una pita que al tocarla cambien de color los semáforos, no te niego que estaría muy bien, pero hasta que no se invente haces el primo al tocar de forma desesperada la dichosa pita, ¿realmente crees que puedes hacer algo con eso?
En fin, seguro que me olvido de muchas cosas, lo siento por los motoristas, por no haberles nombrado hoy, pero si lo hubiera hecho quizás tendría que estar escribiendo semanas y más semanas.
martes, 20 de abril de 2010
20 de abril
Hoy es 20 de abril, quizás sea un día más para casi todos, puede que la rutina se haya apoderado de ti hoy, el mismo camino de siempre, las clases esperando, quizás el trabajo…Sin embargo en mi caso esta fecha me lleva hacia el pasado. Y es que fue el 20 de abril y no otro día el escogido por Celtas Cortos para darle título a una de sus canciones más populares. En ella intentaban retomar el contacto con una persona a la que hacía tiempo que no veían en forma de carta.Y quizás sea esta la excusa perfecta para escribir a todos esos amigos de los que la vida poco a poco me ha ido distanciando. No se trata de una “carta” a nadie en concreto, sino a todo aquel que se vea reflejado, pero esto tampoco quiere decir que se trate de una “carta” de ciencia ficción de hecho, TODO es real.
Allá voy
Amigo, amiga,
Creo recordar que nos llevábamos bien, compartíamos conversaciones, algunas en mi casa, otras en la tuya, en tu coche a lo mejor, quizás fue en algún bar, o alguna cafetería, otras veces en la playa, en algún descanso tras horas de biblioteca, en ocasiones hablábamos de vuelta a casa en algún transporte público, o tal vez de botellón, pudo ser también entre libros y cuadernos en clase, y tantos y tantos lugares donde pudimos hablar…
Tras un secreto venía un consejo, tras un problema alguna historia que sirviera de consuelo y al final casi todo terminaba en sonrisas.
Luego llegó el día en el que inexplicablemente un “hasta luego” se tornó más en un “ya la vida nos cruzará por ahí un día de estos” cuando lo ideal hubiera sido un “ya te llamo para vernos la próxima semana y seguir con las cosas que tenemos pendiente”. No busco culpables, en ocasiones hubo alguna causa, en otras no, pero al fin, nada que un buen diálogo sincero a tiempo no solucione, podría usar de consuelo eso de “el destino quiso que nos separáramos” pero como me recuerda muy a menudo una de las canciones de Ismael Serrano, la excusa más cobarde es culpar al destino.
Tampoco puedo echar la culpa a la distancia, ya sabemos eso de que distancia es igual a olvido, pero en la era que vivimos las distancias parecen extinguirse gracias a la tecnología, vale que no se puede concebir un abrazo, un beso o un guiño de complicidad sin el cara a cara, pero manteniendo el contacto y la confianza entre nosotros se habría logrado que pedirte un abrazo hoy no provoque incertidumbre en ti.
El caso es que cuando me cruzo contigo por la calle te miento, sí, te miento, te digo eso de “casualmente ayer estaba pensando en ti”, y en realidad lo que quiero decir es que no he dejado de pensar en ti, en los buenos momentos que vivimos, de hecho el lugar menos imaginado puede recordarme a ti, la palabra menos pensada puede hacer que mi mente me lleve a ti, o aquella canción que casualmente suena en la radio y tanto te gustaba, o aquella que odiabas y me mandabas a quitar mientras compartíamos coche, mp3 o el mismo ordenador desde el que hoy te escribo.
Y si mantienes la curiosidad que antes te caracterizaba supongo que te estarás preguntando qué pretendo con esta carta. El caso es que no lo sé, puede que en algún momento haya fingido indiferencia, renegando de nuestra amistad, pude llegar a decir que sin tu amistad todo era mejor, pero ya ves que no, y creo que es eso lo que pretendo. Pretendo hacerte saber que sigo teniendo un hueco para ti, y que estaría dispuesto a compartir contigo mil y una anécdotas más, no como si no hubiera pasado nada, porque ha pasado el tiempo y no volverá, sino como si esta tregua nos hubiera servido para aumentar el repertorio de historias que tenemos que contarnos.
Sin más me despido, solo me toca esperar que tú sientas algo de lo que digo, me encantaría que una tormenta de sinceridad te empapase y me lo hicieras saber, tal y como yo hago, y que ese mismo agua que te hace abrirte arrastre con esas pequeñas dosis de orgullo que puedes encerrar en ti, y siguiendo con esta absurda comparación con el agua, solamente puedo rogarte que las dejes desembocar en el mar del olvido.
Que seas muy feliz, conmigo o sin mí.
Allá voy
Amigo, amiga,
Creo recordar que nos llevábamos bien, compartíamos conversaciones, algunas en mi casa, otras en la tuya, en tu coche a lo mejor, quizás fue en algún bar, o alguna cafetería, otras veces en la playa, en algún descanso tras horas de biblioteca, en ocasiones hablábamos de vuelta a casa en algún transporte público, o tal vez de botellón, pudo ser también entre libros y cuadernos en clase, y tantos y tantos lugares donde pudimos hablar…
Tras un secreto venía un consejo, tras un problema alguna historia que sirviera de consuelo y al final casi todo terminaba en sonrisas.
Luego llegó el día en el que inexplicablemente un “hasta luego” se tornó más en un “ya la vida nos cruzará por ahí un día de estos” cuando lo ideal hubiera sido un “ya te llamo para vernos la próxima semana y seguir con las cosas que tenemos pendiente”. No busco culpables, en ocasiones hubo alguna causa, en otras no, pero al fin, nada que un buen diálogo sincero a tiempo no solucione, podría usar de consuelo eso de “el destino quiso que nos separáramos” pero como me recuerda muy a menudo una de las canciones de Ismael Serrano, la excusa más cobarde es culpar al destino.
Tampoco puedo echar la culpa a la distancia, ya sabemos eso de que distancia es igual a olvido, pero en la era que vivimos las distancias parecen extinguirse gracias a la tecnología, vale que no se puede concebir un abrazo, un beso o un guiño de complicidad sin el cara a cara, pero manteniendo el contacto y la confianza entre nosotros se habría logrado que pedirte un abrazo hoy no provoque incertidumbre en ti.
El caso es que cuando me cruzo contigo por la calle te miento, sí, te miento, te digo eso de “casualmente ayer estaba pensando en ti”, y en realidad lo que quiero decir es que no he dejado de pensar en ti, en los buenos momentos que vivimos, de hecho el lugar menos imaginado puede recordarme a ti, la palabra menos pensada puede hacer que mi mente me lleve a ti, o aquella canción que casualmente suena en la radio y tanto te gustaba, o aquella que odiabas y me mandabas a quitar mientras compartíamos coche, mp3 o el mismo ordenador desde el que hoy te escribo.
Y si mantienes la curiosidad que antes te caracterizaba supongo que te estarás preguntando qué pretendo con esta carta. El caso es que no lo sé, puede que en algún momento haya fingido indiferencia, renegando de nuestra amistad, pude llegar a decir que sin tu amistad todo era mejor, pero ya ves que no, y creo que es eso lo que pretendo. Pretendo hacerte saber que sigo teniendo un hueco para ti, y que estaría dispuesto a compartir contigo mil y una anécdotas más, no como si no hubiera pasado nada, porque ha pasado el tiempo y no volverá, sino como si esta tregua nos hubiera servido para aumentar el repertorio de historias que tenemos que contarnos.
Sin más me despido, solo me toca esperar que tú sientas algo de lo que digo, me encantaría que una tormenta de sinceridad te empapase y me lo hicieras saber, tal y como yo hago, y que ese mismo agua que te hace abrirte arrastre con esas pequeñas dosis de orgullo que puedes encerrar en ti, y siguiendo con esta absurda comparación con el agua, solamente puedo rogarte que las dejes desembocar en el mar del olvido.
Que seas muy feliz, conmigo o sin mí.
domingo, 11 de abril de 2010
Si las cosas hablaran...
¿Qué pasaría si los objetos hablaran? No, no escribo en estado de embriaguez, ni nada parecido, es más confío en no ser el único que se ha hecho alguna vez esta pregunta, de hecho estoy convencido de que no soy el primero, ni mucho menos el último en hacerlo.
¿A qué cosas deberíamos darle la oportunidad de expresarse? Los más “atrevidos” dirán que a la alcachofa de la ducha de alguna top model, los más egocéntricos optarían por darle voz a los espejos, como en Blancanieves, y los enamorados probablemente desearían poder escuchar al colchón de la cama de sus pretendidas o pretendidos para poder escuchar como nos cuenta todo lujo de detalles.
Pero de momento hasta donde yo sé los objetos no hablan, salvo en películas de ciencia ficción. Así cabe formularse la pregunta de otra forma ¿qué pasaría si la cosa menos pensada escondiera una cámara de vídeo?
La naturalidad desaparecería, mediríamos nuestras palabras, crecería la desconfianza…
Así que lo ideal sería encontrarnos con cámaras escondidas que grabaran vídeos que pudieran ser vistos con el paso del tiempo a fin de recordar.
Dicho esto, paso a presentar mi propuesta para la implantación de este estudio sociológico.
Tenía diecisiete años cuando coincidí por primera vez con él, al volante iba el primero de mis amigos en sacarse el carnet, sonaba El Canto del Loco de fondo y se abría ante nosotros todo un mundo de posibilidades. Las ganas por fardar pasando delante del instituto eran inevitables, así como el imaginarse un mundo más cómodo.
Lo que nadie imaginó es que todas nuestras expectativas se quedarían cortas. Ya había lugar para llevar la compra antes de una fiesta, ya había excusa para no bajar en guagua al Estadio o forma de afrontar las horas libres…
Hasta aquí nada nuevo, nada que no se haga en un coche cualquiera, pero me atrevo a asegurar que con la llegada del verano se empezó a forjar “la leyenda del Fiesta”
La playa nos llamaba, seis personas en bañador esperábamos nuestro momento para afrontar las curvas de Playa Chica, ante grandes problemas, grandes remedios dicen, y el remedio era tirar de maletero, ¡qué tiempos! Al igual que en las mejores discotecas, en sus escasos metros cuadrados se podía escuchar varios tipos de música, en el maletero la “música” provenía de algún teléfono móvil y en el resto del coche sonaba de todo, viejos clásicos al fin y al cabo, si una canción no ha sonado alguna vez en ese coche, es porque no está a la altura y no merece la calificación de “temazo”.
Temas de Carlos Vives, Aqua, Patricia Manterola, Camela y demás intentos de canción del verano fueron dando paso a Nach, mientras otros grupos como Amaral jamás desaparecieron, y como no, El Canto del Loco siempre presente.
El caso es que no conozco un coche que tenga más predisposición, puede que no sea la potencia su fuerte, quizás la comodidad tampoco, pudo no recibir el premio al coche más bonito del mundo, la acústica de sus altavoces puede no ser la mejor, pero puedo asegurar que el buen rollo que transmite y los buenos momentos que genera no son normales, de hecho he intentado hacer memoria, y no recuerdo lágrimas en su interior, lo más parecido que se me ocurre es algún lamento por tener las lentillas caducadas.
Sin embargo su apogeo llegó a principios de octubre de hace un tiempo, camino de La Gomera, creo que hay cosas que es mejor guardarse, pero aún así voy a hacer un breve resumen de la travesía, para no intrigar a nadie, y es que tras una hora de autopista escuchando a duras penas el partido del Tete nos comentan unos “puntales” que deberíamos poner la rueda de repuesto, la rueda estaba en el suelo y era probable que no subiéramos al barco, no hubo tiempo y nos la tuvimos que jugar. El alarmismo de “los colegas” no era para tanto, y todo se solucionó con un poco de aire en una gasolinera. Un paseo de un par de vueltas por la capital concluyó con un sitio a priori ideal para dormir. Y sí, optamos por dormir dentro, tres personas, en calzoncillos, en un calle medianamente céntrica, el Barcelona goleando al Atleti, la batería del coche muriendo, un jipi que nos ayuda y nos roba, la búsqueda de una grúa, un concierto y una vuelta a casa sin música y mucho sueño, acompasada con algún ronquido de fondo y alguna conversación vacía para no acabar dormidos conformaron esta peculiar aventura.
Y siguió pasando el tiempo, por su volante pasó todo aquel con carnet, hasta tal punto que su propio dueño fue relegado al asiento trasero, y últimamente se le ha visto hasta en otros coches.
Nos da igual la incomodidad o que haya que ir a una velocidad prudente porque a partir de los 100km/h el coche tiemble, básicamente porque las prisas y las incomodidades no existen cuando uno está en buena compañía.
El caso es que tras escribir esto acabo de darme cuenta de que todo lo que dije al principio de la cámara no va a ser buena opción, ¿por qué? Pues porque los buenos momentos nunca son olvidados.
¡Larga vida a la Perla Blanca!
PD: Puede que esta entrada no venga a cuenta, pero el coche del que escribo forma a su manera parte de mi vida y como tal merece que le dedique unas líneas.
¿A qué cosas deberíamos darle la oportunidad de expresarse? Los más “atrevidos” dirán que a la alcachofa de la ducha de alguna top model, los más egocéntricos optarían por darle voz a los espejos, como en Blancanieves, y los enamorados probablemente desearían poder escuchar al colchón de la cama de sus pretendidas o pretendidos para poder escuchar como nos cuenta todo lujo de detalles.
Pero de momento hasta donde yo sé los objetos no hablan, salvo en películas de ciencia ficción. Así cabe formularse la pregunta de otra forma ¿qué pasaría si la cosa menos pensada escondiera una cámara de vídeo?
La naturalidad desaparecería, mediríamos nuestras palabras, crecería la desconfianza…
Así que lo ideal sería encontrarnos con cámaras escondidas que grabaran vídeos que pudieran ser vistos con el paso del tiempo a fin de recordar.
Dicho esto, paso a presentar mi propuesta para la implantación de este estudio sociológico.
Tenía diecisiete años cuando coincidí por primera vez con él, al volante iba el primero de mis amigos en sacarse el carnet, sonaba El Canto del Loco de fondo y se abría ante nosotros todo un mundo de posibilidades. Las ganas por fardar pasando delante del instituto eran inevitables, así como el imaginarse un mundo más cómodo.
Lo que nadie imaginó es que todas nuestras expectativas se quedarían cortas. Ya había lugar para llevar la compra antes de una fiesta, ya había excusa para no bajar en guagua al Estadio o forma de afrontar las horas libres…
Hasta aquí nada nuevo, nada que no se haga en un coche cualquiera, pero me atrevo a asegurar que con la llegada del verano se empezó a forjar “la leyenda del Fiesta”
La playa nos llamaba, seis personas en bañador esperábamos nuestro momento para afrontar las curvas de Playa Chica, ante grandes problemas, grandes remedios dicen, y el remedio era tirar de maletero, ¡qué tiempos! Al igual que en las mejores discotecas, en sus escasos metros cuadrados se podía escuchar varios tipos de música, en el maletero la “música” provenía de algún teléfono móvil y en el resto del coche sonaba de todo, viejos clásicos al fin y al cabo, si una canción no ha sonado alguna vez en ese coche, es porque no está a la altura y no merece la calificación de “temazo”.
Temas de Carlos Vives, Aqua, Patricia Manterola, Camela y demás intentos de canción del verano fueron dando paso a Nach, mientras otros grupos como Amaral jamás desaparecieron, y como no, El Canto del Loco siempre presente.
El caso es que no conozco un coche que tenga más predisposición, puede que no sea la potencia su fuerte, quizás la comodidad tampoco, pudo no recibir el premio al coche más bonito del mundo, la acústica de sus altavoces puede no ser la mejor, pero puedo asegurar que el buen rollo que transmite y los buenos momentos que genera no son normales, de hecho he intentado hacer memoria, y no recuerdo lágrimas en su interior, lo más parecido que se me ocurre es algún lamento por tener las lentillas caducadas.
Sin embargo su apogeo llegó a principios de octubre de hace un tiempo, camino de La Gomera, creo que hay cosas que es mejor guardarse, pero aún así voy a hacer un breve resumen de la travesía, para no intrigar a nadie, y es que tras una hora de autopista escuchando a duras penas el partido del Tete nos comentan unos “puntales” que deberíamos poner la rueda de repuesto, la rueda estaba en el suelo y era probable que no subiéramos al barco, no hubo tiempo y nos la tuvimos que jugar. El alarmismo de “los colegas” no era para tanto, y todo se solucionó con un poco de aire en una gasolinera. Un paseo de un par de vueltas por la capital concluyó con un sitio a priori ideal para dormir. Y sí, optamos por dormir dentro, tres personas, en calzoncillos, en un calle medianamente céntrica, el Barcelona goleando al Atleti, la batería del coche muriendo, un jipi que nos ayuda y nos roba, la búsqueda de una grúa, un concierto y una vuelta a casa sin música y mucho sueño, acompasada con algún ronquido de fondo y alguna conversación vacía para no acabar dormidos conformaron esta peculiar aventura.
Y siguió pasando el tiempo, por su volante pasó todo aquel con carnet, hasta tal punto que su propio dueño fue relegado al asiento trasero, y últimamente se le ha visto hasta en otros coches.
Nos da igual la incomodidad o que haya que ir a una velocidad prudente porque a partir de los 100km/h el coche tiemble, básicamente porque las prisas y las incomodidades no existen cuando uno está en buena compañía.
El caso es que tras escribir esto acabo de darme cuenta de que todo lo que dije al principio de la cámara no va a ser buena opción, ¿por qué? Pues porque los buenos momentos nunca son olvidados.
¡Larga vida a la Perla Blanca!
PD: Puede que esta entrada no venga a cuenta, pero el coche del que escribo forma a su manera parte de mi vida y como tal merece que le dedique unas líneas.
lunes, 5 de abril de 2010
Efectos secundarios
Algo me pasa, la melancolía se está adueñando de mí, supongo que este sentimiento es más típico de la Navidad que de la propia Primavera, las luces que iluminan las calles, los anuncios de la televisión incitan más al recuerdo que la estación en la que estamos.
No encuentro una causa exacta, pero supongo que será el tiempo para pensar que me ha dado esta semana de vacaciones, o el haberme cruzado en la playa con gente que hacía tiempo que no veía, por ejemplo, sea cual sea la causa, me atrevo a vaticinar que Abril será el mes de la nostalgia, y si no, tiempo al tiempo, ya estoy trabajando en futuras entradas, y esta vez SÍ que llegarán a tiempo.
Feliz Abril, Feliz Melancolía
No encuentro una causa exacta, pero supongo que será el tiempo para pensar que me ha dado esta semana de vacaciones, o el haberme cruzado en la playa con gente que hacía tiempo que no veía, por ejemplo, sea cual sea la causa, me atrevo a vaticinar que Abril será el mes de la nostalgia, y si no, tiempo al tiempo, ya estoy trabajando en futuras entradas, y esta vez SÍ que llegarán a tiempo.
Feliz Abril, Feliz Melancolía
jueves, 1 de abril de 2010
A mitad
No sé si he comentado en alguna ocasión que mi mesilla de noche está llena de libros con marcadores a la mitad, a veces en vano, porque marcan solamente cuatro páginas y antes que retomar la lectura sería mejor empezar de nuevo.
El caso es que no se trata de un caso aislado, -esto sí que hasta ahora era un secreto-, pero me pasa lo mismo con las posibles entradas de este blog, en mi ordenador hay una carpeta que con bastante frecuencia se llena de documentos de word. Documentos de únicamente cinco líneas, incompletos, simples bocetos, a la espera de las palabras exactas...
En mi cabeza sucede lo mismo, varias ideas afloran, posibles títulos nacen, acontecimientos inspiran una futura entrada... Pero bien, como ya he escrito, se trata únicamente de posibilidades, y posible no es lo mismo que probable.
¿Y a qué viene todo esto? Pues no lo sé, lo más probable es que se trate de un intento de excusa por desatender este blog, quizás se trate de un recurso para que mis pocos seguidores no crean que he abandonado este reto de escribir, quién sabe.
Mientras resuelvo esta duda, lo único que haré será dedicarles cuatro palabras, ni más ni menos.
Perdón por la demora (pueden contarla, que son 4)
El caso es que no se trata de un caso aislado, -esto sí que hasta ahora era un secreto-, pero me pasa lo mismo con las posibles entradas de este blog, en mi ordenador hay una carpeta que con bastante frecuencia se llena de documentos de word. Documentos de únicamente cinco líneas, incompletos, simples bocetos, a la espera de las palabras exactas...
En mi cabeza sucede lo mismo, varias ideas afloran, posibles títulos nacen, acontecimientos inspiran una futura entrada... Pero bien, como ya he escrito, se trata únicamente de posibilidades, y posible no es lo mismo que probable.
¿Y a qué viene todo esto? Pues no lo sé, lo más probable es que se trate de un intento de excusa por desatender este blog, quizás se trate de un recurso para que mis pocos seguidores no crean que he abandonado este reto de escribir, quién sabe.
Mientras resuelvo esta duda, lo único que haré será dedicarles cuatro palabras, ni más ni menos.
Perdón por la demora (pueden contarla, que son 4)
viernes, 19 de marzo de 2010
Una más
Hace unas entradas nombraba 4 palabras básicas que han de aparecer en cualquier discurso que intente ser "culto", prometí que iría añadiendo palabras, y acabo de recordar una: "ideosincracia".
Seguiré pensando más palabras, un saludo
Seguiré pensando más palabras, un saludo
jueves, 11 de marzo de 2010
Olvidamos
No escribo hoy por el morbo de ver como aparece en la fecha un día como hoy. Escribo más bien porque veo como poco a poco lo sucedido hace seis años se va olvidando.
Supongo que los mismos familiares se resistirán a olvidar lo que pasó. En el mismo Metro de Madrid muchos viajeros llevarán por dentro ese recuerdo.
El caso es que copó muchas portadas, al año los informativos abrían desde allí, a los dos años era simplemente una de las primeras noticias, ¿y ahora? pues es una noticia más que aparece al cuarto de hora.
Pasa igual con Haití, Sara Morales, Yéremi, Madeleine, el tsunami en Asia, la escuela de Beslán, Aminatu Haidar, todas las víctimas de ETA, todos los que perdieron su vida "viajando" en cayuco,los incendios de Grecia, los atentados de Bombai y así podría seguir un buen rato.
Lógicamente en un mundo que avanza tan rápidamente no sirve estancarse en las mismas noticias y a diario surgen nuevas noticias, pero lo que verdaderamente me sorprende es que casi nadie se olvida del gol de Zidane, el de Torres en la final de la Eurocopa el de Koeman, el de Messi al Getafe o el de Maradonna contra Inglaterra por ejemplo.
Por no hablar de como parece interesar más el corte de mangas de Aznar que las lluvias de Madeira, y recuerdo por si alguien no lo sabe que las lluvias se llevaron varias decenas de vidas, y hasta donde yo sé el ex-presidente español no mató a nadie con su dedo.
Y así nace esta entrada, porque creo que ninguna vida merece el olvido
Supongo que los mismos familiares se resistirán a olvidar lo que pasó. En el mismo Metro de Madrid muchos viajeros llevarán por dentro ese recuerdo.
El caso es que copó muchas portadas, al año los informativos abrían desde allí, a los dos años era simplemente una de las primeras noticias, ¿y ahora? pues es una noticia más que aparece al cuarto de hora.
Pasa igual con Haití, Sara Morales, Yéremi, Madeleine, el tsunami en Asia, la escuela de Beslán, Aminatu Haidar, todas las víctimas de ETA, todos los que perdieron su vida "viajando" en cayuco,los incendios de Grecia, los atentados de Bombai y así podría seguir un buen rato.
Lógicamente en un mundo que avanza tan rápidamente no sirve estancarse en las mismas noticias y a diario surgen nuevas noticias, pero lo que verdaderamente me sorprende es que casi nadie se olvida del gol de Zidane, el de Torres en la final de la Eurocopa el de Koeman, el de Messi al Getafe o el de Maradonna contra Inglaterra por ejemplo.
Por no hablar de como parece interesar más el corte de mangas de Aznar que las lluvias de Madeira, y recuerdo por si alguien no lo sabe que las lluvias se llevaron varias decenas de vidas, y hasta donde yo sé el ex-presidente español no mató a nadie con su dedo.
Y así nace esta entrada, porque creo que ninguna vida merece el olvido
jueves, 4 de marzo de 2010
Acuérdate de vivir
Bajo el nombre que da título a esta entrada se esconde el próximo disco de Ismael Serrano. No quiero decirle a nadie qué música ha de escuchar, con cuál ha de dormir o bailar. Pero me veo obligado a comentar la frase en sí, básicamente porque hacía mucho tiempo que el título de un CD no me hacía pensar tanto.
Reconoce el propio Ismael que la frase no proviene de él, sino de una antigua sentencia en latín ("Memento vivere") que aparecía en antiguos relojes.
Quizás a la hora de hacer esta afirmación esté cegado, pero de escoger una oración para ser tatuada en la piel de muchos sería sin duda esta misma.
He comentado en anteriores ocasiones la de veces que he pospuesto la ocasión para ser feliz. Momentos sin motivación en los que he esperado la llegada de tiempos mejores, ¿y qué he hecho mientras? quizás me he podido olvidar de vivir, quizás un pequeño bofetón en forma de frases como esta no habría estado mal en su tiempo.
El caso es que no es que me haya acomodado y haya optado por reducir la dimensión de las entradas, pero es que creo que si empezara a escribir y escribir se confundiría el objetivo de estas palabras, ¿cuál es el objetivo?
ACUÉRDATE DE VIVIR
Reconoce el propio Ismael que la frase no proviene de él, sino de una antigua sentencia en latín ("Memento vivere") que aparecía en antiguos relojes.
Quizás a la hora de hacer esta afirmación esté cegado, pero de escoger una oración para ser tatuada en la piel de muchos sería sin duda esta misma.
He comentado en anteriores ocasiones la de veces que he pospuesto la ocasión para ser feliz. Momentos sin motivación en los que he esperado la llegada de tiempos mejores, ¿y qué he hecho mientras? quizás me he podido olvidar de vivir, quizás un pequeño bofetón en forma de frases como esta no habría estado mal en su tiempo.
El caso es que no es que me haya acomodado y haya optado por reducir la dimensión de las entradas, pero es que creo que si empezara a escribir y escribir se confundiría el objetivo de estas palabras, ¿cuál es el objetivo?
ACUÉRDATE DE VIVIR
domingo, 28 de febrero de 2010
Lo que Belén no sabe
Nos movemos en un mundo de palabras, tanto que imaginarse un mundo sin ellas resulta casi imposible. Hay palabras más bellas que otras, y el primer ejemplo que se me pasa por la cabeza es confrontar la palabra "maresía" con el vocablo "astrágalo". Sin embargo no es este el tema que quiero tratar hoy, básicamente porque la belleza es subjetiva tanto para hablar de personas como de palabras.
Leí, oí o me contaron, no recuerdo bien, que de todas las palabras que caben en un diccionario al final acabamos usando solamente una pequeña parte de ellas, y son las mujeres las que más variedad de vocabulario usan.
Dicho esto, añado-esto es de cosecha propia- que existe una serie de palabras que no pueden faltar en el léxico de esos eruditos que habitan bajo el mismo cielo que nosotros. Hablo de tertulianos, políticos o predicadores de barra de bar por ejemplo. A continuación presento una breve muestra de estas palabras que he recopilado de forma altruista y asegurando que si logran usarlas de forma rutinaria el éxito les llegará en la vida en un abrir y cerrar de ojos. Es más, si la mismísima Belén Esteban lograra integrarlas en su rutina podría llegar muy lejos en una hipotética carrera política (Dios quiera que no).
Sin más preámbulo presento el primer bloque de palabras, dejando una puerta abierta a un segundo bloque en un futuro. Las palabras en cuestión son: "verborrea", "hipocresía","demagogia","irrisorio" y todos sus derivados.
Y ahora solamente me queda desearles suerte si optan por la integración de estas en su día a día.
Leí, oí o me contaron, no recuerdo bien, que de todas las palabras que caben en un diccionario al final acabamos usando solamente una pequeña parte de ellas, y son las mujeres las que más variedad de vocabulario usan.
Dicho esto, añado-esto es de cosecha propia- que existe una serie de palabras que no pueden faltar en el léxico de esos eruditos que habitan bajo el mismo cielo que nosotros. Hablo de tertulianos, políticos o predicadores de barra de bar por ejemplo. A continuación presento una breve muestra de estas palabras que he recopilado de forma altruista y asegurando que si logran usarlas de forma rutinaria el éxito les llegará en la vida en un abrir y cerrar de ojos. Es más, si la mismísima Belén Esteban lograra integrarlas en su rutina podría llegar muy lejos en una hipotética carrera política (Dios quiera que no).
Sin más preámbulo presento el primer bloque de palabras, dejando una puerta abierta a un segundo bloque en un futuro. Las palabras en cuestión son: "verborrea", "hipocresía","demagogia","irrisorio" y todos sus derivados.
Y ahora solamente me queda desearles suerte si optan por la integración de estas en su día a día.
viernes, 26 de febrero de 2010
Piezas...
No sé muy bien el motivo, pero si hay algo que provoque comparaciones es la propia vida. Un tango, una caja de bombones, un ratico, un juego, una locura, sueño… todas esas palabras y muchas más han sido utilizadas por artistas de todo tipo, cantantes, escritores, actores… para definir a la vida.
Y es ahora, con los Carnavales recién abandonados cuando se me ocurre un nuevo símil. La vida es un puzzle. Sí, lo reconozco, llegué a esta conclusión al sentir que faltaba piezas en mi mente tras una noche de Carnaval, tras mucho preguntar descubrí que no era rentable tratar de tener controladas todas las piezas de este puzzle tan peculiar.
No me atrevo a dar una cifra aproximada del número de piezas que tendría cada vida, es más este número estaría en función de la persona, pero creo que hasta en el menor de las cifras estaríamos muy cercanos al billón de billones de billones (y así un rato) de billones de piezas.
Siguiendo con este símil tan absurdo voy a ir más lejos, pongamos que el puzzle del que hablo forma un hermoso paisaje, con sus montañas, flores, animales y todo lo que queramos, sin duda alguna, no puede faltar el cielo con alguna que otra nube. Ahora bien, ¿deja de intuirse el paisaje si falta un pedacito de cielo? ¿No es mejor tener las piezas que conforman las flores? Así que dado lo limitada que es la memoria, y puestos a elegir creo que lo mejor va a ser quedarse con las piezas verdaderamente importantes.
Dicho esto solo me queda agradecer que hayan dedicado una pequeña pieza de sus puzzles a leer esta entrada. Sean felices y no se rompan la cabeza mucho con este peculiar rompecabezas, pues al fin y al cabo la vida no es más que un tango, y todas esas cosas que dije al principio.
Y es ahora, con los Carnavales recién abandonados cuando se me ocurre un nuevo símil. La vida es un puzzle. Sí, lo reconozco, llegué a esta conclusión al sentir que faltaba piezas en mi mente tras una noche de Carnaval, tras mucho preguntar descubrí que no era rentable tratar de tener controladas todas las piezas de este puzzle tan peculiar.
No me atrevo a dar una cifra aproximada del número de piezas que tendría cada vida, es más este número estaría en función de la persona, pero creo que hasta en el menor de las cifras estaríamos muy cercanos al billón de billones de billones (y así un rato) de billones de piezas.
Siguiendo con este símil tan absurdo voy a ir más lejos, pongamos que el puzzle del que hablo forma un hermoso paisaje, con sus montañas, flores, animales y todo lo que queramos, sin duda alguna, no puede faltar el cielo con alguna que otra nube. Ahora bien, ¿deja de intuirse el paisaje si falta un pedacito de cielo? ¿No es mejor tener las piezas que conforman las flores? Así que dado lo limitada que es la memoria, y puestos a elegir creo que lo mejor va a ser quedarse con las piezas verdaderamente importantes.
Dicho esto solo me queda agradecer que hayan dedicado una pequeña pieza de sus puzzles a leer esta entrada. Sean felices y no se rompan la cabeza mucho con este peculiar rompecabezas, pues al fin y al cabo la vida no es más que un tango, y todas esas cosas que dije al principio.
viernes, 19 de febrero de 2010
Lo vas dejando, lo vas dejando...
La constancia nunca ha sido mi fuerte, es más llevo más de 20 años conviviendo conmigo mismo y ya sé como funciono, al principio empiezo con fuerzas, pero desde que abandone por un par de días se viene abajo cualquier propósito. El caso es que ha sido así para todo, cuando me apunté al gimnasio me propuse ir con cierta frecuencia, y empecé a ir de una forma tan rutinaria que hoy sería impensable. Otra muestra de mi falta de constancia tiene lugar al comenzar un trimestre, siempre digo eso de "esta vez voy a estudiar desde el primer día" y lo más triste es que en alguna ocasión he empezado a hacerlo. Así sucede con libros que empiezo, pequeñas metas que me he puesto, o ¿para qué ir más lejos? este humilde blog. Me he dejado ir, he abandonado esto, en un principio me dije a mí mismo que el crear un blog no sería un motivo de "estrés", no iba a dejar de hacer mi vida por escribir. Ahora bien, lo más triste es que he estado estos días sin hacer nada y no me he dignado a actualizar esto. Pensarán que quizás haya sido la falta de excusas para escribir, pero no, tras la anterior entrada he tenido que despedirme de mi hermano por unos meses, he visitado la capital de España, he conocido gente, el número de amigos en el tuenti ha aumentado, el ron ha penetrado en mi cuerpo, ha aparecido otra alerta naranja, la luz se ha ido en mi casa otra vez, el Tenerife ha vuelto a ganar, los Carnavales han llegado y ya casi se van, he podido entablar diálogos con estatuas humanas, Julián me ha pedido que le nombre en su blog e te ce e te ce (es decir etcétera). Entonces ¿dónde está el problema? No lo sé pero creo que el problema soy yo y mi falta de constancia.
Si alguien conoce cura le agradecería su receta.
Si alguien conoce cura le agradecería su receta.
jueves, 4 de febrero de 2010
Un negocio llamado fútbol
Con el fútbol me pasa lo mismo con las mujeres, me encanta, pero no llego a entenderlo del todo.
Los dobles pivotes, la defensa en zona, el rombo y demás términos me suenan pero no los domino.
Quizás entienda más la otra parte, la de abrazos a desconocidos, la de mirar a los ojos a mi primo de seis años al marcar el Tenerife, la de las afonías, en fin, la del sentimiento hacia unos colores, la del sufrimiento. Y es que si de verdad no me gustara el sentir de mi equipo, ese gusto por el sufrir quizás hubiera optado por lo fácil y sería del Madrid o quizás del Barcelona.
Me gusta también el poder que ejerce la globalización sobre el fútbol, y mientras escribo esto tengo en la mente la imagen mía hablando con un coreano y un francés que acababa de conocer sobre fútbol, no se me ocurre otro tema del que pudiera hablar en aquella situación, ni el cine ni la música creo que hubieran dado lugar a una conversación tan intensa y larga como la que tuve en aquel momento.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando se prioriza el segundo punto sobre el primero? ¿Qué pasa cuando se le da más importancia al verde, azul, rojo, violeta o amarillo de los billetes antes que a los colores pintados en la cara de un aficionado? Cuando esto sucede podemos concluir en que algo se está haciendo mal, la esencia del fútbol se ha evaporado y ha desaparecido. Aquellos tiempos en los que el público apoyaba a su equipo porque en él jugaban los chicos de su tierra, de su barrio han dado paso a los tiempos en los que son las televisiones las que mandan, y donde tristemente el aficionado no tienen ni voz ni voto.
Y ¿a qué viene todo esto? Pues a una razón muy sencilla, creo que quien se encarga de decidir los horarios de los partidos se equivoca estrepitosamente al hacer jugar al Tenerife el Lunes de Carnaval, no quiero pensar que todo esto sea una estrategia para hundir a mi equipo, todos sabemos que aunque nadie lo diga no les resulta rentable que estemos en primera por tener una hora menos, por estar a tres horas en avión y todas esas cosas sabemos, pero no tiene que ser tan descarado, pero cierto es que siempre son los más pequeños de quienes se ríen a la cara y se habla de una igualdad que no se ve ni de lejos.
Aquí dejo el tema, por mi propia salud, no quiero ponerme nervioso, y sé que desde aquí no voy a poder cambiar nada, pero que quede claro que cuando alguien por dar un par de patadas cobra lo mismo que cien mil veces más que alguien que madruga a diario es porque algo estamos haciendo mal.
Los dobles pivotes, la defensa en zona, el rombo y demás términos me suenan pero no los domino.
Quizás entienda más la otra parte, la de abrazos a desconocidos, la de mirar a los ojos a mi primo de seis años al marcar el Tenerife, la de las afonías, en fin, la del sentimiento hacia unos colores, la del sufrimiento. Y es que si de verdad no me gustara el sentir de mi equipo, ese gusto por el sufrir quizás hubiera optado por lo fácil y sería del Madrid o quizás del Barcelona.
Me gusta también el poder que ejerce la globalización sobre el fútbol, y mientras escribo esto tengo en la mente la imagen mía hablando con un coreano y un francés que acababa de conocer sobre fútbol, no se me ocurre otro tema del que pudiera hablar en aquella situación, ni el cine ni la música creo que hubieran dado lugar a una conversación tan intensa y larga como la que tuve en aquel momento.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando se prioriza el segundo punto sobre el primero? ¿Qué pasa cuando se le da más importancia al verde, azul, rojo, violeta o amarillo de los billetes antes que a los colores pintados en la cara de un aficionado? Cuando esto sucede podemos concluir en que algo se está haciendo mal, la esencia del fútbol se ha evaporado y ha desaparecido. Aquellos tiempos en los que el público apoyaba a su equipo porque en él jugaban los chicos de su tierra, de su barrio han dado paso a los tiempos en los que son las televisiones las que mandan, y donde tristemente el aficionado no tienen ni voz ni voto.
Y ¿a qué viene todo esto? Pues a una razón muy sencilla, creo que quien se encarga de decidir los horarios de los partidos se equivoca estrepitosamente al hacer jugar al Tenerife el Lunes de Carnaval, no quiero pensar que todo esto sea una estrategia para hundir a mi equipo, todos sabemos que aunque nadie lo diga no les resulta rentable que estemos en primera por tener una hora menos, por estar a tres horas en avión y todas esas cosas sabemos, pero no tiene que ser tan descarado, pero cierto es que siempre son los más pequeños de quienes se ríen a la cara y se habla de una igualdad que no se ve ni de lejos.
Aquí dejo el tema, por mi propia salud, no quiero ponerme nervioso, y sé que desde aquí no voy a poder cambiar nada, pero que quede claro que cuando alguien por dar un par de patadas cobra lo mismo que cien mil veces más que alguien que madruga a diario es porque algo estamos haciendo mal.
martes, 2 de febrero de 2010
Y llueve
Es en días de lluvia como hoy cuando como al igual que a casi todo el mundo vienen a mi mente recuerdos de la tormeta tropical Delta. Sin embargo mientras muchos recordarán fallecimientos, velas o laureles de indias caídos yo siempre lo recordaré como "el día que giré el sillón". Y es que ante la ausencia de luz, y por lo tanto de televisión opté por girar el sillón y dedicarme a observar por la ventana. Así fue la propia naturaleza con catástrofes la que me enseñó que la verdadera vida está en la calle.
Lamentablemente pese a que la lección está aprendida la televisión sigue siendo una de mis grandes pasiones y medio para perder el tiempo, perdiéndome así la oportunidad de sentir la calle
Lamentablemente pese a que la lección está aprendida la televisión sigue siendo una de mis grandes pasiones y medio para perder el tiempo, perdiéndome así la oportunidad de sentir la calle
miércoles, 27 de enero de 2010
Esta vez NO
Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor decían Los Panchos en quizás la más conocida de sus canciones, verdad que nadie que yo conozca se ha atrevido a negar. Por el contrario, en el mismo tema recitaban una oración que también me dejó marcado desde muy pequeño pero con el tiempo descubrí que no era del todo cierta.
“El que guarda siempre tiene” cantaban entre guitarras y demás instrumentos, es esta sin duda alguna la frase culpable de que yo presente el síndrome de Diógenes en una fase aún poco desarrollada. Guardo entre cajones objetos de lo más diverso, juguetes de mi infancia, regalos que venían en las cajas de cereales, o en los propios Happy Meal, envoltorios de comida, y peor aún comida sin más, por el mero hecho de ignorar si me sería útil en un futuro o no. Aprendí que Los Panchos me engañaban cuando un día fui a por la comida escondida y me encontré con bichos y golosinas duras.
Sin embargo no escarmenté y seguí guardando cosas como un tonto. Pasaron años y más años hasta que el tiempo paró en la semana pasada cuando aconsejado por mi padre llevé a validar la colección de bonos del tranvía que tenía.
No es momento para preguntarse por qué no hacen un bono con la cantidad exacta para que no sobre dinero, quizás en otro momento escriba sobre ello pero el caso es que ahora me veo con ocho euros y cuarenta céntimos que me pertenecen y no me quieren dar.
Y no, no me voy a resignar, no haré como cuando encontraba chocolatinas derretidas entre mis cosas por una simple razón, el dinero NO caduca.
Pueden caducar los yogures, las mangueras del gas, incluso los propios sentimientos, pero el dinero no caduca, el único que lo hace son las monedas de chocolate. Si uno quiere puede ir ahora al Banco de España y cambiar antiguas pesetas por euros, ¿por qué? Pues por la razón que sostengo, puede perder valor, puede ser cambiado por otra moneda, pero no, el dinero NO caduca. Además, sinceramente, no creo que Metropolitano de Tenerife tenga más poder que el Banco de España, y si por lo menos a la hora de comprar mi abono se me indicara que tengo un año para consumirlo otro gallo cantaría, pero ni en las máquinas expendedoras, ni en el tranvía mismo, ni en el propio bono así lo indica.
El caso es que ahora, con el fin de recuperar todos los caramelos que perdí me he propuesto bajar hasta la universidad caminando tantas mañanas como me sea posible e invertir así los setenta y cinco céntimos del viaje en tranvía a cualquier otra cosa.
“El que guarda siempre tiene” cantaban entre guitarras y demás instrumentos, es esta sin duda alguna la frase culpable de que yo presente el síndrome de Diógenes en una fase aún poco desarrollada. Guardo entre cajones objetos de lo más diverso, juguetes de mi infancia, regalos que venían en las cajas de cereales, o en los propios Happy Meal, envoltorios de comida, y peor aún comida sin más, por el mero hecho de ignorar si me sería útil en un futuro o no. Aprendí que Los Panchos me engañaban cuando un día fui a por la comida escondida y me encontré con bichos y golosinas duras.
Sin embargo no escarmenté y seguí guardando cosas como un tonto. Pasaron años y más años hasta que el tiempo paró en la semana pasada cuando aconsejado por mi padre llevé a validar la colección de bonos del tranvía que tenía.
No es momento para preguntarse por qué no hacen un bono con la cantidad exacta para que no sobre dinero, quizás en otro momento escriba sobre ello pero el caso es que ahora me veo con ocho euros y cuarenta céntimos que me pertenecen y no me quieren dar.
Y no, no me voy a resignar, no haré como cuando encontraba chocolatinas derretidas entre mis cosas por una simple razón, el dinero NO caduca.
Pueden caducar los yogures, las mangueras del gas, incluso los propios sentimientos, pero el dinero no caduca, el único que lo hace son las monedas de chocolate. Si uno quiere puede ir ahora al Banco de España y cambiar antiguas pesetas por euros, ¿por qué? Pues por la razón que sostengo, puede perder valor, puede ser cambiado por otra moneda, pero no, el dinero NO caduca. Además, sinceramente, no creo que Metropolitano de Tenerife tenga más poder que el Banco de España, y si por lo menos a la hora de comprar mi abono se me indicara que tengo un año para consumirlo otro gallo cantaría, pero ni en las máquinas expendedoras, ni en el tranvía mismo, ni en el propio bono así lo indica.
El caso es que ahora, con el fin de recuperar todos los caramelos que perdí me he propuesto bajar hasta la universidad caminando tantas mañanas como me sea posible e invertir así los setenta y cinco céntimos del viaje en tranvía a cualquier otra cosa.
martes, 19 de enero de 2010
Cuestión de amor, cuestión de creer
No conozco mejor forma de abstraerme que la música. Unos cascos, la brisa en la cara, y en los ojos un mundo totalmente diferente. Puede que haya pasado infinidad de veces por el mismo lugar, pero en ocasiones las canciones logran que me enfrente a un paisaje totalmente nuevo.
No quiero decir que en este mundo haya que abstraerse permanentemente, pero no puedo negar que hay momentos que el propio cuerpo me lo pide.
El caso es que estos últimos días me he visto obligado a utilizar tan económico método. Y sin darme cuenta, frases que antes pasaban desapercibido han logrado hacerme reflexionar.
Las sentencias en cuestión son las siguientes: “sin amor no hay futuro” y “hay un Dios en cada hombre, en ese debes creer”. Quizás hace unos años, estas oraciones serían carne de nick del Messenger, pero en esta ocasión no han ido a parar a ningún renglón sino a mi mente, allí las frases de artistas aparentemente tan diferentes me han invitado a cambiar mis deseos de futuro.
El caso es que, no seré yo quien descubra la pólvora, me he propuesto dejar de hacer cosas que realmente no quiero, y aspiro a poder hacer con mi vida lo que realmente me guste, día a día veo profesores a los que no les gusta su trabajo, policías cansados de sus labores, funcionarios desmotivados… y me atrevo a hacer el diagnóstico precoz de que lo que les falta es amor. No hablo de amor a sus familiares, parejas o equipos de fútbol, hablo de amor a su trabajo, amor a lo que hacen, ¿por qué no? Amor a la vida.
Y por ello únicamente deseo poder dedicar mi tiempo a lo que me guste, y no verme obligado a entregarme a causas que no comparto y así ante cualquier obstáculo creeré en mí. Y es aquí cuando entra en juego la segunda fracción de canción, puede que yo no sea un Dios ni nada parecido, pero antes de creer en entes que puede que no existan, creo es preferible creer en uno mismo ¿o no?.
Así que si me permiten un consejo más, crean en ustedes mismos, amen a cualquier reto al que se enfrenten.
Y como complemento a esta entrada les dejo un pequeño vídeo que quizás venga a decir lo mismo que acabo de hacer yo.
http://www.youtube.com/watch?v=6zlHAiddNUY
No quiero decir que en este mundo haya que abstraerse permanentemente, pero no puedo negar que hay momentos que el propio cuerpo me lo pide.
El caso es que estos últimos días me he visto obligado a utilizar tan económico método. Y sin darme cuenta, frases que antes pasaban desapercibido han logrado hacerme reflexionar.
Las sentencias en cuestión son las siguientes: “sin amor no hay futuro” y “hay un Dios en cada hombre, en ese debes creer”. Quizás hace unos años, estas oraciones serían carne de nick del Messenger, pero en esta ocasión no han ido a parar a ningún renglón sino a mi mente, allí las frases de artistas aparentemente tan diferentes me han invitado a cambiar mis deseos de futuro.
El caso es que, no seré yo quien descubra la pólvora, me he propuesto dejar de hacer cosas que realmente no quiero, y aspiro a poder hacer con mi vida lo que realmente me guste, día a día veo profesores a los que no les gusta su trabajo, policías cansados de sus labores, funcionarios desmotivados… y me atrevo a hacer el diagnóstico precoz de que lo que les falta es amor. No hablo de amor a sus familiares, parejas o equipos de fútbol, hablo de amor a su trabajo, amor a lo que hacen, ¿por qué no? Amor a la vida.
Y por ello únicamente deseo poder dedicar mi tiempo a lo que me guste, y no verme obligado a entregarme a causas que no comparto y así ante cualquier obstáculo creeré en mí. Y es aquí cuando entra en juego la segunda fracción de canción, puede que yo no sea un Dios ni nada parecido, pero antes de creer en entes que puede que no existan, creo es preferible creer en uno mismo ¿o no?.
Así que si me permiten un consejo más, crean en ustedes mismos, amen a cualquier reto al que se enfrenten.
Y como complemento a esta entrada les dejo un pequeño vídeo que quizás venga a decir lo mismo que acabo de hacer yo.
http://www.youtube.com/watch?v=6zlHAiddNUY
domingo, 17 de enero de 2010
Felicidad, ¿eso qué es?
Una vez más me asalta la duda de si realmente existe la felicidad o no es más que un invento, ni soy el primero en plantearme el tema, ni esta es la primera vez que la pregunta ronda mi cabeza. Sin embargo en esta ocasión me atrevo a darle una oportunidad a la felicidad y ponerle fecha a este sentimiento. 29 de enero a las 10 y media de la mañana aproximadamente, ese es el día, puede parecer una fecha muy lejana y puedo estar desaprovechando 12 días de mi vida para ser feliz. Pero háganme caso que a esa hora mi felicidad si Dios quiere será tan grande que habrá valido la pena. Pero al llegar la mañana siguiente probablemente la felicidad se camufle entre dolores de cabeza, y es que la felicidad no dura toda la vida, pero habita en millones de momentos. ¡Les deseo infinidad de momentos felices!
Que sean muy felices, y si oyen un gran grito el 29 no se asusten...
Que sean muy felices, y si oyen un gran grito el 29 no se asusten...
jueves, 14 de enero de 2010
¿No les ha pasado?
Como diría Maradonna, "con perdón de las damas", ¿no les ha pasado que allá donde mirán no hay más que atrevidos escotes? Pues mi día de hoy ha sido así, no sé si ha sido mera casualidad o que simplemente hoy he estado más atento, pero sin darme cuenta he encontrado una excusa más para explicar mi bajo rendimiento hoy en la biblioteca. La verdad no me explico a qué se debe tal exhibición en pleno invierno, pero desde aquí abogo porque no se me distraiga con tales armas, básicamente porque quiero sacar alguna asignatura.
Sin más me despido, pidiendo perdón antes por lo simple de esta entrada,pero es que me veía obligado a comentarlo, tranquilos que no caeré en el error de convertir este blog en un blog que merezca censura, y seguirá para todos los públicos.
Sin más me despido, pidiendo perdón antes por lo simple de esta entrada,pero es que me veía obligado a comentarlo, tranquilos que no caeré en el error de convertir este blog en un blog que merezca censura, y seguirá para todos los públicos.
miércoles, 13 de enero de 2010
Exámenes
Chuletas, red bulls, bibliotecas... y sobre todo nervios. Sí, estamos en exámenes, una vez más nos vemos obligados a tener que demostrar lo que sabemos, y es que como en la propia vida, no basta con saber, hay que querer demostrar y demostrar. Así que desde aquí lo único que puedo desearles es mucha suerte y que este período se haga lo más ameno posible. Y como diría un antiguo profesor mío, que Dios reparta suerte, porque como reparta justicia....
martes, 5 de enero de 2010
Me presento
Me gusta innovar, siempre y cuando sirva para algo, no es cuestión de innovar por el mero hecho de innovar, así que con el fin de no atentar contra el orden empezaré por donde debo empezar, por donde cualquier mortal lo haría, es decir, paso a presentarme.
Me llamo Daniel y nací un lunes por la mañana, evité así fastidiarles el fin de semana a mis padres. Sobra decir que por aquel entonces no había ni teléfonos móviles, ni Internet ni play stations, pero aún así recuerdo tener una infancia feliz.
Sin haber llegado a los 3 años comencé el colegio, y durante 12 años estuve viendo las mismas caras todas las mañanas, pese a ello, el último día de colegio me dio pena, y empecé a entender que a muchas de aquellas personas no las llegué a conocer tanto como yo creía.
Luego vinieron mis dos años de instituto, pasaron muy rápidamente, pero en parte contribuyó a que madura algo, el hecho de sentirse que está de paso hace que uno mire la vida de otra forma. Aún así guardo muy buenos amigos de aquella etapa.
Y casi sin darme cuenta llegué a la universidad, nunca he sido de esa clase de personas que tienen las cosas muy claras y por ello opté por estudiar Empresariales, puesto que era una de las carreras que menos puertas me cerraba. Todo tiene sus pros y sus contras, de hecho no creo que olvide el día que mi prima pequeña me preguntó qué iba a ser de mayor, aún sabiendo lo que estudiaba.
El caso es que si entablo la típica conversación de bar nadie me preguntará nada sobre la carrera, sino que surgirá la pregunta ¿estudias Empresariales, entonces conoces a …? Mientras que si alguien se cruza con un estudiante de Medicina, Derecho, Arquitectura… surgirán las preguntas clásicas, ¿tengo este hueso salido, es normal? ¿es verdad que es anticonstitucional negarte en la entrada en un bar? O ¿vas a diseñarme mi casa?
Lo que casi nadie sabe es que quizás nunca me enseñen a curar el cáncer o a trazar la circunferencia perfecta, pero sí me enseñarán que tras complejas fórmulas económicas siempre hay una enseñanza sobre la vida, y es que no se puede olvidar que la Economía nace de la escasez de recursos, y sin lugar a dudas el tiempo es el único y por consiguiente el más escaso de los recursos que tenemos. Nace así el término “coste de oportunidad” que resumido viene a decirnos que es casi más importante lo que dejamos de hacer que lo que realmente hacemos, y esa lección puede llegar a valer más de todo el dinero que llevo invertido en matricularme para la universidad, ¿por qué? Porque consejos así, al igual que el eslogan de un conocido anuncio, no tienen precio y hay que aplicarlos al mundo real, y aplicar al máximo el “carpe diem” y demás lemas sucedáneos.
Me llamo Daniel y nací un lunes por la mañana, evité así fastidiarles el fin de semana a mis padres. Sobra decir que por aquel entonces no había ni teléfonos móviles, ni Internet ni play stations, pero aún así recuerdo tener una infancia feliz.
Sin haber llegado a los 3 años comencé el colegio, y durante 12 años estuve viendo las mismas caras todas las mañanas, pese a ello, el último día de colegio me dio pena, y empecé a entender que a muchas de aquellas personas no las llegué a conocer tanto como yo creía.
Luego vinieron mis dos años de instituto, pasaron muy rápidamente, pero en parte contribuyó a que madura algo, el hecho de sentirse que está de paso hace que uno mire la vida de otra forma. Aún así guardo muy buenos amigos de aquella etapa.
Y casi sin darme cuenta llegué a la universidad, nunca he sido de esa clase de personas que tienen las cosas muy claras y por ello opté por estudiar Empresariales, puesto que era una de las carreras que menos puertas me cerraba. Todo tiene sus pros y sus contras, de hecho no creo que olvide el día que mi prima pequeña me preguntó qué iba a ser de mayor, aún sabiendo lo que estudiaba.
El caso es que si entablo la típica conversación de bar nadie me preguntará nada sobre la carrera, sino que surgirá la pregunta ¿estudias Empresariales, entonces conoces a …? Mientras que si alguien se cruza con un estudiante de Medicina, Derecho, Arquitectura… surgirán las preguntas clásicas, ¿tengo este hueso salido, es normal? ¿es verdad que es anticonstitucional negarte en la entrada en un bar? O ¿vas a diseñarme mi casa?
Lo que casi nadie sabe es que quizás nunca me enseñen a curar el cáncer o a trazar la circunferencia perfecta, pero sí me enseñarán que tras complejas fórmulas económicas siempre hay una enseñanza sobre la vida, y es que no se puede olvidar que la Economía nace de la escasez de recursos, y sin lugar a dudas el tiempo es el único y por consiguiente el más escaso de los recursos que tenemos. Nace así el término “coste de oportunidad” que resumido viene a decirnos que es casi más importante lo que dejamos de hacer que lo que realmente hacemos, y esa lección puede llegar a valer más de todo el dinero que llevo invertido en matricularme para la universidad, ¿por qué? Porque consejos así, al igual que el eslogan de un conocido anuncio, no tienen precio y hay que aplicarlos al mundo real, y aplicar al máximo el “carpe diem” y demás lemas sucedáneos.
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